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Lee Jae-myung: un nuevo presidente para una Corea del Sur fuera del eje tradicional

  • El político progresista alcanza la cima del Ejecutivo surcoreano con mayoría de su partido en el Parlamento
  • Lee tiene el reto de lidiar con la polarización en su política interior y revisar sus alianzas internacionales en el exterior
Lee Jae-myung: un presidente para una Corea del Sur fuera del eje tradicional
El candidato presidencial del Partido Demócrata, Lee Jae-myung, saluda a sus simpatizantes durante su último mitin de campaña para las elecciones presidenciales de Corea del Sur en Seúl ANDRÉS MARTÍNEZ CASARES
ADRIÁN ROMERO

En lo que va de siglo, pocos candidatos presidenciales surcoreanos han llegado a las puertas del poder cargando con tanto peso simbólico como Lee Jae-myung. Su ascenso ha sido una carrera de fondo marcada por litigios, divisiones internas y una polarización en auge. Pero no fue hasta el 3 de diciembre de 2024 —la noche en que el expresidente Yoon Suk Yeol lideró el fallido de golpe de Estado— que Lee emergió como protagonista.

El intento de Yoon por consolidar el poder mediante la fuerza desencadenó una crisis institucional de proporciones históricas. Aquel día, la democracia surcoreana se tambaleó. Mientras los militares se aglomeraban frente a la Asamblea Nacional, Lee Jae-myung hacía un llamamiento al público a través de una transmisión en vivo para instar a los ciudadanos a reunirse en el edificio legislativo.

"Fue el rostro de la resistencia dentro de la izquierda al ser el primero en llegar y difundir su postura ante la mayor audiencia, y eso la gente lo recuerda", considera el profesor de Estudios Coreanos de la Fundación Corea en la Universidad de Monash, Daniel Pieper. "También sobrevivió a un intento de asesinato el año pasado en uno de sus mítines, precisamente mientras anunciaba su candidatura. La gente lo ve como un luchador", asevera.

Lee no es solo el vencedor de las elecciones, también el espejo de una Corea en transformación, más pragmática, táctica y atenta a los acontecimientos internacionales. En él convergen dos figuras aparentemente opuestas: la del reformista que ha escalado desafiando a las élites tradicionales y la del moderado que ha aprendido a modular su mensaje para ampliar los apoyos.

"Alguna reserva sobre Lee Jae-myung es que anteriormente era mucho más izquierdista en sus políticas, y ahora ha virado hacia la derecha, pues la sociedad coreana se ha inclinado más hacia el conservadurismo en las últimas décadas", reflexiona Pieper.

Lejos quedó el tono combativo que lo caracterizó en su primer intento presidencial en 2022, y que perdió por un margen mínimo. Hoy Lee defiende una mezcla cuidadosamente calibrada de nacionalismo económico, diplomacia abierta y estabilidad institucional. En este proceso ha demostrado una agilidad política notable: ha capitalizado el descrédito del conservadurismo tras la caída de Yoon y ha convertido a su formación, el Partido Demócrata de Corea del Sur, en líder indiscutible del poder legislativo y ejecutivo.

Justo por eso, Lee afronta un liderazgo cauteloso. Su control total del Parlamento y del Gobierno ha levantado recelos en amplios sectores del establishment conservador y de la ciudadanía. "Un argumento que el conservador Partido del Poder Popular usó en campaña contra Lee Jae-myung es que, si salía elegido, convertiría al país en 'casi una dictadura'", expone la investigadora afiliada al Instituto de Investigación Asiática de la University of British Columbia, Sun Ryung Park.

Como resultado, el riesgo de que su poder se perciba como absoluto —especialmente tras la caída de Yoon por abuso del mismo— es plausible en una sociedad cada vez más polarizada. Una percepción que, si no gestiona en los próximos cinco años, puede hacerle perder el capital político que tanto le ha costado construir.

El camino a la cima

La biografía de Lee Jae-myung no responde al molde clásico de la élite surcoreana. Nacido en 1963 en la pobreza de Andong, una ciudad al este, Lee ha definido su infancia como "miserable". Abandonó la secundaria para trabajar en fábricas, y a los 13 años quedó incapacitado de por vida en un brazo tras un accidente con una prensa industrial. Antes de cumplir los 18, aprobó el examen de acceso a la universidad y, gracias a una beca, se graduó en Derecho. Trabajó como abogado de derechos civiles durante casi dos décadas antes de entrar en política en 2005.

Ese origen humilde forjó una personalidad política única. Lee no hablaba como los políticos tradicionales —se evidenciaba en su acento de fuera de Seúl— ni se presentaba como uno de ellos. Esa misma autenticidad le permitió conectar con sectores marginados, obreros y jóvenes.

"Lee Jae-myung tiene un grupo de seguidores muy apasionado y dedicado entre los progresistas", percibe el historiador y profesor de la Fundación Coreana de la Australian National University, Kyung Moon Hwang. "Debido a su origen pobre y a su talento, además de ser alguien que expresa sus preocupaciones sobre una sociedad equitativa, muchos lo ven como la gran promesa de una Corea del Sur justa", destaca.

