¿Cómo se fabrica un bulo?
- El odio necesita combustible, en muchos casos, mentiras disfrazadas de información, que se comparten sin pensar
- Hay canales de Telegram que suelen formar parte de campañas de desinformación orquestadas
El odio necesita combustible, en muchos casos, mentiras disfrazadas de información, que se mueven rápido, se comparten sin pensar y funcionan usando el idioma del instinto: el miedo y la ira. ¿Dónde se fabrican y quién les prende fuego?
Un teléfono móvil puede convertirse en una fábrica de bulos. En su interior, el equipo de VerificaRTVE localiza el inicio de la cadena de montaje en una aplicación concreta.
"Canales de Telegram que tienen un público específico. Suelen formar parte de campañas de desinformación orquestadas y que tienen un objetivo", explica la periodista de VerificaRTVE María Navarro Sorolla.
Uno detrás de otro, se construyen textos, imágenes o audios que suelen apelan a las emociones. Los bots son "cuentas automatizadas que lo que hacen es simular el comportamiento humano", señala Navarro.
"Los bulos corren más rápido que los desmentidos"
Los bots echan una mano en el reparto, para hacer la entrega en múltiples redes sociales. Sus algoritmos los viralizan y de ahí saltan a los grupos de WhatsApp, listos para el consumidor.
"Uno de los grandes retos es que los bulos corren más rápido que los desmentidos", advierten desde VerificaRTVE.
Bulos recién salidos de fábrica que llegan a cerebros cada vez más habituados a la desinformación y los mensajes radicales. Así lo explica la neurociencia.
"Cuando esto se repite de manera continua hay como una especie de habituación y hay un adormecimiento de poner en tela de juicio algunas cosas desde el razonamiento y esto hace que haya más probabilidad de aceptar ideas que en otra situación no hubiéramos aceptado bajo ningún concepto", explica el neurocientífico Diego Redolar.
La ventana de Overton encuadra las ideas aceptadas socialmente
Tiene mucho que ver un tipo de ventana. La ventana de Overton, que encuadra las ideas que se aceptan socialmente.
"Y va de que corramos el marco de interpretación hacia cosas que antes no eran tolerables. Si un presidente del Estados Unidos (Donald Trump) te dice que es razonable hacer un resort en Palestina está corriendo el grado de debate que vamos a tener", dice el doctor en Psicología Guillermo Fouce. "Si digo 'voy a deportar a ocho millones de personas' el marco ya no es la integración, se habla de deportación", añade Fouce.
La ventana se mueve hacia lo que antes se consideraba inaceptable. "Ya no lo vemos como algo radical", concluye Fouce.
Y así se va forjando una sociedad cada vez más vulnerable a la fabricación de mentiras.