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Entrevista

Nelson Zablah, periodista salvadoreño exiliado: "Vivimos con una espada que cae sobre nuestras cabezas"

  • El Gobierno ha emitido órdenes de arresto contra periodistas de El Faro por publicar sus acuerdos con las pandillas
  • Zablah califica las cárceles salvadoreñas como "hoyos negros" donde los presos "están desaparecidos dentro del sistema"
Entrevista a Nelson Zablah, periodista salvadoreño
El periodista salvadoreño Nelson Zablah Nelson Zablah
ALEJANDRO PICÓ*

Exiliado de su país, el periodista Nelson Rauda Zablah sigue publicando desde 2018 en el diario El Faro los acuerdos secretos del presidente actual Nayib Bukele con las pandillas en El Salvador. Desde el periódico han difundido informes, documentos y entrevistas que demuestran que el presidente, desde que era alcalde en la capital, liberaba a presos o colocaba pandilleros a dedo en puestos importantes a cambio de comprar su carrera electoral. El Gobierno ha emitido una orden de arresto contra Zablah por contar la realidad de un Estado que considera que "tiene una pantomima de justicia".

El reportero analiza la situación de su tierra natal, la que ha tenido que dejar por miedo a ser encerrado. Su país vive en una dictadura donde todo lo controla el presidente y explica la realidad del sistema carcelario salvadoreño, oculto bajo la cortina de humo del famoso centro penitenciario CECOT.

PREGUNTA: Usted investigó en el diario El Faro los acuerdos secretos de Nayib Bukele con las maras y concluyó que Carlos Marroquín, miembro del Gobierno y mano derecha del presidente para negociar con las pandillas, confesó que transportó a pandilleros bajo órdenes de arresto a la frontera con Guatemala. ¿De qué tratan los acuerdos de Bukele con las maras? ¿Desde cuándo saben que existen dichos acuerdos?

RESPUESTA: El Faro empezó a publicar los acuerdos de Bukele con las pandillas mucho antes de que llegara a la presidencia. La primera foto se retoma al 2015, cuando ejerció de alcalde de San Salvador y firmó acuerdos en los que entregaba puestos a dedo a algunos pandilleros en el mercado Cuscatlán. Para el 2021 publicamos el audio de Carlos Marroquín, que es el director de Reconstrucción del Tejido Social y la figura que ha operado los pasos del presidente con las pandillas desde su época de alcalde. Al final, los acuerdos tratan de influencia política. Las pandillas controlaban muchos territorios e hicieron presión para que se votara por Bukele desde antes de la elección presidencial.

Todo su crecimiento electoral está basado en pactos con criminales

Es decir, todo su crecimiento electoral está construido en pactos con criminales. Él no tendría el apoyo que tuvo si no hubiera hecho esos pactos con las pandillas. La diferencia con la que ganó lo denota. Las elecciones a la alcaldía de San Salvador y luego a la Presidencia estuvieron sumamente mediadas por cómo las pandillas presionaron a la gente no votar por la oposición de Bukele quien, en aquellos momentos, no tenía la popularidad que tuvo después y que tiene quizás ahora.

P: A raíz de la publicación de dichos acuerdos, sus compañeros y usted han decidido abandonar el país. Ahora vive en Estados Unidos. ¿Qué le podría ocurrir de quedarse en El Salvador? ¿Existe una persecución a la prensa libre en su país?

R: Absolutamente existe una persecución. No hay posibilidades de una prensa libre en El Salvador. Todos somos perseguidos. Hemos publicado un reportaje contando que solo en mayo salieron 30 periodistas de El Salvador. Esto es un fenómeno nacional en el país. De hecho, en todo el año pasado de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) salieron 12. El país ha perdido casi 70 puntos en el ranking mundial de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras desde el 2018 y Bukele empieza a ser presidente en 2019. Es decir, hay una situación de persecución a los medios independientes y a toda la prensa no alineada desde hace muchos años. No hay posibilidad de ser prensa libre en este país sin tener consecuencias.

P: Si volviera a su país, ¿correría riesgo de que le arrestaran?

