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Hábitos que protegen el cerebro y previenen enfermedades neurológicas

  • Las enfermedades neurológicas son la principal causa de discapacidad y la segunda de muerte en todo el mundo
  • En Tras la tormenta, el presidente de la Sociedad Española de Neurología, Jesús Porta-Etessam, ofrece consejos para prevenirlas
Un médico, con bata blanca y estetoscopio, examina un modelo anatómico del cerebro y una radiografía de la columna vertebral, posiblemente para el estudio y diagnóstico de enfermedades.
Las enfermedades neurológicas son la principal causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en todo el mundo. ISTOCK

Casi la mitad de la población mundial padece alguna enfermedad neurológica. En cifras, 3.400 millones de personas —el 43% de la humanidad—conviven con algunas de estas dolencias. Las más frecuentes son las cefaleas, incluidas las migrañas, seguidas de la epilepsia, ictus o alzhéimer. Pero también el párkinson, la esclerosis múltiple o los trastornos del espectro autista. Aunque la lista no termina ahí. Es mucho más extensa. Y más compleja.

Compleja, primero, porque las estadísticas no incluyen a quienes acompañan. Detrás de cada caso hay familias, amigos y cuidadores que también cargan con las consecuencias. A ellos también les duele y ellos también lo sufren.

Y compleja porque el paraguas que las agrupa abarca patologías muy diversas entre sí. Ni el diagnóstico, ni el tratamiento o el pronóstico —ni siquiera la prevalencia— son comparables.

Todas, sin embargo, comparten un punto en común: el daño en el sistema nervioso —central o periférico— que puede alterar por completo la calidad y el tiempo de vida. Las enfermedades neurológicas son la principal causa de discapacidad y la segunda de mortalidad en todo el mundo, siendo responsables de 9 millones de fallecimientos al año. Solo en Europa su coste económico equivale a la suma de todas las enfermedades cardíacas, el cáncer, y la diabetes.

Son datos que sobrecogen. Impresionan, pero no calan. "No somos conscientes, ni a nivel popular ni fuera del ámbito médico, de lo que significan", lamenta el doctor Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en Tras la tormenta, con Cristina Hermoso de Mendoza.

Y esa falta de concienciación se traduce en una inacción. "No se están tomando medidas para cambiar la tónica", denuncia Porta-Etessam, que avisa: "Las enfermedades neurológicas están aumentando. Nos debemos plantear qué sistema sanitario va a soportar, qué familias vamos a ser capaces de aguantar y qué personas vamos a padecerlas en un futuro", que no es tan lejano ya.

Su impacto, de hecho, se verá acentuado más pronto que tarde. En las próximas décadas crecerá debido al aumento progresivo de la esperanza de vida y la consiguiente aparición de patologías neurológicas asociadas a la edad.

De ahí la importancia de actuar ya. Ahora. Cuanto antes. Porque es posible. Desde el presente, todos, disponemos de la oportunidad de llegar al futuro más sanos.

Día Mundial del Alzheimer, que padecen en España más de 800.000 personas

"No basta solo con cambiar el sistema sanitario para dar respuesta los pacientes actuales, es aún mucho más importante tomar medidas de prevención —subraya Porta-Etessam—, porque muchas enfermedades neurológicas se pueden prevenir. Podemos modificar su evolución natural".

Por ejemplo, "el alzhéimer podría prevenirse en un 30-40 % de los casos y el ictus hasta en un 90%", insiste. También la epilepsia. En torno a un 30 % de los diagnósticos, podrían evitarse con medidas adecuadas.

¿Cómo cuidar el cerebro y reducir riesgos?

"De todo lo que hemos estudiado el ejercicio físico es lo que más beneficio y mayor prevención supone frente a enfermedades como el alzhéimer", asegura Porta-Etessam. Y lo mejor es que no es necesario segur una rutina estricta o exigenste.

El gimnasio es una excelente opción, sí. También la práctica de cualquier deporte. Pero, el simple hecho de subir escaleras o elegir caminar en lugar de moverse con el transporte público ya marca la diferencia. En especial, "en el adulto y en el adulto mayor, a partir de los 40 años". El motivo es un 3 en 1.

"Al hacer ejercicio físico se liberan unas sustancias en el cerebro que, primero, activan las neuronas, segundo, facilitan la neurogénesis, y tercero, protegen el sistema cerebrovascular", detalla el colegiado. Es un factor de protección.

Cero consumo de tóxicos

Como también lo es el evitar los tóxicos. Sean cuales sean. "Hay que tener muchísimo cuidado con las nuevas drogas, con el tabaco, la contaminación, aunque no sea una droga, y con el alcohol", recuerda Porta-Etessam. Porque todos y en todas cantidades resultan perjudiciales.

"Un consumo bajo es de bajo riesgo, pero es un consumo de riesgo. No podemos trasmitir la idea de que una copa de vino todos los días es bueno porque ya hay estudios que confirman que no lo es", advierte.

Las relaciones sociales: clave en todas las etapas de la vida

Justo al contrario de lo que ocurre con las relaciones sociales. Hablar, reír o compartir tiempo con otros mantiene la mente activa —"incluso en las personas con más dificultad en la socialización"—, estimula la empatía y fortalece las redes neuronales en todas las etapas vitales.

"Hay muchas enfermedades neurológicas que debutan como psiquiátricas y muchas psiquiátricas que tienen síntomas neurológicos". Por eso, insiste el doctor, "tenemos que cuidar tanto la parte cognitiva como la emocional. El conjunto hace que el cerebro esté mucho más sano ahora y en el futuro. Por ejemplo, se sabe que las demencias tienen como factor de riesgo la depresión".

En este sentido, recalca el experto, es clave tratar aquellas dolencias que supusieran limitaciones interactivas, como las cataratas o la hipoacusia. "En personas mayores, operarse de una catarata que les dificulta la visión y/o usar un audífono para poder escuchar bien les da un estímulo y un contacto social que evita el riesgo que tiene la privación sensorial a la hora del desarrollo del deterioro cognitivo", explica Porta-Etessam que, sin embargo, avisa: modificar hábitos o solucionar afecciones es básico sí, pero no siempre posible. Una cosa es decirlo y otra poder llevarlo a cabo.

"Para cambiar los hábitos no solamente hay que recomendarlo, sino facilitarlo. Por ejemplo, acercando los gimnasios a las personas mayores o mejorando la educación en lugares donde más deprimidos". Porque el futuro se cuida desde el presente y en él influye el pasado.

"Una persona que nace en un sitio con dificultades de acceso al colegio y con un nivel socioeconómico bajo tiene un 450% más de posibilidades de padecer alzhéimer frente a ese mismo cerebro que nace en un ambiente con nivel socioeconómico normal y con la oportunidad de tener unos estudios", sentencia el doctor Porta-Etessam.