R. F. Kuang: "No tengo ningún problema en escribir mujeres profundamente desagradables"
- La exitosa autora chino-estadounidense visita España por la Feria del Libro
- Su obra ha sido reconocida internacionalmente con premios como el Nebula y medios como The New York Times
Rebeca F. Kuang (Guangzhou, 1996), conocida como R. F. Kuang, es una de las autoras más relevantes de su generación. A sus 28 años ha publicado obras que van de la fantasía épica (La guerra de la amapola, 2018), a la sátira literaria (Amarilla, 2023), pasando por la crítica al colonialismo y elitismo desde lo fantástico (Babel, 2022). Su trabajo ha sido reconocido con premios como el Nebula, el Crawford Award o el Goodreads Choice, y ha aparecido en las listas de lo mejor del año de medios como Time o The New York Times.
De origen chino, emigró con su familia a Estados Unidos cuando tenía cuatro años. Esa perspectiva bicultural atraviesa su obra, que aborda temas como el colonialismo, la identidad, el trauma colectivo o el lenguaje como forma de poder.
Durante la Feria del Libro de Madrid 2025, Kuang ha participado en actos multitudinarios y sesiones de firmas con centenares de lectores que se acercaron a verla. Entre encuentros con lectores y entrevistas, ha sacado tiempo para reflexionar sobre su obra y el lugar que ocupa como autora en la industria editorial.
Formada en universidades de élite como Oxford y Cambridge, Kuang impregna su literatura de esa experiencia académica. “Vi a muchas mentes jóvenes llegar con sueños progresistas y terminar pensando: todo lo que quiero es seguir en esta fiesta.” Esa decepción inspiró Babel, una novela donde el conocimiento no siempre libera: “Odio la escritura académica deliberadamente complicada. El conocimiento siempre es algo bueno, pero debería democratizarse.”
PREGUNTA: ¿Cree que saber demasiado puede hacerte más vulnerable?
RESPUESTA: No. Tengo una actitud bastante pura hacia el conocimiento: saber más siempre es mejor. El problema no es cuánto sabes, sino quién tiene acceso. Lo que me molesta es que la academia convierta el saber en algo exclusivo.
Las élites, el poder, la historia, el trauma generacional y el colonialismo
La obra de Kuang no esquiva el conflicto: lo convierte en su eje narrativo. Para ella, el poder no es abstracto ni metafórico, sino una fuerza que seduce, transforma y corrompe.
A lo largo de sus obras se manifiesta cómo las estructuras de poder —ya sean políticas, académicas, lingüísticas, editoriales o imperiales— no se combaten desde fuera, sino desde sus mismas entrañas. Sus personajes son seducidos por sistemas que prometen prestigio o pertenencia a cambio de renunciar a sí mismos.
Un ejemplo de este desencanto lo vemos en Babel, donde Kuang denuncia el colonialismo británico sin reservas. Su herramienta principal es el lenguaje: lo que parece un intercambio cultural se revela como un mecanismo de control colonial. Traducir, en su novela, también significa apropiarse, deformar, someter: “La traducción es maravillosa, pero nunca es neutral. Siempre se pierde algo, y siempre se crea algo nuevo. El traductor también es un artista.”
P.: El concepto de traducción en Babel va mucho más allá del lenguaje: se convierte en identidad, clase, poder. ¿Ve la traducción y el bilingüismo como formas de supervivencia o como trampas del imperio?
R.: Oh, por supuesto que es ambas cosas. La traducción es una herramienta neutral. Pero cuando sirve al imperio, suele volverse distorsionada: justifica ideas preconcebidas. Durante el colonialismo europeo, muchos conceptos indígenas se tradujeron como primitivos, cuando en realidad se estaban imponiendo formas de ver el mundo totalmente distintas.
R. F. Kuang durante la entrevista Daniel Cargol
Kuang no busca reconstruir los hechos tal cual pasaron. Su objetivo está más ligado a los porqués: “Lo que me interesa no es captar lo que ocurrió exactamente, ni cuándo, ni con qué tecnología. Lo importante es entender qué fuerzas sociales, emocionales, económicas e ideológicas hicieron posible que aquello sucediera.”
P.: En La guerra de la amapola y también en Babel, habla mucho sobre el trauma colectivo. ¿Cree que la fantasía es el mejor género para explorarlo, o simplemente el único que nos permite mirarlo sin reparo?
