Birmania acude a las urnas en medio de una guerra civil y una crisis humanitaria
- La población vota en medio de una guerra civil y una profunda crisis humanitaria
- Estos comicios se celebran pese a la ausencia de oposición representativa por la ilegalización de partidos
En Birmania (Myanmar) cierran las oficinas de votación para las elecciones convocadas por la junta militar que detenta el poder desde 2021, pese a la ausencia de oposición representativa por la ilegalización de los principales partidos prodemocráticos y el encarcelamiento de algunos de sus líderes, incluida la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Terminan los 60 días de campaña política para las elecciones generales convocadas por la junta militar que detenta el poder y señaladas de fraudulentas por la oposición democrática.
La junta militar convoca las primeras elecciones desde la asonada, con Naciones Unidas y Occidente en contra, pero respaldadas por China y Rusia, sus aliados económicos y militares. El líder de la junta, Min Aung Hlaing, que está sometido a sanciones internacionales al ser considerado responsable de violencia contra civiles, convocado estos comicios, que se están realizando prácticamente sin observación extranjera y con los líderes de la oposición prodemocrática presos o exiliados.
La población acude a las urnas en medio de una guerra civil que ha devastado partes del país, así como contra una de las peores crisis humanitarias de Asia. Birmania, que ya era uno de los países más pobres del Sudeste Asiático, se ha visto afectado por un conflicto desencadenado por un golpe de Estado en el que los militares derrocaron a un gobierno civil electo. La crisis humanitaria en este país asiático es una de las más graves del continente, impulsada por la intensificación del conflicto y los repetidos desastres naturales.
Las elecciones arrancan nueve meses después del terremoto de 7,7 que sacudió el centro del país, al tiempo que dejó unas 3.700 personas víctimas mortales y una destrucción masiva que empeoró las condiciones de vida en Birmania, donde la ONU estima que un tercio de la población tiene necesidades básicas insatisfechas.
La junta gobernante ha ocultado previamente información sobre la grave crisis alimentaria que asola al país, presionando a los investigadores para que no recopilen datos sobre el hambre y a los trabajadores humanitarios para que no los publiquen. Además, han reprimido a la libertad de prensa desde el golpe. Según Naciones Unidas, Birmania es una de las operaciones de ayuda con menor financiación del mundo, con solo el 12% de los fondos necesarios recibidos.
6.800 civiles muertos en el conflicto
Los recortes estadounidenses a la ayuda humanitaria están teniendo un impacto devastador en la población, según el relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en el país. La ONU estima que 20 millones de los 51 millones de habitantes de Birmania necesitan ayuda, ya que la inflación galopante y el desplome de la moneda empujan a aproximadamente la mitad de la población por debajo del umbral de la pobreza.
Más de 3,6 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, con más de 6.800 civiles muertos en el conflicto desencadenado por el golpe de Estado, según estimaciones de la ONU. Además, esta semana, Naciones Unidas ha pedido a la junta dejar de usar la violencia para obligar a las personas a votar, al denunciar que los militares amenazan a civiles con ataques aéreos y con confiscar bienes si no participan en estos comicios, que el organismo multilateral tilda de fraudulentos. Según ONG, desde febrero de 2021 se han documentado 96 masacres contra civiles perpetradas por el Ejército y 63 municipios están regidos por ley marcial.
Con la creciente violencia que obliga a un número cada vez mayor de personas a huir, más de 12 millones de personas en Birmania se enfrentarán a una hambruna aguda el próximo año, incluyendo 1 millón que necesitará apoyo vital, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Más de 16 millones de personas en el país asiático padecen inseguridad alimentaria aguda, lo que significa que la falta de alimentos amenaza sus vidas y sus medios de vida, según estimaciones del PMA.
Constituyen el quinto grupo más grande que necesita ayuda en todo el mundo, lo que convierte a Birmania en un foco de hambruna de gran preocupación, según la agencia. Se estima que más de 540.000 niños en todo el país sufrirán este año desnutrición aguda (una condición potencialmente mortal que puede tener consecuencias graves y permanentes), lo que representa un aumento del 26 % con respecto al año pasado, según el PMA. Uno de cada tres niños menores de cinco años ya sufre retraso en el crecimiento, según el PMA.
Mala gestión económica
La economía del país, considerada en su momento una de las más prometedoras de la región, ha atravesado dificultades en los últimos años, afectada por la guerra civil, los desastres naturales y la mala gestión. Sin embargo, a pesar de los desafíos, la economía de Birmania muestra algunas señales de mejora y se estima que el crecimiento de su PIB repuntará al 3% en el próximo ejercicio fiscal, según informó el Banco Mundial este mes.
El crecimiento proyectado está impulsado por la reconstrucción tras el terremoto y la continua asistencia específica para las zonas más afectadas, aunque se espera que la inflación se mantenga por encima del 20%.
Con el deterioro del suministro eléctrico, que expone a millones de personas a apagones crónicos, hogares y empresas recurren cada vez más a la energía solar para obtener energía confiable.
Rusia, que ha estado estrechando lazos con la junta, firmó un acuerdo de inversión con Birmania en junio que, según afirmó, podría abrir nuevas oportunidades para las empresas energéticas rusas en el país del sur de Asia.
Los comicios tienen lugar solo en 102 de los 330 municipios de la nación asiática, pues el Ejército no controla 56 de esos territorios, gobernados por guerrillas étnicas o grupos prodemocráticos. Además, la junta militar prepara una segunda y tercera fase electoral previstas para el 11 y 25 de enero, respectivamente, en otras 172 localidades, muchas de ellas con disputas activas en decenas de localidades, unas con mayor belicismo que otras.
Estas elecciones buscan llenar 498 de los 664 escaños del Parlamento bicameral, ya que el Ejército elige al 25 % del Ejecutivo a través de una potestad constitucional. A ellos concurren un total de 57 partidos —de los que solo seis son de carácter nacional— que han presentado 4.963 candidatos.