Descubre cómo ha sido el emocionante final de 'La Moderna'
- Descubre qué pasará con todos los personajes tras la guerra
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La gran pregunta ha sido resuelta, el final de Emiliano Pedraza está definido y el del resto de personajes de La Moderna también. La serie ha acabado por todo lo alto con una resolución de tramas que ha gustado a casi todos los espectadores. ¿Quién ha muerto? ¿Qué dos bodas se celebrarán? ¿Qué pasó con todos ellos al explotar la guerra civil española? ¡Sigue leyendo!
Rodrigo salva a Pepita
Rodrigo llega a tiempo de interponerse entre Pepita y Emiliano, pero para Emiliano no hay obstáculo imposible de sortear. Es más, para él, la llegada de Rodrigo es casi una bendición, pues su objetivo es matarlos a ambos y así podrá acabar antes su tarea. Lejos de lo que él imaginaba, Rodrigo consigue despistarle y desarmarle haciéndose con la pistola para apuntar a Emiliano. Es justo en ese momento cuando llega la policía y detienen al villano de La Moderna.
Aunque Emiliano se marcha amenazando a Rodrigo y Pepita, ninguno de los dos volverá a escuchar o a ver a Emiliano. Ambos vivirán felices junto al resto de la familia Pedraza, que disfrutará de su libertad tras la detención de Emiliano.
La mansión Pedraza se convierte de ese momento en un hogar de igualdad en el que Maruja y Pepita se tratan como grandes amigas y reciben a sus respectivos hijos con el cariño que siempre debieron ser tratados.
Teresa le pide matrimonio a Cañete
Se ha hecho de rogar, pero finalmente hemos podido ver la pedida de matrimonio de Teresa a Cañete, y sí, has leído bien. Tras semanas persiguiendo el momento perfecto, Cañete ha visto como su querida Teresa se adelantaba y le pedía matrimonio. La encargada del local ha hincado rodilla para pedirle al jefe de camareros que den un paso más en su relación. Un momento tan precioso como esperado que nos ha dejado con ganas de más.
No son los únicos que se casan, pues Agustín e Inés también han anunciado que no quieren esperar más. La vida es demasiado corta y hay que aprovecharla, y por eso, las dos parejas han decidido casarse en quince días. Para entonces, Laurita y Celia volverán de Túnez, el primer lugar elegido para iniciar el gran viaje de sus vidas.
Y no es el anuncio de una boda, pero sí una gran noticia el ascenso de Miguel, que ha conseguido que don Salvador le ascienda a encargado de todas las librerías de la familia. Un gran paso para él y para Trini ahora que van a aumentar la familia.
¿Y qué pasará después?
Vino la guerra y todos perdieron parte de la vida. Don Fermín fue el primero en caer. El dueño del salón de té fue detenido y un tribunal popular lo juzgó por burgués. Una noche, al alba, lo sacaron y nunca más se supo de él. Teresa, siempre fiel, no perdonó a quiénes le mataron y cruzó la línea del frente para unirse como auxiliar de intendencia a los enemigos de don Fermín. Cañete, por supuesto, se fue con ella y se alistó en su unidad para que no los separarán. Por suerte, cuando terminó la guerra, fueron felices juntos.
A Inés y Agustín el principio de la guerra les pilló en Hollywood, porque la película fue un gran éxito y aprovecharon la oportunidad para hacer las Américas, ¡y menos mal! Quizás habrían sucumbido como lo hizo Marcelina, luchando en la Ciudad Universitaria; o Celia, víctima de un obús mientras cubría con Laurita como reporteras la batalla del Ebro. Laurita nunca logró superar esa pérdida ni a rehacer su vida. Lo mismo le ocurrió a Pietro, que, sin Antonia ni Fermín, ya nada tenía sentido en España y decidió marcharse a Venezuela. Allí abrió una pastelería italiana que se llamó Insieme en honor a Antonia.
Maruja y Pepita volvieron de Argentina y junto a Rodrigo, Paula, Iván y Mercedes, consiguieron que la mansión Pedraza fuese un lugar de refugio para los perseguidos durante la guerra. Sobrevivieron juntos a la guerra y a la paz, no como Emiliano, que murió solo en la prisión de forma cruel.
Miguel siguió trabajando en librerías y editoriales mientras ampliaba su familia junto a Trini. Por suerte, la guerra apenas afectó a Marta y Salvita que siguieron viviendo en París. Matilde e Íñigo pudieron cuidar de su familia numerosa y tuvieron un gran éxito con su bodega, que cada vez fue teniendo más éxito, en concreto con su vino más especial, el “Moderno”. Esperanza acabó sus estudios, volvió a Estepa y allí ejerció como maestra, cumplió el sueño de Matilde y demostró que nunca es tarde para hacer un sueño realidad.
La guerra les golpeó a todos y nunca fueron los mismos, pero el amor, el cariño y el tiempo compartidos, nunca se olvidaron, como no lo haremos nosotros con esta serie tan especial. ¡Hasta siempre, moderners!