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El negocio de la vejez: solo un 14% de los centros para mayores son de titularidad y gestión pública

  • El tiempo medio para conseguir plaza en una residencia pública de mayores es de entre uno y dos años
  • El 40% de las residencias privadas están en manos de cinco o seis grandes empresas de este sector
En portada - El negocio de la vejez
FÁTIMA HERNÁNDEZ

* En Portada estrena cada miércoles —a las 22:00 h. en RTVE Play y en La 2— un documental producido por RTVE

Desde hace 17 años Chon sufre alzhéimer, “esa cruel enfermedad que se lleva los recuerdos” expresa, con cierto desaliento, Fernando Rojo. Lo tiene asumido, pero no puede evitar emocionarse al decirlo en alta voz. Llevan toda la vida juntos. Se casaron hace 45 años y, aunque Chon ya no habla, piensa que ella nota que él está ahí y que, de alguna manera, lo reconoce.

En Portada aborda el negocio de la vejez

Una persona mayor hace rosquillas con los niños del pueblo en la residencia de la localidad cacereña de Pescueza. EN PORTADA

Sigue tratándola con ternura y no ha querido llevarla a una residencia. Y eso que hasta su hija, viendo el deterioro de su madre y el esfuerzo como cuidador de su padre, le dijo un día, "papá deberíamos llevar a mamá a una residencia", pero él no quiso. “He tenido algunas experiencias negativas con otros familiares y por nada del mundo llevaría a Chon a una residencia”. Esta semana el programa En Portada aborda las dificultades económicas que soportan las familias con una persona mayor en el documental titulado El negocio de la vejez.

Bajo sospecha

Las residencias siempre han estado bajo sospecha a juicio del sociólogo José Ignacio Casas, que cree que se debe a la falta de transparencia que hay sobre la gestión de estos centros para mayores. “Debería publicarse cada año la lista de residencias que suspenden, las que han sido sancionadas y por qué”, pero es una batalla abierta que no interesa resolver, argumenta, “porque muchas comunidades autónomas no están de acuerdo con que se publiquen los nombres de las que lo hacen mejor y peor” y, sin embargo, asegura, "es un derecho que tenemos como sociedad".

Debería publicarse cada año la lista de residencias que suspenden, las que han sido sancionadas y por qué

Fernando Rojo gasta cada mes tres mil y pico euros por la ayuda a domicilio que tiene contratada. Lo que pagaría —calcula— por tenerla en una residencia. Él tiene 74 años y es ingeniero de energías renovables. Consolación ya ha cumplido los 82. Su último trabajo fue como enfermera en la planta de Maternidad y neonatos del Hospital La Paz de Madrid. Con la pensión que les quedó y sus ahorros hacen frente al cuidado en casa. La ayuda a la dependencia que recibe es de 425 euros.

Ir a una residencia

En la mayoría de los casos no hay otra alternativa que ir a una residencia de mayores. Pero acceder a una pública no es tan fácil. Entre uno y dos años se tarda en obtener una plaza pública o concertada y hay que reunir una serie de requisitos: tienen preferencia los de mayor grado de dependencia y los que cuenten con menos ingresos.

El negocio de la vejez en el programa En Portada de TVE

Taller de costura en la residencia de mayores Villa de Ejea en la localidad zaragozana de Ejea de los Caballeros.

En general, el precio de una plaza de residencia privada cuesta al usuario más de 2.000 euros de media. El coste lo asume la persona mayor, a veces con la ayuda de sus hijos. Sin embargo, hay situaciones en las que, incluso con el apoyo familiar, no se logra cubrir la cuota mensual. En estos casos, las administraciones públicas pueden intervenir para proporcionar asistencia.

Son cinco o seis grandes empresas las que tienen el 40% de las residencias privadas que hay ahora mismo. “Es un negocio legítimo pero siempre que estén cubiertos los estándares mínimos de calidad necesarios”, según explica el sociólogo José Ignacio Casas.

