El triunfo del centro y del optimismo dan paso a un rompecabezas para formar Gobierno en Países Bajos
- Las negociaciones para el nuevo Ejecutivo se alargarán meses porque harán falta, al menos, cuatro partidos
- El líder de los liberales progresistas quiere mirar a izquierda y derecha para formar Gobierno
Ha sido una sorpresa, pero una sorpresa relativa. El Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders ha liderado las encuestas desde que se convocaron las elecciones, pero en las últimas semanas su trayectoria era claramente descendente. En cambio, los sondeos ya avanzaban el empuje de los liberales progresistas del D66, liderados por el exministro Rob Jetten, con una campaña optimista. "Millones de neerlandeses han pasado página. Ellos le han dicho adiós a la política del pesimismo, del odio y del no se puede", proclamaba Jetten tras anunciarse su victoria en la encuesta a pie de urna, aunque ahora el recuento le sitúe a la par que Wilders.
La campaña del líder liberal ha evitado la confrontación y ha sabido detectar el hueco que habían dejado el resto de partidos. "Hay un viraje hacia el centro, que ahora encarna la figura de Jetten. Él ha sido hábil al saber leer el momento y que, al radicalizarse la derecha, el centro había quedado vacante. Su partido es progresista en lo social, pero más conservador en lo económico y capaz de adaptarse al sentimiento del momento. Esto hoy le ha dado buenos frutos", explica Samuel Witteveen, periodista de la radio pública neerlandesa, en el programa Cinco continentes de Radio Nacional. Un optimismo que nos recuerda a la época de Mark Rutte como primer ministro. En este sentido, Denny van der Vlist, politólogo de la universidad de Leiden, añade que tanto el D66 como los democristianos de la CDA han subido con fuerza gracias a una narrativa compartida: es hora de volver a la política de antes y a un estilo más basado en la cooperación entre partidos en un sistema tan fragmentado como el neerlandés.
Según el análisis electoral de IPSOS para la cadena pública NOS, uno de cada cinco neerlandeses que han apostado por el D66 proceden de la unión de socialdemócratas y verdes (GroenLinks-PvdA), pero Jetten también ha conseguido captar votos entre ciudadanos de derecha moderados. Su programa refleja ese equilibrismo que señalan sus críticos, y apuesta por una política migratoria ordenada a la vez que respetuosa, por la construcción de diez nuevas ciudades y por una transición ecológica que no deje a nadie atrás. El politólogo Denny van der Vlist cita un ejemplo de cómo el D66 se ha movido para atraer apoyos más amplios: en la campaña ha hecho suya la bandera de Países Bajos, que en la celebración de su victoria ha ondeado junto a la bandera europea. Un símbolo asociado al partido de Wilders en manos de una de las formaciones más abiertas y orientadas al exterior.
Wilders retrocede, pero la extrema derecha y su discurso siguen ahí
La fuerte caída de apoyos sufrida por Wilders no implica que el discurso de la extrema derecha haya perdido fuerza en Países Bajos. Tom Louwerse, autor del agregador de encuestas Peilingwijzer y profesor de la Universidad de Leiden, explica cómo al PVV le podía pasar factura que el resto de grandes partidos rechazaran una coalición con su formación. En consecuencia, sus votos "podían moverse hacia otras opciones a la derecha, como JA21". Los datos así lo confirman.
El Partido por la Libertad de Wilders retrocede 11 escaños, pero otras dos siglas no muy alejadas de sus postulados suben con fuerza: JA21 (Respuesta correcta 2021) y Foro por la Democracia (FvD) consiguen 12 escaños más entre las dos. "Wilders ha perdido apoyos, pero su lenguaje ha permeado toda la política neerlandesa. Incluso partidos de centro han ido virando y acercándose a su marco en temas como la inmigración", reconoce el periodista Samuel Witteveen. "Ideológicamente, el panorama político neerlandés es relativamente similar. Solo dentro de los bloques vemos cambios significativos", concluye el politólogo Denny van der Vlist.
Un paseo por Duindorp, en el norte de La Haya, refleja bien cómo las ideas de Wilders siguen muy presentes: "Quiero salvar a Países Bajos. Hay muchos solicitantes de asilo. Por eso voto a Wilders para controlar las fronteras", explica Simon a la salida de un colegio electoral. Otro votante de Wilders, Mark, va incluso más allá: "Hay una evolución demográfica en Europa que nos lleva por el mal camino en el largo plazo. Más Islam. Nuestras sociedad occidentales, tal y como las conocemos, están siendo atacadas y serán destruidas si esto continúa". En Schilderswijk, otro barrio de La Haya con un alto porcentaje de población inmigrante, las opiniones son totalmente opuestas. "Wilders es un racista", sentencia Richelie, pero ningún partido le ilusiona. Jorge, de padre neerlandés y madre española, ha votado al D66, pero reconoce que mucha gente se deja llevar por las emociones: "Vienen muchos inmigrantes, los neerlandeses no podemos comprar o alquilar un piso y muchos le echan la culpa a quienes vienen de fuera. No es así".
Una coalición de centro... o un Gobierno escorado a la derecha
Aunque el partido de Wilders sea el que finalmente consiga más votos, será Jetten y el D66 quienes, en la práctica, tendrán la iniciativa de formar un nuevo Ejecutivo. El sistema político de Países Bajos es muy fragmentado. Quince partidos conseguirán representación en el Parlamento y esto obliga a arremangarse para conseguir una nueva coalición de Gobierno. El anterior, liderado por Dick Schoof, necesitó algo más de siete meses para configurarse y no duró mucho más. El politólogo Denny van der Vlist vaticina que no habrá nuevo Ejecutivo antes de Navidades: "Será muy muy complicado", vaticina.
El líder de los progresistas liberales ya ha dejado claro que mira a su izquierda para formar Gobierno y quiere incorporar a los socialdemócratas y verdes pese a su caída electoral, que ha supuesto la dimisión como su líder del exvicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans. El otro compañero de viaje serían los democristianos de la CDA, que han crecido con fuerza gracias a un discurso moderado y apelando a la cooperación. Sin embargo, la coalición también pasa por los liberales de derechas (VVD). El partido del ex primer ministro Mark Rutte ha aguantado el tipo pese a verse perjudicado por su participación en la anterior coalición de Gobierno con Wilders. No será tan sencillo reunir a los cuatro partidos bajo el mismo techo. La líder del VVD, Dilan Yeşilgöz, afirmó durante la campaña que nunca gobernaría con la unión de socialdemócratas y verdes. La alternativa que se le presenta a Jetten sería poner el foco en su derecha y abrirle la puerta a JA21, pero sus votantes prefieren no perder de vista la izquierda. Cierto que el ciudadano neerlandés está más acostumbrado que otros a estas cesiones para formar Gobierno, pero Jetten correría el riesgo de decepcionar alejándose del centro que tan buenos resultados le ha dado en estas elecciones.