Las primeras veces de autores, editores y libreros en la Feria del Libro: "Quiero vender hasta los muebles de la caseta"
- La Feria del Libro de Madrid concluye este fin de semana tras dos semanas de intensa actividad
- RTVE.es habla con tres autores, editores y libreros que se introducen por primera vez en este encuentro literario


Pablo Gallego Boutou fantaseaba de joven con la idea de estar en la Feria del Libro de Madrid. Para este autor, el evento supone "un lugar para celebrar que amamos la lectura y que cambia nuestra vida. También, para seducir a muchas personas a ella". En noviembre de 2024 publicó su ópera prima, Bar Urgel (Galaxia Gutenberg), que le bastó para ganar el I Premio de Narrativa Diana Zaforteza.
“No voy a la feria para ser un escritor que firma y al que se le forman colas.“
Gallego se muestra atónito por tener casi el mismo número de firmas que una de las literatas más leídas en el último año, Alana S. Portero (La mala costumbre, Seix Barral). "No voy para ser un escritor que firma y al que se le forman colas. Creo que lo importante es ese encuentro que se puede generar con los lectores que se acercan", reflexiona. El literato bromea con que ha habido quien se acercaba a la caseta mientras firmaba y que le ha confundido con un librero: "Cuando me preguntan por precios, les digo que el CEO no soy yo, son mis compañeros". "Nos hemos reído mucho", añade.
Por su parte, Ebabba Hameida ha firmado cientos de ejemplares de su libro, Flores de papel (Ediciones Península) durante estos últimos meses. Pero es la primera vez en El Retiro y, por ello, las anécdotas comienzan a escribirse en su memoria. "La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se acercó y me pidió el libro […]. Quería que se lo firmara", cuenta a RTVE.es. "Es bonito ver cómo cualquier persona puede fijarse en lo que has escrito", indica.
La periodista apenas paró de firmar, lo que considera "una buena señal". Si bien reconoce que no se formaron largas colas, "ha ido viniendo gente y he tenido pocos ratos de tranquilidad". "Me pareció como una forma de poder acercarte al lector, de desvirtualizar y de incluso poder abrazar a algunos", recuerda emocionada.
Mei Segura dedica un ejemplar de 'El fin del amanecer' en una de las firmas que estaban previstas para la Feria del Libro de Madrid. MEI SEGURA
También es la primera vez para Mei Segura, quien reconoce haber asistido como lectora durante años. En febrero, publicó El fin del amanecer de la mano de la editorial Faeris (Grupo Anaya), un romantasy que arrasa en redes sociales. Con la llegada de la feria, a esta creadora de contenido se le incrementaron las inseguridades que le perseguían durante el proceso de publicación, como "el miedo a que nadie venga o que nadie se interese por tu libro".
Sin embargo, Segura remarca que "ha sido muy bonito poder tener la oportunidad de que mi libro forme parte de esta y que como autora pueda conocer y conectar con los lectores", y garantiza con emoción que tiene "el corazón lleno". Esta autora destaca el trabajo que hacen los libreros, las horas que dedican, así como la atención que estos brindan a las autoras.
Para los editores, "tener un espacio es oro"
No es la primera vez que Irene Álvarez recorre la feria con sus libros porque antes dirigía otra editorial; sin embargo, retornar al parque de El Retiro le hace sentirse "feliz", ya que sostiene que este evento es "el momento más mágico a nivel editorial". Es la propietaria de Tutifruti (caseta 397), editorial dedicada a libros ilustrados con los que se promueve el amor por la lectura. Pese a que se fundara a finales de 2022, la organización impone como requisito haber publicado un mínimo de 25 títulos.
Irene Álvarez es la propietaria de Tutifruti, una editorial con historias dirigidas para los más pequeños. S. GUILLÉN
El mercado es muy amplio y cada vez más editoriales se suman a él. Por ello, Álvarez considera que "un espacio en la feria es oro porque no solo conoces a gente y promocionas la editorial, sino porque tienes las impresiones de los lectores y aprendes un montón". "Estaba deseando venir", admite, "es como una pequeña excusión, en la que siempre viene alguien interesante o alguien que te rompe los esquemas". "Es inigualable".
Las conexiones ferroviarias entre Valencia y Madrid permiten acudir cada fin de semana a Alberto Haller, director editorial de Barlin Libros (caseta 408), especializada en literatura de no ficción. Su recorrido excede los ocho años y pese a ser la primera vez que participan en la Feria del Libro de Madrid, no es una experiencia desconocida, dado que cada año tienen una caseta en la de Valencia. El director editorial destaca las situaciones que se viven, como cuando consumidores pasados se acercan para pedir nuevas recomendaciones.
“Para mí la feria es que te pregunten, recomendar y que me recomienden a mí también“
Haller reconoce que es "un editor al que le gustan las ferias" y destaca lo positivo de su experiencia en la de Madrid: "Se acercaba mucha gente que conocía el catálogo y que tenía ya varios libros, pero también mucho curioso". "Para mí esto es que te pregunten, recomendar y que me recomienden a mí también —resalta—. La gente que viene es muy agradecida y se aprende un montón". Además, confiesa que siempre trata de encontrar un hueco para pasear entre la muchedumbre y los libros, lo que le permite "hablar con todo el mundo que quiero y buscar lecturas con ahínco y con calma".