R: Sí, nosotros salimos del país preventivamente y el día que terminamos de publicar nuestra investigación sobre los acuerdos de Bukele con los pandilleros nos informaron que habían sido emitidas órdenes de captura contra periodistas de El Faro. Sabemos que el fiscal está puesto por Bukele, las Cortes las controla Bukele, sabemos que hay presos políticos ahora mismo en El Salvador. Estamos tomando nuestro tiempo para decidir cuándo vamos a regresar y cómo vamos a regresar. Pero esto no es nuevo, nosotros tenemos medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que cree que nuestra vida y nuestro trabajo está en riesgo desde el 2021. La diferencia ahora es que tenemos la amenaza concreta de órdenes de captura por delitos de colaboración con pandillas por entrevistar a pandilleros que el Gobierno ha liberado. Vivimos bajo una amenaza inminente en la que pueden ejecutar la orden cuando volvamos al país, en dos semanas o en cinco meses. Es una espada que cae sobre nuestras cabezas.

Las personas están esencialmente desaparecidas dentro del sistema carcelario salvadoreño

El periodista salvadoreño Nelson Zablah

El periodista salvadoreño Nelson Zablah ALEJANDRO PICÓ

P: En una entrevista con la cadena estadounidense DemocracyNow usted mencionó que "una prisión salvadoreña es el sitio donde menos querrías estar". Entiendo que se refiere a una prisión como el famoso Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). ¿Qué condiciones existen en las cárceles salvadoreñas?

R: El CECOT no es lo que más me preocuparía a mí. Ese centro es la prisión que Bukele quiere que vean en el extranjero. Estaría mucho más preocupado por ir a las prisiones de Izalco, Fase tres o Mariona. En El Salvador hay 22 prisiones y el CECTOT es la única en la que entran las cámaras. Nunca te va a enseñar las demás prisiones porque son en las que se han registrado más de 400 muertes en los últimos tres años en el país. El CECOT se ve limpio, sería un premio ir allí. Las cárceles salvadoreñas son hoyos negros. No tenés derecho a un abogado, ni a tener visitas familiares. La gente manda los paquetes a las cárceles sin saber si sus familiares están ahí ni si los están recibiendo. Las personas están esencialmente desaparecidas dentro del sistema.

Como el sistema judicial está completamente bajo control de la dictadura, es una situación bien difícil y fuera de control. El CECOT no es la imagen del sistema carcelario salvadoreño, que está sobrepoblado, hacinado y tortura a las personas hasta matarlas. De hecho, el director de prisiones está sancionado por EE.UU. por actos de corrupción. Aunque el CECOT también es un hoyo negro por sus condiciones, que yo creo que violan pactos internacionales de Derechos Humanos. Todos los seres humanos, sin importar lo que el Gobierno diga de ellos, tienen derechos.

Macrocárcel en El Salvador contra la violencia de las maras

P: El actual estado de excepción que el presidente aprobó en 2022 ha reducido drásticamente los homicidios y ha desmantelado el control territorial de las pandillas, propiciando innumerables detenciones en cárceles salvadoreñas. ¿Se han respetado los derechos humanos en las detenciones? ¿Han sido todas legales?

R: Por supuesto que no. El régimen de excepción te permite establecer redadas masivas sin que haya ningún contrapeso. No hay derecho a habeas corpus en El Salvador, no hay derechos constitucionales, no hay contrapesos en la Asamblea Legislativa. La Fiscalía General de la República no cumple la ley que dice que tenés que buscar pruebas de descargo también a favor de las personas. Es un sistema en el que la palabra del Gobierno es la única que vale y no hay cómo defenderse. Esa es la realidad: el régimen de excepción ha desmantelado el control de de las pandillas a cambio de tener personas inocentes arrestadas que no puede salir.

El régimen ya no se usa para las pandillas porque están desmanteladas. Ahora funciona como una herramienta de control político y social, que es justo lo que necesita una dictadura. En mayo vimos pastores evangélicos e incluso líderes ambientalistas arrestados. Vimos a la activista más prominente en derechos humanos en El Salvador arrestada, así como órdenes de captura contra periodistas. Ya no es una herramienta de lucha contra el crimen.