R.: No creo que la fantasía sea especialmente única en ese sentido. La novela en la que estoy trabajando ahora, Taipei Story, no tiene nada de especulativo. Trata de una joven que pasa un verano en Taipéi lidiando con la muerte de su abuelo. Me tomó años ver el mismo potencial emocional en nuestro mundo real […] que en los escenarios extremos de la fantasía. En fantasía, todo puede ser una cuestión de vida o muerte. Pero creo que como escritora se necesita más habilidad para captar la sutileza emocional que puede surgir simplemente en una conversación. Cada género sirve para cosas distintas, pero no hay uno mejor o peor para explorar el trauma político.
Female rage
Uno de los rasgos más distintivos de su obra son sus personajes femeninos. Lo vemos en Rin, de La guerra de las amapolas; June, en Amarilla; o en Letty y Victoire, de Babel. No están hechas para ser adoradas y tampoco buscan redención por sus pecados. Kuang construye mujeres que arden, que se equivocan, que sufren catarsis y que no se disculpan ni por sus emociones ni por sus decisiones.
Rebeca admite que no comprende del todo qué es lo que molesta de estos personajes. Dice que “no presta demasiada atención a quienes no las soportan”. Pero sí cree que los lectores suelen ser más duros con las mujeres que con los hombres:
“Los hombres pueden salirse con la suya con todo tipo de cosas, hacer actos horribles desde el punto de vista ético, y tener rasgos de personalidad que —si los encontráramos en la vida real— nos parecerían insoportables. Pienso, por ejemplo, en Sherlock Holmes: el clásico genio frío y adorable. Es un auténtico imbécil, y aun así todos lo adoramos. Creo que las mujeres no pueden salirse con la suya en ese sentido. Todavía se espera que, de algún modo, resulten agradables. Pero, obviamente, yo no tengo ningún problema en escribir mujeres profundamente desagradables.”
El enfado, la rabia o lo conocido en el género como female rage es un elemento presente en sus novelas. Rin arde de furia, Victoire canaliza la suya contra el Imperio británico y June la experimenta como resultado de sus propias acciones .Kuang no cree que haya una gran diferencia entre la rabia masculina y la femenina, pero sí reconoce el efecto que puede tener en el lector: “Siempre es muy catártico leer a un personaje que responde con una explosión a una situación de injusticia, opresión o encierro.”
Katábasis, su próxima novela
El próximo libro de R. F. Kuang, Katábisis, ya tiene fecha de publicación —al menos para el mercado angloparlante— el 26 de agosto, aunque todavía no hay una confirmación de su edición en español. El título del libro es un término griego que hace referencia a un descenso de algún tipo, en ocasiones, al inframundo. Esta es, precisamente, la premisa de la novela: dos rivales académicos deberán bajar al mismo infierno para salvar el alma de su profesor.
Kuang comenta que la idea del libro surgió de una etapa especialmente difícil de su doctorado, por motivos académicos y personales:
“Los primeros años de mi doctorado fueron muy duros. Mi esposo fue diagnosticado con una enfermedad crónica y pasamos mucho tiempo en el hospital. Hubo momentos en los que realmente pensé que iba a morir. Eso lo cambió todo: la forma en que vivíamos, lo que valorábamos, nuestras prioridades. Esta novela fue una manera de procesarlo.”
R. F. Kuang durante una firma de libros por la feria del Libro de Madrid, firmando un ejemplar de la 'La Guerra de la Amapola' Alejandro Hi-Hat Films
P.: En Katábasis, ¿la rivalidad entre los protagonistas nace del ego o de un sistema que los empuja a destruirse mutuamente?
R.: Sin duda de ambas cosas. [...] Alice y Peter han interiorizado por completo esa mentalidad tóxica. [...] Parte del viaje de la novela es cómo aprenden a salir de ese marco de valores y a reencontrarse con el placer de aprender y de investigar sin todo ese drama mezquino.
Kuang quiere, en esta nueva novela, explorar las consecuencias y causas de la pedagogía basada en el abuso. Cita a Whiplash como una referencia clave en esta obra, donde busca adentrarse en el lado oscuro de lo académico: en la competición, el abuso y, sobre todo, en cómo sobrevivir a ello.