Envejecimiento de la población

Somos el segundo país de la UE, después de Italia, con mayor población envejecida. Se calcula que en la próxima década se necesitarán un 15% más de plazas residenciales. Según la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, el déficit de plazas residenciales para personas mayores en España sigue aumentando tras la pandemia.

En los tres años posteriores a la pandemia del covid (2021, 2022 y 2023) han aumentado en 6.031 las plazas residenciales, mientras que la población mayor de 65 años se ha incrementado en más de 600.000 personas en esos mismos años.

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Julia descansando tras su paseo diario por la localidad cacereña de Pescueza.

Son necesarias 89.324 plazas residenciales para alcanzar cinco plazas por cada 100 personas mayores de 65 años. Y no menos de 35.000 plazas para atender la demanda actual de personas en Dependencia Severa o Grandes Dependientes. Según el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) solo un 14% de los centros dirigidos a personas mayores tienen titularidad y gestión pública.

El sistema residencial ofrece 381.514 plazas a personas mayores distribuidas entre 5.188 centros. Eso implica una media de 73,5 plazas por centro. En los centros de personas mayores el 70% de las personas que residen son mujeres. El 75% de los residentes en centros de personas mayores tiene 80 o más años.

Otras alternativas: cooperativas y nuda propiedad

Hay otras alternativas cuando eres mayor, una de las más aceptadas es la de vivir en una cooperativa, donde entre todos se toman las decisiones, pero para ser socio, normalmente hay que comprar la vivienda. Una cantidad que oscila entre los 90.000 y los 200.000 euros. Además hay que pagar una mensualidad que ronda los mil euros. Lo habitual es vender tu propia casa y destinarlo a un proyecto de cooperativa de mayores. Luego la propiedad pasa a los herederos.

El programa de TVE En Portada aborda el negocio de la vejez

Asunción Martínez junto a su hijo Quique y el representante de la empresa Jubenial negociando el alquiler vitalicio. EN PORTADA

Poseer una vivienda en propiedad ha sido una práctica frecuente en España, al menos en las generaciones de los mayores. Disponer de una propiedad permite a los propietarios mayores plantearse utilizarla para conseguir dinero hasta el final de su vida.

Son las fórmulas dirigidas a los jubilados, como la nuda propiedad, donde se reserva el usufructo vitalicio de la vivienda, es decir el derecho a disfrutar de la vivienda con la obligación de conservarla hasta su fallecimiento. En estos casos el comprador se beneficiará de un menor precio de compra en compensación por no poder poseer el inmueble durante unos años.

Hipoteca inversa y alquiler vitalicio

Es parecido a la compraventa con alquiler vitalicio. En esta se consigue más cantidad de dinero en el momento inicial. Y se firma un contrato de alquiler que deberá pagar el vendedor hasta que fallezca. Suele ser rentable para el comprador cuando el mayor ha cumplido ya los 75 u 80 años.

Y luego está también la hipoteca Inversa que es un préstamo hipotecario inverso, al igual que una hipoteca tradicional permite a los propietarios de vivienda pedir dinero prestado utilizando su vivienda como garantía del préstamo. Con un préstamo de hipoteca inversa, la cantidad que el propietario debe al prestamista aumenta —en lugar de disminuir— con el tiempo.

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Un grupo de mayores de la cooperativa Convivir, en Horcajo de Santiago (Cuenca), toma café en uno de los espacios comunes de su centro residencial. EN PORTADA

Esto se debe a que los intereses y los cargos se agregan al saldo del préstamo cada mes. Los propietarios o sus herederos tendrán que pagar el préstamo en última instancia, lo que suele hacerse vendiendo la vivienda.

Cuando esa persona muere, el banco o la compañía de seguros se quedarían con el piso a no ser que los herederos rescaten esa vivienda. Según el sociólogo especializado en economía de mayores, José Ignacio Casas, “la rescatarían con unos intereses que están dos y pico puntos por encima de los intereses de cualquier hipoteca y al final recibirían del orden del 30% del valor de la vivienda. Es decir, suena un poco a estafa”.