'Comic Strips: Made in USA. 1894-1928', los apasionantes orígenes del cómic en la prensa norteamericana
- Antoni Guiral inicia una trilogía de libros en la que repasará los cómics más destacados de cada época
- Más noticias sobre cómic e ilustración en El Cómic en RTVE.es
The Yellow Kid, Gasoline Alley, Krazy Kat, Little Nemo in Slumberland, Li'l Abner, Bringing Up Father, Thimble Theater... Seguro que a los que no sois muy aficionados al cómic, muchos de esos títulos no os suenan de nada. Pero sin esas series, posiblemente el cómic no existiría, al menos tal y como lo conocemos. Porque el cómic se desarrolló y se hizo popular gracias a su publicación en los diarios de la prensa norteamericana de finales del siglo XIX y principios del XX. Por eso es tan importante el libro que acaba de publicar el crítico, investigador, editor y guionista de cómics Antoni Guiral (Barcelona, 1959): Comic Strips: Made in USA 1894-1928. El origen de las tiras de prensa, el primero de una trilogía sobre esos cómics.
Aunque hace unos años se llegó a una especie de consenso para fechar el origen del cómic el 25 de octubre de 1896, por una viñeta de la serie de The Yellow Kid, de Richard F. Outcault, en la que el diálogo aparecía sobre la camisa del protagonista a modo de bocadillo, Guiral comienza el libro recordándonos que el cómic nació mucho antes: "El cómic, como tal, en realidad nació de la mano del suizo Rodolphe Töpffer antes de mediados del siglo XIX. O sea, es él quien marca las pautas iniciales y básicas de este medio de comunicación, léase: contar una historia en escenas narrativas por medio de dibujos y textos en viñetas".
Pero lo que también es innegable es que fue con esas comic strips de la prensa norteamericana cuando el cómic llegó al gran público: "A lo largo del siglo XIX -añade Guiral-, la historieta va tomando carta de naturaleza en diversas publicaciones europeas y estadounidenses, poco a poco, como medio para contar historias. Lo cierto es que, si hablamos de un desarrollo industrial, léase, la potenciación del medio con una estructura más o menos grande, su distribución masiva y el crecimiento de la oferta, sin duda fue a partir de finales del siglo XIX en Estados Unidos, al asumirlo la prensa diaria como forma de entretenimiento y comunicación".
Páginas de 'Comic Strips: Made in USA 1894-1928'
El libro
En cuanto a cómo ha organizado este exhaustivo trabajo, el autor nos comenta: "Lo primero fue dividir la historia de las comic strips en periodos históricos marcados por los devenires estructurales de su proceso. La idea era publicar un único libro, pero Dolmen, con muy buen criterio, me dijo que había demasiado texto, que se necesitaban tres libros. Y de ahí el planteamiento final. Yo procuro ser divulgativo: se trata de explicar a un neófito qué eran las comic strips, por que nacieron, cómo se desarrollaron. Incluyo algunos textos informativos del proceso histórico de su evolución, hablando también de los syndicates y de los autores y autoras, parte esencial del proceso".
"Además, hay una selección de series (todas era imposible albergarlas), de las que hago una ficha en la que incluyo diversos datos, como sus autores, los años en que fue publicada, su productor, sus ediciones españolas y un comentario sobre su contenido".
Sobre los próximos volúmenes, Guiral nos avanza: "El segundo tomo agrupa las comic strips nacidas entre 1929 y 1949, que son posiblemente los años más destacados para las tiras de prensa de grafismo realista y de aventuras. Y el tercero desarrollará las series aparecidas desde 1950 hasta la actualidad que, en general, retoman un tono más humorístico y crítico con la sociedad".
Portada de 'Comic Strips: Made in USA 1894-1928'
Pulizer y Hearst apostaron por el cómic
Como vemos en el libro, quizá el cómic no hubiera llegado a ser tan popular si los dos grandes magnates de la prensa de esos años, William Randolph Hearst (1863-1951) y Joseph Pulitzer (1847-1911) no hubieran apostado por él. "El papel de Pulitzer y Hearst fue fundamental -asegura Guiral-. Tuvieron muy claro que esa forma de narrar llegaba muy bien a los lectores y la potenciaron en sus periódicos y con sus agencias de producción y distribución".
Unos primeros cómics que también eran muy populares entre los numerosos inmigrantes de la época en Estados Unidos: "Por lo que sé -añade Guiral-, para muchas personas que llegaban a Estados Unidos sin conocimientos del inglés fue importante su lectura, por medio de la cual fueron aprendiendo y perfeccionando el idioma. Para ellos era más sencillo partir de una representación gráfica con pocas letras que de textos largos. Imagino que más de uno y de una aprendería también a leer con esas tiras de prensa".
Como curiosidad, mencionar que el término "prensa amarilla" surgió por el personaje de The Yellow Kid, lo que demuestra la popularidad de las series de prensa de la época.
Páginas de 'Comic Strips: Made in USA 1894-1928'
"Las primeras series eran de humor con un toque cotidiano"
En cuanto a esas primeras series de prensa, como nos explica Antoni Guiral: "Eran de humor con un toque cotidiano muy claro. Curiosamente, muchas de ellas protagonizadas por personajes de clases medias o bajas. Y, de alguna manera eran un reflejo de la sociedad estadounidense. Aparecieron muchas tipologías, incluyendo a partir de los años treinta las mujeres que trabajaban en oficinas".
"Por supuesto -añade-, hubo excepciones notables, como las del Little Nemo de Winsor McCay o el Krazy Kat de George Herriman, sagas entre fantásticas y poéticas. Los géneros como la fantasía, la ciencia ficción o el policiaco llegan a partir de finales de los años veinte, cuando se establece entre las comic strips un grafismo más realista, con historias de géneros recogidos de las revistas pulp de relatos".
