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Volver al armario en la vejez conmueve San Sebastián: "La sociedad cree que los mayores son heteros y no tienen sexo"

  • Aitor Arregi y José María Goenaga, ‘los Moriarti’, se postulan a la Concha de Oro con Maspalomas
  • Es la historia de un septuagenario libre que oculta su homosexualidad al ingresar en una residencia
Los directores Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, en la presentación de 'Maspalomas' en el Festival de San Sebastián.
Los directores Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, en la presentación de 'Maspalomas' en el Festival de San Sebastián. ANDER GILLENEA / AFP
ESTEBAN RAMÓN (San Sebastián)

¿Qué ocurre cuando no siempre puede ser uno mismo? Maspalomas, de Aitor Arregi y José María Goenaga, aborda esa y más cuestiones con el humanista acercamiento a un hombre septuagenario que lleva décadas instalado en Maspalomas, al sur de la isla de Gran Canaria, viviendo con libertad su homosexualidad, pero que, tras sufrir un ictus, regresa al armario en una residencia del País Vasco.

Aitor Arregi y José María Goenaga, parte la cuadrilla de cineastas conocida como ‘los Moriarti’ ( Marco, La trinchera infinita o Handia), empiezan a ser conscientes de que han tocado una tecla universal con una argumento original, sencillo y muy potente, que ha emocionado y abierto un debate por su profundidad.

La idea parte de Goenaga, autor del guion, que confiesa que es la película en la que más ha volcado de sí mismo. En 2016, en unas vacaciones en Maspalomas, el microcosmos del lugar capturó su atención, y poco después leyó un artículo sobre personas del colectivo LGTBIQ+ que al ser ingresar en una residencia “se encontraban una realidad hostil y decidían nuevamente ocultarse”.

Somos cine - 'Maspalomas', tráiler

En su película ese conflicto se encarna en Vicente (un impresionante José Ramón Soroiz), un hombre que rompe una relación sentimental con otro hombre tras 25 años, pero sigue teniendo una actitud hedonista y vive su sexualidad en las dunas de Maspalomas, consciente también de que su tiempo expira. Pero un ictus mientras tiene relaciones en un cuarto oscuro le convierte en dependiente y debe volver a una residencia a San Sebastián, donde su único contacto es su hija (Nagore Aranburu), que nunca superó la herida de su desaparición como padre cuando, 50 años antes, comunicó que estaba enamorado de un hombre y se marchó a Canarias.

“Escribir sobre un personaje mayor que uno mismo daba inseguridad, aunque, como en 80 días, tratamos a los personajes mayores como si estuvieran en una especie de adolescencia”, explica Goenaga. “Pero Vicente tiene mucho de mí: es la película donde dónde más me he expuesto”.

Vicente es un personaje con visos de ser arquetípico. No es alguien que despierte una empatía automática y trata de gestionar como puede su vulnerabilidad. Es decir, un ser humano complejo, del que sus creadores tenían a priori el pequeño temor de que no fuese comprendido por el malentendido de que los personajes LGTBIQ+ a veces injustamente son percibidos como la representación de todo un colectivo.

Era uno de mis mayores miedos: ¿cómo va a ser percibido por el colectivo? Pero eso es un error, porque el colectivo es muy heterogéneo. Hay un discurso de cansancio de que cuando aparece un personaje LGTBIQ+ parece que tiene que ser un drama, pero, bajo nuestro punto de vista, hay cosas que no están superadas: incluso entre gente joven hay muchos armarios. No se trata de comedia o drama, sino de contar desde la verdad”, analiza el guionista y director.

José Ramón Soroiz, protagonista de 'Maspalomas'.

José Ramón Soroiz, protagonista de 'Maspalomas'. ANDER GILLENEA / AFP

Las escenas sexuales, en realidad nada explícitas, pero poco habituales por la edad del personaje, provocaron un miedo inicial para José Ramón Soroiz, actor bien conocido en Euskadi, pero no tanto en el resto de España. “Al principio se agobio y dijo que lo hacía, pero prefería no dar entrevistas luego”, recuerdan. “Es alguien que nunca ha hecho nada parecido a Vicente, pero tiene una vulnerabilidad, duda mucho, y eso le venía muy bien al personaje.

Los temores se han disuelto en San Sebastián. Acorde con el mensaje de la película, que puede resumirse en que comprenderlo todo es perdonarlo todo, Maspalomas se lanza como una de las películas españolas del año. “Además la película habla también de los retrocesos, hay conquistas que se pueden perder muy fácilmente. Hay sectores que no te van a rechazar, pero te van a ignorar. La residencia es un poco una metáfora de la sociedad, que te homogeniza y te presupone heterosexual. O que, si eres mayor, no tienes sexo”.

Arregi añade que, en el fondo, el principal tema es la defensa íntima y colectiva de la libertad: Vicente, de alguna manera, tolera que se pierdan sus derechos de manera natural y eso es un problema. Porque si tú no defiendes tus derechos contribuyes a las fuerzas exteriores del retroceso”.