Redescubrir a Federico García Lorca a través del flamenco
- José Manuel Gamboa y Zoraida Carandell presentan el proyecto F.G.L.: Flamenco García Lorca en Las mañanas de RNE
- Se trata de una propuesta cultural que busca explorar los vínculos entre la figura del poeta granadino y el flamenco
A Federico García Lorca (1898-1936) cuanto más se le estudia, más se le descubre. En la teoría, lo sabemos todo de él. Poeta, prosista, dramaturgo, símbolo universal. En la práctica "por suerte, es la historia interminable", asegura el periodista José Manuel Gamboa en Las mañanas de RNE, con Juan Ramón Lucas y Mamen Asencio. Porque todavía hoy, 127 años después de su nacimiento, siguen apareciendo piezas y facetas artísticas algo menos conocidas que nos obligan a recomponer su retrato.
Al granadino todos lo hemos recitado en clase o visto a través de sus personaje sobre las tablas. Sus obras se han traducido a decenas de idiomas llenando teatros de todo el mundo. Incluso sus piezas se han convertido en música. Y, sin embargo, caben las sorpresas.
Ahí está la cinta en la que acompaña al piano —sí, Federico tocaba y muy bien— a la "bailaora, cantaora y figura absoluta de la danza de la Generación del 27, La Argentinita", con quien "grabó Canciones Españolas Antiguas en 1930 (publicado en 1931)". "El álbum se volvió tan famoso que, cuando estalló la guerra, se utilizaron sus temas como canciones de combate cambiado la letra", cuenta Gamboa. O ahí están las imágenes inéditas recién descubiertas en casa de los Menéndez Pidal.
Y ahí está, sobre todo, el trabajo que, hasta 2027, abordarán especialistas de distintas disciplinas en el marco del proyecto F.G.L.: Flamenco García Lorca, un "programa fantástico e interdisciplinar", explica Zoraida Carandell, catedrática de Literatura Española Contemporánea de la Universidad Paris Nanterre, que busca la exploración de los vínculos entre la figura del poeta y el flamenco.
Porque sí, la relación de Lorca con el flamenco no es nueva. Su amor por tal disciplina era vox populi. "Vivía en Granada y el flamenco era parte habitual. Además, su familia ha sido siempre muy musical", apunta Gamboa. Basta asomarse a Poema del cante jondo (escrito en 1921 y editado en 1931), con sus interpretaciones líricas del sentimiento de las soleares, las seguiriyas, las peteneras y saetas; o sumergirse en Romancero gitano (1928) —donde el espíritu del cante atraviesa cada línea, incluso sin nombrarlo—, para corroborarlo.
"Hay mucha tela que cortar. Aunque parezca que está todo visto, en absoluto", advierte Gamboa con conocimiento de causa. Lo ha vivido en primera persona. "Me ha tocado revisar las grabaciones de las versiones flamencas de sus poemas", cuenta. "Los flamencos —añade— fueron los primeros, y con diferencia, que trabajaron sobre su obra. Hay más de 5.000 discos con obra de Lorca. De flamenco, habrá alrededor de 400 localizados, de momento".
Porque a la colaboración con la Argentinita le sucedieron otras. "Lo siguiente que se hace sobre él es de La Niña de los Peines, en el 35, con Los cuatro muleros a la guitarra de Niño Ricardo", puntualiza. Y, aunque después llegase el silencio forzado, la realidad es que hubo más. Mucho más. Eso sí, quizá, subraya el experto, sin la firma del poeta.
"Con la Guerra Civil nos lo quitan de mala manera, la gente se asusta y no se atreven a poner el nombre de Federico García Lorca. Por ejemplo, en 1942 El niño de Marchena graba Los cuatro muleros bajo el título de Cármenes Granaínos y atribuye la autoría a Hermenegildo Montes". "No estaba ni censurado ni prohibido, pero imperaba el miedo", detalla el periodista. "Cuando se cantaban cosas de Federico, la policía te daba toquecitos".
Un "duende" inmortal que traspasó fronteras y superó barreras
Y también, afortunadamente, hay más del Lorca flamenco porque su genio no entendía de idiomas. Su talento, su "duende" —esa "creación poética y literaria" que se inventó para definir la magia del cante jondo en 1933 durante su conferencia Teoría y juego del duende, en Buenos Aires—, traspasó fronteras y derribó barreras.
"Durante los años 40 y 50, en Francia hay muchísimos discos que le rinden homenaje o que cantan con Lorca. En Estados Unidos también. La mayoría de sus grabaciones se elaboraron en esos países. Su obra tuvo un éxito planetario. Solo en España era difícil", sostiene Carandell.
Pese a todo, "en la música está siempre la vida de Federico", insiste Gamboa. "Para él, es una inspiración extraordinaria y en su poesía se respira", apuntilla Carandell. Daban igual la época y las circunstancia; el cante lo era todo para el autor de La casa de Bernarda Alba. Incluso cuando apenas se hablaba de ello.
"Fue uno de los responsables del primer concurso de arte flamenco de 1922 de Granada, junto con Manuel de Falla. El evento se celebró en un momento en el que él era un veinteañero y en el que se sabía muy poco del flamenco. Uno escuchaba los cantes, los escasos espectáculos que hubiera y los gramófonos, pero apenas había nada escrito. Federico realmente fue un avanzado en su divulgación. Aunque, como todo avanzado, muchas de las cosas que dice son erróneas. Pero, para eso se realizan estas jornadas", concluye el periodista.
Las mañanas de RNE