Tusk sobrevive a la moción de confianza para reafirmar su liderazgo al frente del Gobierno polaco
- La votación parlamentaria sucede tras la derrota de su partido en las elecciones presidenciales del pasado 1 de junio
- Aunque su coalición de Tusk tiene la mayoría, algunos partidos aliados habían dudado sobre la continuidad de su liderazgo
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha logrado superar la moción de confianza sobre su Gobierno tras afirmar su convencimiento de que su Administración "tiene el mandato para gobernar". La votación parlamentaria ha ocurrido tras la derrota de su partido en las elecciones presidenciales del pasado 1 de junio y en un momento convulso en la política del país, marcada por la lucha abierta que el Ejecutivo y el Legislativo mantienen desde hace dos años.
La amplia coalición de Tusk cuenta con 242 legisladores en la Cámara Baja, o Sejm, de 460 escaños, lo que significa que siempre tuvo probabilidades de sobrevivir a la moción de confianza. Sin embargo, tras los comicios presidenciales, algunos partidos aliados habían dudado sobre la continuidad de su liderazgo.
Antes de la votación, el primer ministro ha hecho un alegato por la unidad y la cohesión dentro de su coalición de Gobierno. En una intervención desafiante, Tusk ha afirmado que no tolerará "disputas que se conviertan en peleas", y ha puesto como ejemplo la derrota de la selección polaca de fútbol la víspera en Helsinki para ilustrar las "potenciales consecuencias" de un conflicto entre aliados.
Tras la salida de Andrzej Duda de la presidencia, el partido de Tusk depositó todas sus esperanzas en el candidato liberal de la Coalición Cívica, Rafał Trzaskowski, y vio en él una oportunidad para hacerse con la presidencia e iniciar una nueva etapa política. Sin embargo, tras la justa victoria del ultraderechista Karol Nawrocki, alineado con Duda, el Gobierno conservador ha visto frustradas sus aspiraciones de cambio.
El pulso entre ambos poderes comenzó en 2023 con la victoria en las urnas de la Plataforma Cívica, en un triunfo que desplazó del Gobierno al partido ultraderechista Ley y Justicia (PiS), vinculado a Duda. La tensión se tradujo en una legislatura llena de bloqueos institucionales y sucesivas crisis constitucionales, en las que el presidente saliente recurrió sistemáticamente a su derecho de veto, algo que, según la Unión Europea, socavó la independencia judicial. Y ahora, con Nawrocki, que llegará al palacio presidencial de Varsovia en agosto, la historia parece repetirse.
Tusk, incapaz de anular los vetos presidenciales
En Polonia, el presidente puede vetar las iniciativas legislativas presentadas por el parlamento y también puede remitir leyes al Tribunal Constitucional, cuyos miembros han sido en su mayoría designados por el PiS. A pesar de su mayoría parlamentaria, la coalición de Tusk no cuenta con una mayoría suficiente de tres quintos para anular los veto presidenciales, algo que incapacita seriamente su capacidad de Gobierno.
Es precisamente por eso por lo que Tusk pedirá un voto de confianza parlamentario para respaldar a su Gobierno de coalición. Según las palabras del primer ministro, con este paso pretende reiterar la "unidad y el coraje" de toda la alianza centro-liberal para seguir implementando su agenda reformista pese a la elección de un presidente ultraconservador que promete seguir la estela de Duda. De la misma forma, Tusk ha asegurado que su Gobierno "no está dispuesto a retroceder ni un paso", al tiempo que ha reconocido la posibilidad de una "cohabitación difícil" con el nuevo presidente.
"Este voto debería ser un nuevo comienzo"
Este miércoles, Tusk ha presentado un plan de acción de su Gobierno al parlamento. Posteriormente, se celebrará un debate antes de la votación que tendrá lugar en la tarde. "Este voto de confianza no pretende continuar con todo lo que hemos estado haciendo, porque sabemos bien, después de este año y medio, que algunas cosas se pueden hacer mejor y más rápido, y este voto de confianza debería ser un nuevo comienzo", declaró Tusk en una reunión de Gobierno previa a la moción.
Entre las medidas que ha prometido Tusk, está que su Gobierno continuará sus esfuerzos para revertir las reformas judiciales implementadas por el PiS que, según la Unión Europea, socavan la independencia de los tribunales. El presidente saliente de Polonia, Andrzej Duda, también aliado del PiS, ha bloqueado hasta el momento los intentos del gobierno de revertir las reformas judiciales.
Además, tras superar la moción, Tusk tiene previsto llevar a cabo una reorganización del Gobierno, probablemente en julio. Mientras tanto, miembros de la coalición han afirmado durante este último mes que su acuerdo de coalición también deberá renegociarse. Esto podría desencadenar un nuevo conflicto político, ya que un desgaste por la incapacidad de acción del Gobierno podría empujar a un adelanto electoral.
De igual forma lo cuestionan sus votantes. Una encuesta de SW Research para el diario Rzeczpospolita ha mostrado que alrededor de un tercio de los polacos creía que el Gobierno actual no sobreviviría hasta en 2027, el final de legislatura. Tal y como los analistas muchos votantes están desilusionados con el incumplimiento de promesas como la liberalización de las leyes del aborto, la reforma del poder judicial o el aumento del límite de exención de impuestos.