Esas dos series que menciona Guiral eran realmente vanguardistas para su época, lo que las convirtió en dos de las primeras e indiscutibles obras maestras del cómic. "Es curioso que series como Little Nemo o Krazy Kat llegaran a principios del siglo XX, en una etapa en la que aparece ese vanguardismo en las tiras de prensa, un vanguardismo que precede incluso al clasicismo, que sería el caso de El Príncipe Valiente. Llegan en un momento en que las artes, en general, apuestan por la experimentación, y la historieta, en estos casos, no se queda atrás. Como siempre, el cómic es un reflejo de la sociedad en la que se publica".
Dos series inimitables que, según Guiral: "Siguen siendo clásicos actualmente, porque marcan un antes y un después, aportan herramientas al medio que son revolucionarias y su calidad les permite seguir siendo considerados como clásicos que, leídos, hoy, funcionan perfectamente. Y sí, de alguna manera siguen siendo influyentes, porque hay muchos autores actuales que conscientes de las aportaciones de Herriman, McCay o Foster han seguido sus pasos y los han desarrollado".
Los autores de esas dos series Winsor McCay (Little Nemo) y George Herriman (Krazy Kat) también fueron dos de las primeras estrellas del cómic. "En el caso de Winsor McCay se peleaban los editores de periódicos por él -nos explica Guiral-. Era un extraordinario dibujante que tenía muy claro que la historieta poseía un potencial de primer orden, y sus series, siempre rompedoras, gustaban a editores y a lectores. Por tanto, socialmente hablando McCay sí disfrutó de una cierta consideración social".
"El caso de George Herriman es distinto -continúa-. Autor de una obra poética y renovadora, su serie, Krazy Kat, no fue vendida a demasiados periódicos. Quizá estaba demasiado adelantada a su tiempo. Recogió el beneplácito de una parte de la intelectualidad estadounidense de la época pero, en realidad, si pudo continuarla durante tantos años fue gracias a que le gustaba mucho a William Randolph Hearst, su productor en King Features Syndicate".
Página de 'Krazy Kat. Páginas dominicales 1916-1917'
Las primeras parodias (eróticas) del cómic
Un caso muy curioso del cómic de esta época son las 'Biblias de Tijuana', pequeñas publicaciones clandestinas de ocho páginas, con una sola viñeta por página, que fueron muy populares durante la Gran Depresión en Estados Unidos. ran de carácter pornográfico y estaban protagonizadas por las mayores estrellas del cine de los años 20 y 30, como Clark Gable, Clara Bow o los hermanos Marx. Además de personajes de cómic como Popeye, Dick Tracy o Mickey Mouse.
"Las Biblias de Tijuana eran tebeos de los años veinte y treinta de muy pequeño tamaño con parodias eróticas y pornográficas de actores, actrices y series de prensa, ilegales, por supuesto, que se vendían de tapadillo. Serían las primeras parodias de la historieta en el mundo y, de hecho, por su temática y distribución, también el origen del comix underground.
Tres años de documentación
Lo primero que nos llama la atención de este volumen es, como mencionábamos, su gran tamaño, ideal para reproducir algunas de esas páginas de cómic de los periódicos que se publicaban en tamaño tabloide. Y lo segundo la maravillosa documentación literaria y visual que maneja Antoni Guiral: "No ha sido fácil conseguir las imágenes. Parto de muchas fuentes: libros sobre cómics, libros de las series, periódicos, revistas e internet. Siempre que he podido, he aportado imágenes escaneadas de libros y publicaciones impresas, y siempre en sus versiones originales. Procuro incluir, a parte de tiras y páginas, imágenes curiosas, como las promociones de las series o libritos publicados por los syndicates. Ha sido un trabajo de tres años, lento, muy lento, y había que hacerlo entre otros trabajos que son los que dan de comer".
Afortunadamente, como nos cuenta Guiral: "Los estadounidense tratan bastante bien a sus clásicos. Desde los años setenta ha habido y sigue habiendo muchas reediciones que, además, respetan los formatos originales. Tanto en formato de libro como de revista (Comics Revue) e incluso de periódico (The Menomonee Falls Gazette)".
Páginas de 'Comic Strips: Made in USA 1894-1928'
En las fichas de cada título, Guiral también incluye las distintas publicaciones en España: "La verdad es que entre los años veinte y finales del siglo XX hubo varios editores interesados en recuperar en España esos cómics de prensa, en ediciones que iban desde excelentes hasta, en fin, mediocres. Pero siempre ha habido ese interés. Es más recientemente cuando nuestro mercado, gracias a editoriales como Diábolo, Reino de Cordelia, La Cúpula o Dolmen, se ha volcado hacia esos clásicos de las comic strips, en muy buenas reediciones que nada tienen que envidiar a las estadounidenses".
En cuanto a lo que queda en la prensa (130 años después), de esa edad de oro de los cómics norteamericanos, Guiral nos comenta: "Muy poco. Algunas series clásicas siguen (The Phantom, Prince Valiant, Flash Gordon, Gasoline Alley) y muchas otras, más modernas, están ahí, pero el espacio para las tiras en la prensa estadounidense ha ido reduciéndose con los años. Más desde la aparición de la prensa digital. Las tiras pueden verse sobre todo en redes sociales y en webs de syndicates, así como en las ediciones digitales de los periódicos. La prensa de papel sigue publicado tiras, pero dedicándoles mucho menos espacio".
Páginas de 'Comic Strips: Made in USA 1894-1928'