Todas las personas que han sido detenidas en los últimos tres años no han sido escuchadas

P: ¿Todas esas detenciones se producen sin pruebas de que hayan cometido un delito?

R: No necesitan las pruebas. No hay sentencia firme bajo el régimen de excepción. Todas las personas que han sido detenidas en los últimos tres años no han sido escuchadas. Las organizaciones documentan gente detenida por un tatuaje o por estar en el lugar inapropiado, por un mensaje anónimo o porque le cayó mal un policía. No estás ante un aparato de inteligencia policial que tenga pruebas y que construya casos. Algunos policías nos contaban que tuvieron cuotas en algún momento en las que tenían que capturar a diez. Y para llenar una cuota vos hacés lo que tengas que hacer. No ha habido consecuencias ni para los policías que hicieron eso, ni para el Gobierno que permitió esas medidas. Es decir, vivimos en un sistema que tiene una pantomima de justicia y está completamente dominado por un solo líder político en este caso.

P: El índice de aprobación nacional del presidente supera el 80%. Además, parte de la diáspora salvadoreña también lo aprueba. Después de haber reportado casos de corrupción, represión policial contra la disidencia y persecución de la prensa, ¿por qué cree que la opinión pública del país apoya a Bukele?

R: Bukele es un publicista muy efectivo. Mucho mejor que presidente. Vivir bajo el control de las pandillas para la mayoría de los salvadoreños fue una cosa terrible. Por ello, la gente está muy agradecida con él. Pero hay que tomar en cuenta algunas cuestiones: The Economist, por ejemplo, decía que las cifras que salen de El Salvador son poco confiables ahora. ¿Por qué? Porque en un Gobierno que se comporta de esta manera represiva, si te llaman a casa a hacerte una encuesta sobre el Gobierno, ¿qué vas a decir? En ese sentido, Latinobarómetro dice que el 60% de los lugareños tiene miedo de decir sus opiniones políticas en público. Hay unas tendencia a la baja de su popularidad. El problema es que la salvadoreña es una sociedad traumatizada por la violencia a través de la historia. Hay muy poco lugar para la empatía en un lugar como este. ¿Qué significa esto? Que mucha gente piensa que el Gobierno eliminó a las pandillas y todo está bien, hasta que te toca a vos. Cuando le toca a tu vecino, a tu familiar o a tu pareja te das cuenta de que no hay nada que hacer porque no hay instituciones en el Salvador capaces de hacer que Bukele cumpla la ley.

No hay instituciones en el Salvador capaces de hacer que Bukele cumpla la ley

P: El presidente estadounidense, Donald Trump, llegó a un acuerdo con Bukele para deportar a migrantes de bandas criminales, ayudándose de una ley del S. XVIII pensada para encerrar a ciudadanos de países en guerra con Estados Unidos. Según los jueces federales, Trump está incurriendo en la legalidad pero hay presos que ya están encerrados en El Salvador. ¿Qué beneficio saca El Salvador de este acuerdo? ¿Tiene intención de devolver Bukele a presos como Kilmar Abrego, deportado por error, a Estados Unidos?

R: No, Bukele no lo va a devolver. El Salvador no obtiene ningún beneficio. Bukele es el que saca beneficio. Está recibiendo pandilleros detenidos por Estados Unidos que podrían ser testigos en los juicios abiertos contra el Gobierno de El Salvador y contra Bukele por sus pactos con las pandillas. Hay que recordar que Estados Unidos considera las pandillas organizaciones terroristas. ¿Cómo se ve que un Gobierno haya negociado con ellas? Hasta ahora Bukele recibió un pandillero, en uno de esos vuelos de los deportados venezolanos, que era posible testigo en ese juicio y están negociando a otros. Está ganándose y buscándose la impunidad ante los pactos con las pandillas en los foros internacionales, que es donde puede temer. En El Salvador no tiene ningún temor de eso. Había investigaciones con las pandillas y lo que hizo fue quitar el fiscal y cambiar los magistrados. Su país lo tiene bajo control. Estados Unidos no lo tiene bajo control y los foros internacionales tampoco. Está buscando autoprotegerse.

*Alejandro Picó es alumno del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por la redactora jefa de internacional, Paloma de Salas.