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Dios, patria y familia: los pilares ideológicos de Kast, el nuevo presidente de Chile

  • Kast, líder del partido hermano de Vox, se impone por una aplastante mayoría
  • La comunista Jeannete Jara cosecha el peor resultado de la izquierda en democracia
Patria, Dios y familia, los pilares ideológicos de Kast
El presidente electo de Chile, José Antonio Kast, junto a su esposa María Pía Adriasola, tras ganar las elecciones. Eitan ABRAMOVICH / AFP

No fallaron las encuestas que le daban como ganador; ni la tradición pendular que impera desde hace veinte años en Chile, un país que castiga en las urnas la acción de gobierno, sea de izquierda o de derecha. La coyuntura le era favorable y Jose Antonio Kast, en su tercer intento, se hizo con la presidencia. Los vientos ideológicos del mundo, los de las derechas más nacionalistas y moralmente más conservadoras, con Donald Trump a la cabeza, llegan también a Chile.

Kast ha logrado el mayor triunfo electoral de la derecha en la historia de la democracia chilena, con un 58,2% de los votos; y lo hace como el primer pinochetista que logra el poder desde la dictadura; mientras que la candidata comunista, Jeannette Jara, ha cosechado la mayor derrota de la izquierda con un 41,8% de apoyos. El voto obligatorio, por primera vez, ha impulsado estos resultados.

Dios, patria y familia

"Las primeras gracias se las quiero dar a mi familia", ha celebrado tras conocer su rotundo triunfo electoral en la segunda vuelta de las presidenciales de Chile, frente a Jara, que fue la más votada en la primera ronda. "También quiero dar las gracias a Dios", prosigue, tras acordarse de su esposa, nueve hijos, todos sus nietos y familia extendida. En tan solo unos segundos, un emocionado presidente electo, resumía ante sus seguidores la base de su ideario: religión, patria, familia. "Nada sería posible si no tuviéramos a Dios y es algo que no podemos dejar de reconocer. Nada para los hombres de fe ocurre sin Dios", ha incidido en su discurso triunfal ante un baño de multitudes en Santiago de Chile.

"A dios le pido sabiduría, templanza y fortaleza para estar a la altura del desafío", ha añadido con su habitual tono sereno y vestido de traje oscuro y corbata, con un pin de la bandera nacional en la solapa. Así celebraba su victoria, de la mano de su esposa María Pía Adriasola, la próxima primera dama, una figura que rescatan tras eliminada en el actual gobierno de Gabriel Boric.

José Antonio Kast, abogado ultracatólico de 59 años, es miembro del movimiento marianista Schoenstatt. Católico antes que político, como él mismo ha asegurado en alguna ocasión a lo largo de su larga trayectoria como concejal y diputado hasta en cuatro legislaturas, en un acto en Madrid con la Asociación de propagandistas católicos y la Fundación San Pablo CEU agradeció a los Reyes Católicos la evangelización de América. Un tono pastoral o de catequista trasciende en sus mítines e intervenciones.

No le gusta que le definan como ultraderechista, pero lo cierto es que abandonó la derecha tradicional en la que militó desde su juventud por considerar que "había perdido sus convicciones". Se embarcó entonces en un proyecto más duro, en Partido Republicano de Chile -hermanado con el español Vox en la escena internacional-, que ha conseguido en menos de una década dejar atrás una centroderecha que ahora tendrá que repensarse.

Las cuestiones que estima "de emergencia": la criminalidad, la inmigración o la situación económica, han (casi) silenciado sus reivindicaciones sobre valores tradicionales en esta su tercera carrera presidencial. "Vamos a restablecer la ley en todas las regiones, sin privilegios ni concesiones", ha afirmado el presidente electo. También ha instado a recuperar los "valores esenciales para una vida correcta y sana".

"Ha escondido esos temas controversiales porque estuvieron detrás de su derrota en 2021. Temas como derechos reproductivos, derechos de las mujeres o de las personas LGTBI. También sus posiciones contra la dictadura", apunta Javier Sajuria, director de Espacio Público y profesor de política comparada en la Universidad Queen Mary de Londres. A lo largo de su carrera como diputado, Kast votó contra el divorcio en 2004; lideró la campaña contra la píldora del día después en 2007; se ha opuesto al aborto en todas las circunstancias, incluida la violación; y considera la unión entre un hombre y una mujer la única forma de matrimonio.

"Que no haya hablado de esos temas no quiere decir que haya cambiado. No es un camaleón político, sino todo lo contrario, tiene las mismas ideas desde los años noventa y lo dice, que es un hombre de convicciones", anota Isabel Castillo, politóloga de la Universidad de Chile. "Otra cosa es que haya habido un aprendizaje político. En 2017 no tenía ni partido; en 2021 ya tenía bancada; ahora tiene la bancada más grande. Ha habido un aprendizaje también de las derrotas, su proyecto constituyente fracasó estrepitosamente y también un aprendizaje internacional. Ahora, por estrategia, no le conviene ahondar en esa agenda, lo cual no quiere decir que no exista", remacha.

