Pankaj Mishra, ensayista: "El Estado de Israel ha contaminado la memoria del Holocausto"
- El escritor indio analiza en El mundo después de Gaza. Una breve historia las consecuencias políticas y morales de la guerra
- Advierte que solo una sociedad que salga a la calle puede frenar un genocidio apoyado por grupos poderosos
El escritor y ensayista indio Pankaj Mishra, miembro de la Real Sociedad Británica de Literatura y colaborador en The Guardian y The New Yorker, analiza en su libro El mundo después de Gaza. Una breve historia (Galaxia Gutenberg) las consecuencias políticas y morales de la guerra en Gaza.
Un ensayo cancelado en una conferencia en Oxford, en el que hay referencias a la filósofa Hannah Arend y al escritor Primo Levi, deportado de Auschwitz. Ambos, señala Mishra, fueron censurados en Israel por sus ideas críticas. De Primo Levi señala también que fue capaz de revertir las ideas fáciles y complacientes sobre el victimismo, sobre el derecho eterno de las víctimas a justificarse y hacer lo que quieran.
De Trump, Netanyahu y la extrema derecha, europea y americana, subraya el peligro del odio como captador de votos: "Si le das a la gente algo o alguien a quien odiar, te apoyarán", asegura. Pankaj Mishra hace un diagnóstico de nuestra sociedad a través de la guerra en Palestina. Un genocidio, dice, apoyado por grupos poderosos para quienes no existe la opinión pública. Advierte que solo una sociedad que salga a la calle y se haga escuchar, puede frenar este genocidio.
“El escritor indio analiza en El mundo después de Gaza. Una breve historia las consecuencias políticas y morales de la guerra
— RTVE Noticias (@rtvenoticias) November 30, 2025
«Pankaj Mishra, ensayista: "El Estado de Israel ha contaminado la memoria del Holocausto"»
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PREGUNTA.- ¿Por qué lo tituló El mundo después de Gaza si ofrece una visión bien documentada del mundo anterior a Gaza? ¿Por qué lo estructuró en torno a la Shoá?
REPUESTA.- Creo que el Estado de Israel ha contaminado la memoria del Holocausto hasta un punto muy peligroso, donde está perdiendo el control que debería tener en nuestra imaginación moral. Mi punto es que nunca debemos dejar de recordar el Holocausto. Debemos recordarlo como un acto monstruoso y extraordinario de maldad política, perpetrado debido a ciertos factores que debemos intentar evitar, no solo los demagogos fascistas o de extrema derecha que propagan el odio contra las minorías, sino también el conformismo intelectual y el miedo a perder la carrera o el estatus.
“Nunca debemos dejar de recordar el Holocausto. Debemos recordarlo como un acto monstruoso y extraordinario de maldad política“
Pero Israel quiere que recordemos el Holocausto solo por el bien de Israel; utiliza la memoria como arma para intimidar a los críticos de Israel, para retratarlos como antisemitas, antijudíos y dementes decididos a llevar a cabo otra Shoá. De esta manera, intentan deslegitimar las críticas a Israel. Y tenemos que quitarle este recuerdo de la Shoá a personas violentas y despiadadas como Netanyahu.
P.- Alemania mantiene viva la Shoá ¿Qué ve detrás de esa culpa? ¿Y por qué no se presta tanta atención a otros holocaustos vinculados al colonialismo?
Alemania representa la culpa. Su apoyo a Israel es una representación de la culpa. Hay una historia detrás. Después de la guerra, Alemania no logró expulsar a los nazis de los puestos de poder, desde la política hasta el poder judicial, pero aun así se reintegró rápidamente a la comunidad occidental. ¿Por qué? Porque era un estado en primera línea contra el comunismo soviético. Así que todo fue perdonado.
Los nazis fueron tolerados en todos los niveles de la sociedad alemana y sus científicos fueron incorporados a diversos programas estadounidenses. Se nos dijo que Alemania ahora formaba parte del mundo libre y políticos y periodistas lo repitieron hasta la saciedad. Fueron personas como Primo Levi o Jean Améry quienes, tras sobrevivir al Holocausto, se sintieron disgustados por la forma en que las potencias occidentales habían vuelto a abrazar a Alemania. Alemania también decidió enviar dinero y armas a Israel y posteriormente convirtió el recuerdo del Holocausto en parte de su cultura de memoria nacional. Pero ni siquiera reconoció el genocidio que cometió contra los pueblos africanos a principios del siglo XX.