La literatura juvenil se asoma en la editorial TBR (caseta 387), un sello perteneciente a SM. Xohanna Bastida, editora de TBR, compara la experiencia que se vive en El Retiro con tirarse a la piscina. "Te lanzas y el respaldo es relativo. Esto es una aventura", garantiza. Para Bastida, estar en la caseta como editora supone "una oportunidad muy buena" porque así puede averiguar qué recomiendan y qué solicitan los lectores. "Dicen que las personas jóvenes no leen. Claro que leen, pero lo que quieren, no lo que otras personas quieren que lean", reivindica.
Xohanna Bastida (centro) y María Barrera (dcha) acompañan a Laia Soler (izq.) mientras firma ejemplares de su libro. S. GUILLÉN
La responsable de marketing de TBR, María Barrera, explica que traer a autores invita a que todo el mundo se pare y examine los títulos de la editorial. También destaca la implicación de los lectores en la feria: "Es tal la devoción por conocer a sus autores que hay gente que hace cola desde las 7.30 horas". Bastida adelanta que se prevé que en 2025 TBR crezca, por lo que podría contar con un espacio más grande. "Esta ha sido una muy buena experiencia y nos quedan muchas ganas de seguir adelante", expresa.
Los libreros montan una pequeña librería "durante tres semanas"
Jesús Navarro y Paula Bordonada son propietarios de la Librería Derivas (caseta 116), ubicada desde hace tres años en el barrio madrileño de Carabanchel. Esta librería de barrio ofrece en su catálogo títulos infantiles, cómic y libros editados por grupos independientes. En su incursión primeriza, Navarro afirma a RTVE.es que son días "de mucho estrés". A ello se suma "el agobio de ser la primera vez", aunque admite que vive la experiencia "con ilusión".
Navarro se turna con su pareja asistir a la feria, dado que tienen un bebé de poco más de un año que les obliga a conciliar. S. GUILLÉN
Esta pareja tuvo un bebé hace poco más de un año, lo que les obliga a tener que conciliar. Durante la feria, han contratado a Rocío Feltrez, que permanece entre semana en El Retiro, mientras Navarro y Bordonada se turnan en abrir la librería y en cuidar al niño. Si bien su caseta es pequeña —tiene espacio para alrededor de 1.500 títulos—, han preparado una serie de firmas que inviten a acercarse a los lectores a conocer a sus autores favoritos, como Alana S. Portero o Pablo Gallego Boutou. El librero invita a comprar Bar Urgel porque "es muy poético y a la vez muy literal".
A unos minutos de distancia del propio parque se encuentra El Retiro de las Letras (caseta 108), que regentan Leandro Gómez e Isabel Giraldo. Gómez compara el espacio de la caseta con el de su librería, que es generalista: "Es pequeñita, así que tiene el espíritu y la diversidad que tiene el local". Es su primera incursión en la feria como libreros y agradecen haber tenido "una pequeña formación previa", con la que obtuvieron los datos necesarios para poder participar.
Leandro Gómez e Isabel Giraldo regentan El retiro de las letras y agradecen haber tenido "una pequeña formación previa". S. GUILLÉN
Los propietarios de esta librería se han sentido abrigados por el resto de compañeros porque no les ha faltado ningún comunicado ni información sobre el funcionamiento. Además, revela algunos de los secretos que desde fuera del sector se desconoce: "Nadie sabe cuántas cajas tienes que abrir. Es montar una librería durante tres semanas". Por otro lado, Gómez apela a los lectores y les invita a explorar "nuevas narrativas" y que no se limiten a lo comercial. "Escuchad a los libreros y a las libreras porque tratamos siempre de ofreceros lecturas de calidad que nos gustan", insiste.
“Nadie sabe cuántas cajas tienes que abrir. Es montar una librería durante tres semanas“
Si bien la feria se inicia en junio, la librería El Faro (caseta 160) asegura que todo comienza a prepararse desde antes. "En abril, o incluso antes, ya hablamos con autores y editoriales para que nos den buenas firmas", cuenta la propietaria de este espacio, Cristina García, y subraya que estas "dan mucha vida a la caseta". No es la primera vez que García trabaja entre los expositores de El Retiro, pero sí con El Faro, lo que le asusta más. "Quieres que salga bien porque es tu negocio [...]. Esperas no tener errores de novato", expone, aunque remarca que vive la experiencia "con mucha ilusión". Junto a ella, está contratada para estas semanas Yuna Le Paih-Gragnic, aficionada a la lectura y con experiencia en el sector.
La capacidad de la caseta es de unos 4.000 ejemplares, por lo que prevén buenas ventas. De hecho, la librera bromea con las posibles ganancias: "Quiero vender hasta los muebles de la caseta". García invita a hacerse con títulos de literatura juvenil como los fenómenos editoriales Alas de sangre (Planeta), Quicksilver (Faeris Editorial) o los libros de Myriam M. Lejardi, "una autora que promete muchísimo".
Cristina García (dcha), acompañada de Juna (izq.), comienza a preparar la feria desde antes de abril. S. GUILLÉN
Entre las 366 casetas que componen esta nueva edición de la feria, hay súplicas por que esta no llegue a su final jamás. Para la propietaria de Tutifruti, supone "un momento único". "Si terminara, lloraría de tristeza [...]. Sería la pérdida de un brazo de Madrid", razona Irene Álvarez. Pero autores como Pablo Gallego, pese a la importancia de este encuentro literario en El Retiro, siempre encontrarán su lugar en otras de menor magnitud, como las que tienen lugar en el barrio de Vallecas o de Carabanchel. La responsable de marketing de TBR insiste en que los libros no tienen límite y en caso de que hubiera un fin para la feria, Barrera concluye en que afortunadamente "la literatura nunca va a dejar de existir".