Su programa para el país ha tirado de eslogan y ahora todo eso tendrá que aterrizarse. Escudo fronterizo (para cerrar las fronteras); Plan impacable (contra la delincuencia); Plan reinicia (para ordenar el estado); Sin licencia para estafar (para terminar con los abusos del sistema). La definición, el cómo se implementarán, está menos clara. Desde hoy, ha dicho, se pone manos a la obra para alcanzar ese 'cambio radical' que viene prometiendo.

"Sin seguridad no hay paz, sin paz no hay democracia, y sin democracia no hay libertad. Y Chile volverá a ser libre del crimen, de la angustia, y el temor", ha clamado Kast enarbolando de nuevo el fantasma del crimen y la delincuencia, que ha sido la base de su campaña. Ha propuesto un "registro único de vándalos", que prive de cualquier beneficio o prestación estatal a los "jóvenes que violen la ley y a sus padres".

Otra de las incógnitas es cómo va a formar gobierno y si incorporará a miembros de otras formaciones que le han respaldado. Su liderazgo es personalista, el Partido Republicano fue creado casi como un trampolín para sus aspiraciones presidenciales. Le presentan en ocasiones como el Capitán América (el logo de la formación es similar). Un superhéroe convocado para levantar un Chile "hecho pedazos", según sus palabras. Renacer, reconstruir, reiniciar, recuperar, resurgir... palabras que copan sus discursos como candidato, y también el de presidente recién electo. Mucha épica para el que se presenta como el gran solucionador.

Los lazos de Kast, favorito en las presidenciales de Chile, con la ultraderecha mundial

Kast: su familia y su trayectoria política

José Antonio Kast es el menor de diez hermanos. La prole de un matrimonio llegado de Alemania tras la II Guerra Mundial. Su padre se alistó al ejército hitleriano, pero él siempre ha dicho que fue por obligación. Ese punto en algún momento ha generado controversia, lo mismo que las relaciones que la familia mantuvo con la dictadura militar. Su hermano, Miguel, fue ministro durante el régimen de Augusto Pinochet. Aunque José Antonio Kast, en este momento, pasa por este asunto de puntillas, "con orgullo" ha defendido aquel régimen y sin dudar aseguró (campaña de 2017) que "si Pinochet estuviese vivo, votaría por él".

Kast, con fuertes vínculos con otros líderes ultra de la región y del mundo -el mandatario argentino Javier Milei fue el primer líder internacional en felicitarlo-, ha prometido la expulsión masiva de migrantes, tipificar la migración como un delito o la construcción de cárceles de máxima seguridad con aislamiento total para líderes del narcotráfico. Es ahora el primer 'pinochetista' que asumirá el poder en el Chile democrático, 35 años después del fin de la dictadura.

El ultra fome

Kast se presenta como antiestablishment, pero, a diferencia de otros líderes de ultraderecha que son outsiders, él no lo es. Se crió en las bases de la derecha tradicional. No es histriónico, como Javier Milei, Donald Trump o Nayib Bukele, sino todo lo contrario. Le etiquetan el ultra fome (el ultra aburrido).

Este exdiputado, abogado ultracatólico de 59 años y padre de nueve hijos, ha tenido éxito presentándose como la "alternativa al caos", pero sin las estridencias del candidato ultra Johannes Kaiser, que cayó en primera vuelta, pero le dio su apoyo. Pese a tener agendas programáticas muy parecidas, las formas de Kast son menos disruptivas y agresivas, y su tono sosegado.

Respeta la institucionalidad, las formas y los protocolos. Anoche, tras conocerse los resultados, recibía la llamada del presidente, Gabriel Boric, así como a la que ha sido su contrincante electoral, Jeannette Jara. Kast ha deseado que sea "una transición muy ordenada y respetuosa" y le ha adelantado que cuando tome posesión, le gustaría "mucho" contar con sus opiniones.

Este lunes, invitado por el aún presidente Boric, acude al Palacio Presidencial de la Moneda para iniciar "un traspaso a la altura de lo que los chilenos y chilenas se merecen", según sus propias palabras. Hasta el 11 de marzo, cuando Kast asuma el bastón de mando con el reto de gobernar para "todos los chilenos" con un "gran acuerdo de unidad nacional", como ha prometido en su discurso triunfal en el que ha tendido una mano a la izquierda para acabar con la "polarización y la violencia", pese a las "profundas diferencias ideológicas".