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'Cómo entrenar a tu dragón': un remake tan perfecto como innecesario

  • DreamWorks revive una de sus sagas más queridas en acción real con mimo, fidelidad y efectos visuales espectaculares
  • Se estrena en cines este jueves, 12 de junio
Dragón oscuro de gran tamaño con alas extendidas en una montaña al atardecer. Un joven se acerca al dragón con un gesto amistoso.
Póster de la película 'Cómo entrenar a tu dragón' DreamWorks
Daniel Cargol

Muy pocas criaturas fantásticas están tan arraigadas en el imaginario colectivo como los dragones. Desde Smaug en El Hobbit, pasando por los dragones de Daenerys en Juego de Tronos y La Casa del Dragón, hasta el inolvidable Fújur en La historia interminable. Donde hay un dragón, suele haber también un jinete. Y pocas historias han sabido plasmar bien esa simbiosis como Cómo entrenar a tu dragón (2010), una de las franquicias animadas más exitosas y queridas de DreamWorks. Y que vuelve, en formato de acción real este 12 de junio a los cines.

¿Era necesario?

Este live action partía con más retos que ventajas. A diferencia de otras adaptaciones de clásicos con décadas de antigüedad, la original apenas tiene 15 años: tiempo justo para despertar nostalgia, pero quizá no para justificar una revisión.

Aun así, DreamWorks se ha arriesgado dando el salto al live action con Cómo entrenar a tu dragón (2025) de punta de lanza. El resultado es sólido: la propuesta cumple y ofrece un acabado más maduro y terrenal. Aunque deja abierta una pregunta inevitable: ¿Era necesario? La respuesta probablemente sea no. Pero en una industria dominada por fórmulas probadas, lo importante es conservar la esencia. Y aquí, se logra.

El padre de Cómo entrenar a tu dragón

Uno de los mayores aciertos del remake es recuperar a Dean DeBlois, codirector y coguionista de la saga original, que ahora dirige esta versión en acción real. Su visión, que se percibe en cada escena, es, a su vez, su mayor acierto y su principal limitación.

Pocas personas conocen tan bien el mundo de Mema, sus personajes, sus silencios y sus emociones. Su regreso garantiza fidelidad, coherencia y una ejecución impecable, pero quizá también le impide innovar, aunque sea un poco. Hay una sensación constante de déjà vu. No tanto por nostalgia, sino por repetición. La película sigue el guion de la versión animada casi plano a plano, con apenas algunas adiciones.

Es difícil mejorar lo que ya era sobresaliente. Entonces, si vas a hacerlo casi igual, ¿por qué hacerlo? Los cambios hacia una mayor madurez no justifican por sí solos esta nueva versión. No es un defecto, pero sí deja un leve regusto a oportunidad perdida.

Póster de película con un jinete sobre un dragón negro volando al atardecer.  Estreno 13 de junio. Formatos IMAX, 3D, Large Format, 4DX y ScreenX.

Poster de la película 'Como entrenar a tu dragón' Universal

El corazón de un líder y el alma de un dragón

La historia es prácticamente la misma, pero sigue siendo una muy buena historia. Hipo, un joven vikingo de la isla de Mema, no encaja con el resto de su pueblo. No es fuerte ni valiente, sino enclenque y torpe. Todo cambia cuando una noche captura, de rebote, al misterioso dragón Furia Nocturna, dando inicio a una improbable amistad entre humano y criatura.

En el fondo, sigue siendo una reflexión sobre identidad, choque generacional, familia, liderazgo y la necesidad de aceptar el cambio.

Escena dramática entre padre e hijo, con iluminación tenue y atmósfera tensa.  El hijo, de pelo oscuro, mira a su padre, de barba pelirroja y armadura.

Hipo y Estoico, padre e hijo, enfrentados DreamWorks

La relación entre Hipo y Estoico es el núcleo de la historia que gana matices en esta versión. Presenta la dualidad de un padre que solo quiere proteger a su hijo y al mismo tiempo debe liderar a toda una aldea. Frente a la del hijo que quiere cumplir las expectativas puestas en él pero es incapaz de lograrlo. En esta versión, esa relación se explora más a fondo, mostrando matices que solo una actuación en carne y hueso puede aportar.

