¿Cuánto puede subirme el alquiler mi casero en 2023?
- No se podrá revisar la renta en más de un 2%, aunque el IPC esté en un 8% o un 14%
- ¿Qué hacer si desde La Propiedad (música ominosa) ignoran la ley y fuerzan la máquina para exprimir ese delicioso limón desesperado que eres (música de violines) tú?
¿Eres inquilino? ¿Precario? ¿El alquiler se lleva casi la mitad de tu sueldo? ¿Vives con gente que te cae mal (examigos, locos inquietantes, seres anodinos y omnipresentes que teletrabajan en el sofá donde te gustaría ver la tele, pero no puedes, porque están ellos; tu pareja, de la que en el fondo piensas que ojalá fuera expareja) porque no puedes hacerlo solo? ¿Cada avería de un electrodoméstico supone el inicio de una guerra fría de whatsapps con los dueños de tu piso que te pudre el pecho a poquitos por la ansiedad y la rabia contenida? Tenemos buenas noticias para ti. Y malas para tus caseros.
El Gobierno ha anunciado que, a lo largo del 2023, se mantendrá en vigor el tope del 2% a la subida de los alquileres conforme al IPC. La medida fue implantada en marzo de 2021 para paliar los efectos de la inflación, desbocada a causa de la crisis energética y la guerra de Ucrania. En un principio, debía durar tres meses, pero el sostenimiento inflacionario –la tasa de variación anual del IPC está en un 5,8%– ha obligado a sucesivas prórrogas. De modo que no, tu casero no podrá revisar la renta del alquiler en más de un 2%, y no podrá hacerlo aunque el IPC esté en un 8, en un 10 o en un 14%. Victoria para los pobres, derrota para el rentismo. Pero: ah. ¿Qué hacer cuando desde La Propiedad (música ominosa) insistan en ignorar la ley y fuercen la máquina para exprimir ese delicioso limón con forma de currela desesperado que eres (música de violines) tú?
5 pasos para echar un pulso a tu casero
Joaquín Fontes es abogado especializado en arrendamientos y tiene una visión completa de nuestro conflicto. Por un lado, trabaja dando cobertura legal a una empresa que saca rendimiento económico de su patrimonio inmobiliario mediante el alquiler; por otro, a título individual, lleva casos de inquilinos. El especialista nos ofrece cinco consejos para hacernos fuertes detrás del decreto ley gubernamental y no ceder más del 2% exigible.
1. DIÁLOGO
“Lo primero que debemos hacer si nos llega una subida de este tipo y no queremos hacer frente a ella es hablar con la propiedad”, explica Fontes. Aunque la ley esté en nuestra mano –y lo está– es necesario mantener una cierta danza de ladina cordialidad entre las dos partes para asegurarnos que, en la siguiente renovación del contrato, no nos echen. Suena duro, pero el letrado es claro a la hora de exponer cuál suele ser el criterio seguido por los rentistas inmobiliarios en caso de roce: “Si no estás dispuesto a que te hagan esa subida, sabes que en la siguiente renovación del contrato el propietario no te va a renovar. ¿Por qué? Porque él quiere obtener una renta de su propiedad”. La situación puede asemejarse a la de un chantaje: o aceptas algo ilegal o, en cuanto sea posible, tu casa deja de ser tu casa. Y a nadie le gusta que le chantajeen; por eso debemos pasar a la acción si no nos hacen caso por las buenas.
2. TODO POR ESCRITO
“Una vez se haya roto el diálogo entre casero e inquilino, todo tipo de comunicación debe darse por escrito. Hay que acreditarlo todo por si acaso en algún momento se llega a una reclamación judicial”, nos indica el abogado. Nada de llamadas de teléfono; hay que rechazar los intentos de la otra parte de torear la comunicación escrita y tratar de reconducirla a la informalidad para guardarnos las espaldas.
