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Los periodistas haitianos en el punto de mira: "Los ataques contra los medios están forzando a muchos profesionales al exilio o a la autocensura"

  • RSF denuncia que en los últimos dos años numerosos reporteros han sido secuestrados, atacados o asesinados
  • Los periodistas Phares Jerome y Sandrine Exil relatan los peligros a los que se enfrentan en su trabajo
María Álvarez de Eulate
María Álvarez de Eulate

Roger Claudy Israël es el último periodista que engrosa la lista de reporteros desaparecidos en Haití. La última vez que se le vio se encontraba en la ciudad de Mirebalais, a 60 km de Puerto Príncipe, informando de un ataque a gran escala perpetrado por las bandas organizadas. Su caso visibiliza la situación en la que se encuentran los medios de comunicación nacionales desde hace poco más de un año: si resultan incómodos se convierten en un objetivo.

La lista es larga

El año pasado Jimmy ‘Barbecue’ Cherizier, líder de la coalición ‘Vivre Ensemble’ que aglutina a la mayoría de las bandas organizadas del país, admitió estar detrás del secuestro de Lucien Jura, antiguo jefe de prensa del ex presidente Michel Joseph Martelli; hombres armados se lo llevaron literalmente de su casa. En octubre el coche en el que viajaba el periodista Robertson Alphonse fue acribillado a balazos cuando se dirigía al trabajo. Sobrevivió. En marzo las instalaciones de ‘Radio Télévision Caraïbes’, una de las emisoras históricas del país, fueron incendiadas. La deriva violenta que está tomando el país está afectando a toda la población pero la lucha por el control territorial entre las bandas y policía-ejército-fuerza internacional implica también el control de los medios de información.

Situación en el país

Haití es prácticamente un Estado a la deriva. El periodista Phares Jerome, redactor del diario más antiguo del país, ‘Le Nouvelliste’, explica que "la situación es como si el país estuviera dividido en dos. Hay barrios y distritos controlados por el Estado donde hay policía y ejército y una gran parte controlada por las bandas. Pero incluso en las zonas que controla la ausencia del Estado es patente: no hay servicios sanitarios ni se recaudan impuestos. Son territorios sin ley". Hay que recordar que desde 2021 Haití ha vivido el asesinato del presidente Jovenel Moïse, la renuncia de su sucesor Ariel Henry y la expansión de las bandas, que se han hecho con el control del 80% de los barrios de Puerto Príncipe. La periodista haitiano-colombiana Sandrine Exil cuenta que los periodistas deben gestionar con las bandas las entrevistas y reportajes que quieren realizar en los distritos que éstas controlan. "Es como una estructura paralela del estado, tienen una persona encargada en hacer las gestiones con la prensa en cada sitio".

El trabajo de la prensa

Sandrine es hija de padre haitiano y reside en Colombia desde que su familia se exilió hace años, pero ha pasado largas temporadas en el país haciendo coberturas para medios internacionales como CNN o France24. "Hasta entrar en Haití es difícil. Yo lo suelo hacer volando desde República Dominicana en un helicóptero estadounidense de ayuda humanitaria. Una vez que llegas a Puerto Príncipe los periodistas nos movemos en grupo, es más seguro para todos, nos protegemos". Dice que como reportera se ha visto en medio de algún enfrentamiento por el control territorial pero que hasta ahora nunca se había sentido un objetivo. "También puedes ser blanco de la policía. A un colega periodista le dispararon intencionadamente en un ojo cuando cubría una manifestación". Cuando va a Haití, Sandrine prefiere moverse en moto que en coche: "Contrato a un conductor, yo voy detrás. Con la moto pasas más desapercibida y siempre tienes más capacidad de maniobra si tienes que salir huyendo de un lugar".

Vandalizar las sedes de los medios

Phares Jerome conoce muy bien una práctica que las bandas organizadas llevan haciendo desde hace un año: destruir las sedes de los medios de comunicación, incendiarlos. En abril de 2024, hombres armados entraron en las instalaciones de su periódico en Puerto Príncipe. "La sede de ‘Le Nouvelliste’ estaba en el centro de la ciudad pero las bandas entraron, se llevaron lo que les interesaba y quemaron lo que no pudieron llevarse. Lo destruyeron todo". Recuerda que después del ataque se tuvieron que mudar a otro barrio porque en el centro de la ciudad había tiroteos durante todo el día: "La policía tardó un año en entrar a nuestra sede para poder hacer fotos y ver lo que había pasado debido a la inseguridad". Algunos trabajadores decidieron marcharse al exilio. Hoy este periódico nacido en 1898 sigue funcionando desde otro barrio de la capital, pero sus imprentas fueron destruidas en el asalto, así que "de momento el diario sólo puede leerse a través de internet". Jerome lo tiene claro: "¿Por qué los periodistas y los medios somos ahora objetivo? Yo creo que las bandas van a destruir a todo aquel que sea crítico con ellas".