Defensa cesa a dos de los militares procesados por la muerte dos soldados en Cerro Muriano
- El abogado de las víctimas solicita la suspensión también del capitán y del teniente coronel
Dos de los militares procesados por la muerte del cabo Miguel Ángel Jiménez y el soldado Carlos León, que hacían unas maniobras en un lago en la base cordobesa de Cerro Muriano en diciembre de 2023, han sido cesados de sus funciones. Se trata del teniente de infantería Tato y del comandante Velasco.
El teniente y el comandante han sido suspendidos -con efecto del 13 y 14 de junio respectivamente-, según ha informado en un comunicado Luis Romero, abogado del soldado León, tras ser publicados los ceses en la edición de este lunes del Boletín Oficial de Defensa.
Romero ha mostrado su confianza en que en las próximas horas también sean cesados el capitán y el teniente coronel procesados por esta causa. La decisión del cese tanto del teniente como del comandante parte del Ministerio de Defensa.
A comienzos del pasado mes de mayo, el Tribunal Militar Central de Madrid estimó plenamente los recursos de apelación de otros dos investigados hasta entonces en la causa judicial: el sargento Castroviejo y el coronel Navarro. En ambos casos, revocó la decisión del Juzgado Togado Militar Central Nº 2 de procesarles a cuenta de las citadas dos muertes en la base cordobesa de Cerro Muriano.
El auto del procesamiento
El titular del Juzgado Togado Militar Central Nº 2 de Madrid, que instruyó la causa de la muerte de los soldados, dictó auto de procesamiento contra seis mandos del acuartelamiento; un capitán, un teniente, un sargento, un teniente coronel, un comandante y un coronel, a los que, inicialmente, dejó en libertad provisional.
El magistrado que firmó el auto les requirió, entre otras medidas, que comparecieran ante el juzgado entre los días 1 y 5 de cada mes o bien cada vez que fueran requeridos para ello.
A cinco de ellos (el teniente Zuñiga, el teniente Tato, el sargento Castroviejo, el teniente coronel Zanfaño y el comandante Velasco) se les acusó de dos delitos contra los deberes del servicio, con penas equivalentes a las del homicidio en el código penal. También se les imputaron otros dos delitos en grado de tentativa, por los soldados que tuvieron que ser atendidos por hipotermia. Al sexto acusado, el coronel Navarro, se le imputó el delito de incumplimiento de los deberes inherentes al mando.
Resumen del auto
El auto recogía que fue un sargento el que escogió el lugar del ejercicio, consistente en cruzar un lago con un nivel de agua que cubría a los soldados, con el dato de que el soldado que colocó la cuerda de seguridad del ejercicio le indicó al sargento que "por su experiencia le parecía poco adecuado realizar este ejercicio (...), ya que todo el trayecto tenía mucha profundidad", contestando su superior "que él tampoco lo veía claro, pero que cumplía órdenes del capitán".
Mientras se encontraban finalizando la tarea, también un teniente y un sargento mostraron su inquietud por el ejercicio realizado. Asimismo, un cabo añadió que "le parecía una locura", hacer ese ejercicio. La respuesta recibida en todos los casos fue que se hacía por orden del capitán.