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Los ucranianos ante su cuarta Navidad en guerra: "Sólo pido que me devuelvan el futuro"

Una pareja contempla el árbol de Navidad situado en la plaza Santa Sofía en Kiev
Una pareja contempla el árbol de Navidad situado en la plaza Santa Sofía en Kiev Tetiana DZHAFAROVA / AFP
AITOR SÁNCHEZ

Ucrania afronta su cuarta Navidad en guerra. Cuatro navidades ya llenas de incertidumbre, de miedo, de apagones y de aprender a disfrutar de un período destinado a la celebración con pocos motivos para celebrar. En este nuevo capítulo del podcast 'Diario de Ucrania', al igual que hemos hecho en los tres años anteriores, hablamos con Tatiana, Oleksander, Tatiana, Ígor, Iryna y Bohdan, cinco hispanistas ucranianos que nos ayudan a entender cómo se vive la Navidad en un país que lleva cuatro años sufriendo la invasión rusa.

El "coloquio navideño" que mantenemos cada mes de diciembre con ellos nos sirve para medir el estado de ánimo del país. Este año, la principal diferencia respecto a otras charlas es la desconfianza política que expresan hacia el Gobierno ucraniano.

Un año de decepción política

El último escándalo de corrupción que ha salpicado a Volodímir Zelenski y que obligó a dimitir a su número dos, Andrii Yermak, ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos ciudadanos ucranianos y ha puesto de manifiesto que el cierre de filas de la población con el Gobierno que se produjo al inicio de la invasión da signos de agotamiento. "Ha sido un año de decepción con nuestro presidente y la mayoría que le apoya en el Parlamento. El nivel de nuestros gobernantes no se corresponde con la cantidad de sangre que derraman nuestros heroicos soldados", dice Ígor. "La corrupción es sólo el último paso. Antes cometió otros errores. Me parece que hemos gastado dinero en cosas que no valen nada y hemos perdimos mucha autoridad en la arena internacional".

Bohdan también comparte esa preocupación. "Hay que cambiar muchas cosas. Cómo podemos renovar el país sin cambiar a las élites políticas. Zelenski prometió hacerlo, pero los esquemas del pasado continúan. Es un problema serie, pero claro, ahora nuestro problema número uno es Rusia". Un diagnóstico que comparte Tatiana. "Estas élites políticas, que parecían totalmente nuevas, se han convertido en las de antes. Tengo dudas de que hayamos aprendido la lección, creo que vamos a repetir los mismos errores de antes cuando haya elecciones", lamenta.

Los apagones y la vida cotidiana

Los cinco coinciden en que la mejor receta para sobrellevar la situación que les ha tocado vivir es intentar centrarse en el día a día, "es sus mundos pequeños", como dice Iryna, que ha aprendido a convivir con los apagones. "No suelo tener muchos, pero hubo dos inesperados: en uno de ellos se me quemó el frigorífico y en otro el ordenador. Ahora no me atrevo a conectar la lavadora por miedo a que se me queme. Gracias a Dios no hay hambre, hay medicinas y productos de todo tipo".

Esa escasez de luz condiciona también los preparativos navideños. "Yo quiero hacer pato al horno en Navidad. Estoy pensando en cómo conservarlo con estos cortes de luz tan largos y no sé si voy a poder meterlo al horno durante dos horas", nos cuenta Tatiana. Al mismo tiempo, esos apagones provocan que haya más ambiente navideño en las calles. "Aquí en Odesa, los apagones son muy largos, de hasta ocho horas seguidas. A las cuatro de la tarde es de noche y si no tienes electricidad, con la casa a oscuras, pues vas a la calle. Hay muchísima gente paseando con niños. Los centros comerciales están abarrotados porque ahí sí que hay generadores de electricidad. Los pequeños comercios, restaurantes, cafés, peluquerías también tienen su propia generación de energía y ponen unas lucecitas que nos dan vida".

Los deseos para 2026

Pensando en el nuevo año, los cinco comparten el mismo anhelo de años anteriores, que vuelva la paz. La mayoría de lo que le piden a 2026 están relacionados con el fin de la guerra. "Yo deseo que se abran los aeropuertos. Antes viajaba tres o cuatro veces al año. Uno de mis deseos navideños es que se abra el cielo", confiesa Iryna.

Tatiana quiere que le devuelvan su futuro. "Me lo están quitando día a día. No puedo hacer planes. Los que me gustaría hacer me parecen irreales, ilusorios, fantásticos, y yo soy una persona muy realista. Necesito algo palpable y lo único que tengo ahora es el día de mañana. Te acuestas por la noche y nunca sabes si te vas a despertar. Yo vivo en una zona en la que todos los ataques pasan sobre mi cabeza. Y es una sensación de que no tienes futuro", lamenta.