3. REDACCIÓN DE NUESTRA POSTURA
Así que bien, hay que escribir, pero ¿qué? Joaquín Fontes aboga por una notificación concisa que remita en todo momento al texto legal que nos sirve de cobertura. “Hay que comunicar que no aceptamos la subida porque el máximo permitido por ley es un 2%. Es recomendable que acompañemos un enlace al decreto ley correspondiente”.
4. DEVOLUCIÓN DEL RECIBO
Gran parte de las rentas por alquiler están sujetas a domiciliación bancaria. ¿Qué hacemos si el casero ignora la ley y nos pasa un recibo con una subida superior al 2%? Lo has adivinado: devolverlo. La operación genera unos gastos de devolución, pero en este caso no te corresponderían a ti. “No es una causa imputable al inquilino”, explica Fontes.
5. EL BUROFAX
No hay danza legal sin el temido burofax, cumbre humana de la tirantez administrativa. “Poner un burofax” suena muy a folclórica despechada, pero es lo que nuestro asesor legal nos encomienda como paso necesario junto a la devolución bancaria. “Si te ponen un recibo superior, debes enviar una carta a tu casero por burofax haciéndole saber que el importe adeudado no se corresponde con el alquiler conforme a las conversaciones mantenidas, razón por la cual se procede a la devolución”.
El mito del buen casero
Cabe preguntarse cómo es posible que, ante una norma legal tan clara, haga falta batallar, esforzarse y sudar ansiosamente para defenderse del exprimidor rentista. Fontes cree que no todos los propietarios son malos de tebeo y que algunos ni siquiera conocen la ley. “Hay mucho casero que es gran tenedor y alquila por cuestiones puramente mercantilistas, pero hay otros propietarios que responden a un perfil más humilde, gente que ha heredado un piso o lo ha comprado con mucho esfuerzo y se encuentra con que, ahora mismo, las subidas de electricidad y gas, a través de derramas comunitarias, les están ahogando”, razona el abogado.
Aparece aquí un arquetipo conocido por todos: el buen casero, un sujeto desdentado y tembloroso, que humanamente se cae de lo bueno que es, y que complementa la pensión miserable que le ha dejado el gobierno alquilando un pisillo que tiene por ahí. Más allá de que la expresión “gran tenedor” parezca remitirnos estéticamente más a los tridentes ursulinos de los poseidones que a la depredadora naturaleza de los fondos buitre, lo cierto es que la realidad de las grandes ciudades desmiente ese mito del buen casero. Según datos del estudio del Observatorio de la Vivienda de Barcelona, basado en los contratos registrados en la ciudad condal, el 61,3% del mercado del alquiler está en manos de multipropietarios, esto es, caseros con varios pisos. Los que tienen un mínimo de tres pisos alquilados representan el 51,4%.
¿Es suficiente la medida del 2%?
Frente a este reparto abusivo del parque inmobiliario, cada vez son más las voces que se muestran favorables a ir más allá de ese 2% en las actualizaciones por el IPC. Pablo Martínez es doctorando en sociología urbana y portavoz del Sindicato de Inquilinos de Madrid. En conversación telefónica, asegura que desde su organización ven la medida del gobierno como “positiva pero insuficiente” porque no ataja ni los nuevos contratos ni las renovaciones. “Cada vez que se firma un nuevo contrato, se hace con los precios abusivos en los que está inserto el mercado del alquiler. Desde 2015 los precios no han parado de subir. Lo que necesitamos es una nueva Ley de Vivienda a imagen y semejanza de otros países europeos que regule los precios y obligue a bajarlos en las zonas donde sea necesario”, argumenta.
El Sindicato de inquilinos no está solo. Según una encuesta realizada por la casa demoscópica Simple Lógica, un 66% de la población se inclina por establecer un tope real a los precios del alquiler. La estadística no sorprende si tenemos en cuenta que, según los datos del Observatorio de Vivienda Asequible de Provivienda, solo el 16,75% de los jóvenes puede emanciparse en nuestro país: la peor cifra en más de 20 años.