Su paso por la Alcaldía de Seongnam y la gobernación de Gyeonggi consolidó ante el electorado un perfil de gestor audaz, pese a las acusaciones judiciales que arrastró durante su cargo. Entre ellas, corrupción, soborno y abuso de confianza, todas asociadas con un proyecto de desarrollo de tierras en 2023.

De igual forma, durante la campaña "se descubrió que había infringido la ley electoral porque, supuestamente, mintió a sabiendas durante un debate presidencial", afirma Kyung Moon Hwang. "Algunos coreanos, ante la creciente corrupción en otros lugares, podrían estar dispuestos a perdonarle esta falta", reconoce.

"Esa es una de las razones por las que muchos en Corea del Sur se oponen a las mociones de censura como herramienta política: creen que se están abusando de ellas. Algunos señalan que es necesario debido a la corrupción rampante, pero otros lo ven como una extralimitación política y un abuso del sistema legal", argumenta.

En marzo, un tribunal de apelaciones lo absolvió de los cargos de falso testimonio, pero el mes pasado el Tribunal Supremo de Corea del Sur revocó la sentencia.

"Al llegar a la presidencia, estos juicios se suspenderán porque la Constitución surcoreana solo permite que un presidente en funciones sea procesado por dos crímenes: insurrección y colusión con una potencia extranjera", subraya Kyung Moon. "Creo que la mayoría de los surcoreanos piensan que, en conjunto, estos delitos, lamentablemente, no son tan inusuales en Corea del Sur ni llegan al nivel de declarar la ley marcial e intentar derrocar al Gobierno", asevera.

Una política exterior para nuevos tiempos

En una Corea del Sur atrapada entre potencias históricas y tensiones regionales, Lee Jae-myung propone un giro hacia una política exterior motivada por el interés nacional. A diferencia de la línea dura de su predecesor, Lee no pretende demonizar a Corea del Norte ni cortar puentes con Pekín. Su apuesta, en cambio, pasa por descomprimir el tablero geopolítico a través del diálogo, aunque sin abandonar los pilares tradicionales de seguridad.

El catedrático de Relaciones Internacionales en el King's College y de Corea en la Universidad Libre de Corea, Ramón Pacheco, resume la futura relación Corea del Sur-China de la siguiente forma: "El distanciamiento va a continuar; dicho lo cual, Lee Jae Myung va a intentar que no sea tan abierto. Tratará de mantener un cierto nivel de diplomacia mientras que, a nivel de retórica, su mensaje evitará evidenciar un posicionamiento tan claro a favor de Estados Unidos", diferencia.

Para Lee, Corea del Sur no puede darse el lujo de enemistarse con sus vecinos continentales. Incluso llegó a invocar la Nordpolitik del expresidente Roh Tae-woo como ejemplo exitoso de diplomacia económica pragmática, y que permitió la normalización con China y la URSS en los años 90. "¿Importa si nuestros clientes son de países comunistas?", cuestionó en un debate televisivo durante la campaña.

Esta postura le ha costado etiquetas como "pro-China" o "blando con el Norte" por los conservadores, alimentadas por declaraciones polémicas como su famoso "xie xie" ('gracias' en mandarín) en un gesto cordial hacia China y Taiwán. Una crítica que, sin embargo, Pacheco cuestiona: "Es lo habitual de los conservadores hacia los mandatarios liberales. La crítica no le va a influir, salvo si Estados Unidos nota que es verdaderamente un presidente prochino", advierte.

Más allá de la península, el presidente electo plantea una política de "multipolarismo práctico". Esto es, reafirmar la alianza con EE.UU. y la cooperación trilateral con Japón como "base de la seguridad" —algo que Yoon ya inició en 2023—, pero sin un alineamiento incondicional.

"El posicionamiento más notable de Estados Unidos va a ser reorientar la presencia de sus tropas en Corea del Sur para que estén cerca de China", vaticina Pacheco. "En este aspecto, Corea del Sur muchas veces ha justificado acciones como reacción a las medidas de Corea del Norte, aunque se sabía que eran en respuesta a las acciones de China. [Bajo la nueva política estadounidense] Corea del Sur podrá justificar de forma más abierta cualquier acción como una reacción ante la amenaza de Pekín", sostiene.

En cuanto a Tokio, su enfoque es dual: aprueba la cooperación económica y estratégica, pero sin claudicar en las cuestiones históricas. En este aspecto, ha sido crítico con el colonialismo japonés, las disputas territoriales por los islotes Dokdo y el vertido de aguas contaminadas de Fukushima.

Sin embargo, también ha abogado por respuestas coordinadas con Tokio frente a los posibles efectos de una segunda presidencia de Trump y las guerras arancelarias globales. "Aunque he sido muy crítico con la conducta de Japón, creo que, desde una perspectiva macro, la cooperación es necesaria", aaseguró Lee en una entrevista.

Igual que Corea del Norte, China y Rusia, la "gamba entre ballenas" —Corea del Sur— aspira bajo el liderazgo de Lee a un nuevo protagonismo fuera del eje tradicional. "Ahora bien, mientras la alianza con Estados Unidos siga, el país contará con su paraguas de seguridad para defenderse", determina Pacheco.