“Las potencias europeas y estadounidenses han intentado suprimir la historia genocida del colonialismo occidental“
Las potencias europeas y estadounidenses han intentado suprimir la historia genocida del colonialismo occidental. Presentan a Israel como una democracia asediada por estados despóticos. Han dificultado la comprensión de que, para el resto del mundo, Israel es un estado colonialista brutal, sucesor de los estados coloniales europeos en Oriente Medio, apoyado por el Reino Unido, Estados Unidos y ahora Alemania. En India, China, Indonesia, Brasil o Sudáfrica, la gente ve a Israel como un bastión de la supremacía blanca. A los europeos les cuesta más comprender esto porque no han confrontado su historia colonial en Asia y África.
P.- Desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la memoria de la Shoá, se han creado instituciones internacionales para garantizar que "nunca más" ocurra. Tras el genocidio en Gaza, ¿qué poder tienen? ¿Cuál es el valor actual de la justicia, la igualdad y la dignidad en este nuevo mundo que parece estar emergiendo?
R.- Es un mundo nihilista donde el valor de la dignidad y la justicia se ve amenazado como nunca antes. Al escribir este libro, me quedó muy claro que Israel, en cierto modo, había hecho una gran apuesta. Sus líderes anticiparon que el sistema de normas y leyes internacionales sería destruido, lo que permitiría a Israel hacer lo que quisiera. Los israelíes previeron que Trump ganaría las elecciones y marcaría el comienzo de un mundo en el que ninguna de estas instituciones internacionales, creadas después de 1945, tendría significado ni autoridad. Y eso es lo que está sucediendo. Nos queda un mundo sin normas, sin reglas ni protocolos. Por eso digo que lo que está sucediendo en Palestina no es algo que pueda limitarse a Palestina. Nos afecta a todos, en todo el mundo.
P.- En su opinión, ¿qué motiva a Netanyahu?
R.- Nada más que el afán de poder y riqueza.
P.- Usted señala a Estados Unidos como el principal centro de producción de la memoria de la Shoá. ¿Por qué?
R.- Es una combinación de muchos elementos diferentes, lo que da lugar a este sólido apoyo estadounidense a Israel. Existe inversión militar en Israel como puesto avanzado de los intereses estadounidenses en la región y como bastión del poder estadounidense en la región. Existe inversión corporativa en Israel, por ejemplo, de Silicon Valley, que está cada vez más involucrada.
“Los multimillonarios tecnológicos están profundamente comprometidos con Israel y también están reprimiendo a quienes se oponen al genocidio israelí“
Los multimillonarios tecnológicos están profundamente comprometidos con Israel y también están reprimiendo a quienes se oponen al genocidio israelí. Y luego está la inversión emocional en Israel por parte de muchos judíos estadounidenses poderosos que ahora definen su identidad a través de su afiliación con Israel.
P.- Usted señala que Primo Levi dijo que una de las tragedias de la Shoá fue la confrontación con el mal. ¿Cómo nos ha afectado ver el genocidio en Gaza en directo por televisión?
R.- Jean Amery y Primo Levi desconfiaban del trato que el Estado de Israel daba a los palestinos y hoy en día habrían sido tachados de antisemitas. Este mismo libro ha sido cancelado en una conferencia en Oxford. ¿Somos menos libres que antes?
Pankaj Mishra, junto al equipo de TVE que le realizó la entrevista YOLANDA VILLALUENGA
P.- Algunos de los mayores defensores de Israel son grupos de extrema derecha y partidos antisemitas en Occidente. ¿Cómo se explica esto?
R.- El apoyo de la extrema derecha a Israel, ya sea Milei o Vox, proviene de una fuerte inversión emocional e ideológica, una identificación siniestra con el hipernacionalismo violento. Israel es un país que desata la violencia y la brutalidad contra las minorías y sus críticos sin vacilación. Para muchos ultraderechistas que desean hacer lo mismo, Israel es automáticamente un amigo y aliado, un ejemplo envidiable y admirable. Incluso muchos alemanes muy influyentes —y cito a algunos de ellos en mi libro— tienen ese tipo de identificación emocional con Israel. Es realmente aterrador cómo son capaces de proyectar sus propias fantasías de poder y dominación sobre estas figuras israelíes.
P.- ¿Estamos destinados a ser meros observadores indefensos?
R.- No, no lo creo. Entiendo que nos sintamos impotentes, pero también se debe a que la gente se ha distanciado de la política en los últimos años. Y los periodistas se han vuelto complacientes. Pero ahora, con el horror desatado en Gaza, la gente de todo el mundo empieza a reaccionar: basta con mirar la gran huelga general en Italia y las protestas exitosas en España. No será un cambio inmediato. Requiere tiempo, organización y convicción. Necesitamos más voces, más manifestaciones, más gente en las calles. Cambiar el sistema implica asumir riesgos. Hay gente dispuesta a hacerlo, y eso es un comienzo. Sin embargo, debemos abandonar la ilusión de que todo se puede resolver rápidamente. La política exige paciencia y valentía.