Las películas que hicieron inmortal a Brigitte Bardot: de 'Y Dios creó a la mujer' a 'Viva María' y 'El Desprecio'
- Bardot, fallecida este domingo, deja tras de sí un legado de casi medio centenar de filmes
- La actriz francesa se retiró del mundo del cine a los 39 años para defender los derechos de los animales
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La muerte de Brigitte Bardot no puede borrar todo un gran legado tras de sí en el cine. Con casi 50 películas a sus espaldas, la actriz y cantante francesa, todo un mito erótico de mitad del siglo XX, nos deja grandes títulos que quedarán para la posteridad y que, de alguna manera, la hacen inmortal.
Bardot combinaba papeles de mujer empoderada y libre y de objeto sexual. Su influencia la convirtió en un icono que recibió la admiración de intelectuales franceses como la novelista y guionista Marguerite Duras, la filósofa feminista Simone de Beauvoir, o los aclamados directores de cine Jean-Luc Godard y François Truffaut, por su autenticidad y su desafío al patriarcado a través de la libertad sexual.
Estas son alguna de las películas que han quedado para la historia:
Y Dios creó a la mujer (1956)
Es la película que la llevó al estrellato. Trataba, según el director de la misma, Roger Vadim (con quien Bardot se casó a los 18 años) de "una chica de su tiempo, que se ha liberado de todo sentimiento de culpa, de todo tabú impuesto por la sociedad, y cuya sexualidad es completamente libre".
En este filme dramático y romántico encarna a Juliette Hardy, una huérfana de arrolladora sensualidad que vive con unos tutores y que se convierte en objeto de deseo en Saint-Tropez (localidad litoral del sur de Francia). La película está co-protagonizada por Jean-Louis Trintignant (su amante en la vida real) y Christian Marquand.
La cinta pasó a la historia por su baile sensual en medio de un bar al son de un mambo, que escandalizó a parte de la sociedad francesa de la época por sus exóticos movimientos pélvicos pero que la llevó al triunfo en EE.UU., al tiempo que se instauraba la 'bardotmanía' y la actriz se convirtió en una sex-symbol internacional.
La verdad (1960)
La Verdad es considerada la película en la que Bardot alcanza su cumbre interpretativa en la piel de Dominique Marceau. Dirigida por Henri-Georges Clouzot (famoso por sus intrigas psicológicas), relata la historia de una joven juzgada por el asesinato de su examante (interpretado por Sami Frey).
Aquí, Bardot se encuentra en el centro dramático de los duelos dialécticos entre los abogados de la acusación y la defensa para dirimir si su personaje actuó por pasión, venganza, desesperación o si fue un accidente. El filme es una crítica mordaz a la hipocresía y la doble moral de la sociedad francesa de la época. Durante su rodaje, Bardot y Frey iniciaron un tumultuoso romance.
El desprecio (1963)
Obra de culto de la nueva ola francesa (la 'Nouvelle Vague') de los años 60. Aquí, Bardot se pone a las órdenes de Jean-Luc Godard para representar, mediante el personaje de Camille Javal, la desintegración de un matrimonio fruto de la falta de comunicación con su pareja (el actor Michel Piccoli).
La película, una crítica también a la mercantilización del cine, incluye una memorable escena por exigencias de los productores donde Bardot, desnuda en la cama, le pregunta a Piccoli qué partes de su cuerpo le atraen más. La película fue prohibida para menores de 18 años en su estreno y todo un éxito en cines para Godard.
¡Viva María! (1965)
Bajo la dirección de Louis Malle, otro referente de la 'Nouvelle Vague', y con guion coescrito por Jean-Claude Carrière (habitual colaborador de Luis Buñuel), ¡Viva María! une a Bardot con Jeanne Moreau, otra musa del cine francés de los años 60. Ambientada a inicios del siglo XX durante una revolución en América Latina (la imaginaria República de San Miguel), las dos carismáticas mujeres rompen clichés y terminan liderando el movimiento de lucha por la libertad.
La acogida de la crítica fue tibia, pero la película atrajo a casi 3.5 millones de espectadores en Francia.
El oso y la muñeca (1970)
Traducido en España como El oso y la muñeca, el filme de Michel Deville fue uno de los últimos en el que Bardot trabajó, antes de retirarse en 1973. Considerada una comedia ligera, la película podría considerarse como La Bella y la Bestia 'sui géneris'. Bardot, una 'muñeca' parisina elegante, divorciada y sofisticada y rodeada de pretendientes, se obsesiona por Jean-Pierre Cassel, el hosco 'oso' violoncelista que ignora los encantos de la actriz.
En este filme, el director Deville logra una comedia encantadora sobre dos seres opuestos, con matices decididamente feministas.
Bardot se retiró definitivamente del mundo del cine en 1973, cuando tenía solo 39 años y estaba en la cúspide de su popularidad. El detonante fue, precisamente, su última película, titulada La historia muy buena y muy alegre de Colinot Trousse-Chemise. En ella, vio una cabra que iba a ser sacrificada para una escena y decidió comprarla y salvarla. Tras aquello, decidió dejar el mundo del cine por considerarlo frívolo y dedicarse de lleno al activismo en pro de los derechos de los animales.