Interpretaciones con alma y garra

Gerard Butler, que ya puso voz a Estoico en la versión animada, lo interpreta ahora en pantalla. Se trata de una elección acertada: Butler comprende a fondo al personaje y disfruta interpretándolo. Transmite con fuerza —y con una sorprendente vulnerabilidad— el conflicto interno de Estoico, incluso mejor que en la original.

Mason Thames, como Hipo, cumple con nota: no es tan frágil físicamente como en la entrega de 2010, pero sí logra transmitir la misma esencia. Desde el corte de pelo estilo Justin Bieber dosmilero, al lenguaje corporal y las inflexiones en la voz, todo está cuidado para evocar al Hipo de la original. Su interpretación es emocional, creíble y carga con gran parte del peso narrativo, sobre todo en las escenas compartidas con el dragón Desdentado, logrando hacer, junto con los efectos especiales, que el dragón se sienta real.

Nico Parker, en el papel de Astrid, obtiene más minutos de metraje dando lugar a una interpretación más fuerte y cañera del personaje. Una líder nata, guerrera capaz y rival autoimpuesta de Hipo que, más tarde, acabará por convertirse en una de sus mayores aliadas.

Hipo y Astris, en una escena de batalla de

Astris e Hipo en el campo de batalla en 'Como entrenar a tu dragón' DreamWorks

También destaca Nick Frost como Bocón: mentor, figura paternal secundaria y alivio cómico. Frost mantiene el humor original, revitalizando —sin forzar— los chistes clásicos de hace quince años. Lo mismo ocurre con los gemelos Chusco y Brusca (Harry Trevaldwyn y Bronwyn James), que logran modernizar sus bromas sin forzarlas.

Por último, merece la pena destacar el regreso de varias voces del doblaje original. Algunos actores que dieron vida a los personajes en la versión animada en castellano vuelven a reinterpretarlos aquí: entre ellos Álvaro de Juan como Hipo, José Luis Angulo como Estoico y Laura Pastor como Astrid. Todos ellos ofrecen una interpretación nostálgica, pero viva, que completa el puente entre generaciones.

Los dragones y la magia: el núcleo de la película

Más allá de sus protagonistas humanos, hay dos grandes pilares que sostienen la película: los dragones y la banda sonora.

Los primeros representan el mayor reto visual de este live action, junto a los distintos escenarios donde se ha grabado la película. Convertir criaturas de diseño animado —exageradas, carismáticas, con ojos expresivos y diseños imposibles— en seres que funcionen en un mundo realista no era tarea fácil. Y, en general, el CGI está a la altura, salvo en muy contadas escenas. Desdentado, la criatura alada más importante de la película y coprotagonista, conserva su personalidad y su expresividad en un diseño muy apegado a la versión animada.

En el último tramo —especialmente en las escenas aéreas entre Desdentado e Hipo— los efectos visuales alcanzan su punto más alto. La fluidez del vuelo, la expresión de los dragones y su integración con los entornos naturales están a la altura de lo visto en La Casa del Dragón o Juego de Tronos. Son criaturas que impresionan, pero también conmueven: logran expresar emociones complejas, y eso es un logro tanto técnico como narrativo.

La otra gran noticia es el regreso de John Powell. Su música es parte esencial del ADN de esta saga, y aquí no decepciona. La banda sonora mantiene los leitmotivs que todos recordamos, pero introduce variaciones y nuevos arreglos que acompañan el tono más maduro del remake. Es una música que sabe a magia, a poder volar y a aventura: emociona, sí, pero también ha crecido con su historia.

La nostalgia ahora tiene alas y escupe fuego

En definitiva, Cómo entrenar a tu dragón (2025) no era estrictamente necesaria, pero sí ha sido sorprendentemente eficaz. DreamWorks se ha subido al tren de los live actions con una apuesta que, aunque conservadora en lo narrativo, está ejecutada con un mimo palpable en cada plano.

La nostalgia está bien dosificada, el corazón de la historia sigue latiendo con fuerza y los elementos clave —los dragones y la música— funcionan como anclas emocionales. El resultado deja claro que, aunque el original es insuperable, este remake no traiciona su espíritu. Si esta es la forma en que DreamWorks entra al terreno del live action, no podría haberlo hecho con mejor pie.