'Teatro Yeses': Cuarenta años volando entre las rejas
- En 1985, Elena Cánovas creó este taller con las presas de la cárcel de Yeserías
- Es un arma poderosa para la reinserción de las presas en la sociedad
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El equipo de Objetivo Igualdad entra en el Centro Penitenciario Madrid 1, más conocido como la cárcel de mujeres de Alcalá Meco, para el último ensayo de Soldadescas, la nueva obra de Teatro Yeses. Lo primero que nos llama la atención es que no es una cárcel como otras. De hecho, nos explica Ángel Sánchez, el subdirector de tratamiento de este centro penitenciario: "No es igual, arquitectónicamente hablando, a ninguna otra de España". La explicación es que se creó en 1984 para rehabilitar a los presos toxicómanos porque, cuenta Sánchez: “Se les consideraba más drogadictos que delincuentes” y pensaban que una vez rehabilitados “no volverían a delinquir”. Por eso tiene muchos más espacios abiertos y “eso ayuda a que haya menos conflictividad”. Nada que ver con lo que tuvo que vivir Elena Cánovas, la creadora de Teatro Yeses, cuando trabajaba como funcionaria de prisiones en los 80 en la cárcel de Yeserías, hoy Centro de Inserción Social Victoria Kent, o en la de Carabanchel, ya derruida a principios de los 90.
“Las cárceles en los 80 y principios de lo 90 eran lugares tremendos”
En esa época, cuenta Cánovas, “eran tremendas, lugares muy desapacibles y muy poco acogedores”. Recuerda que le “impresionaban las celdas con esos cerrojos, y que hacía mucho frío”. Además, relata, las presas eran chicas muy jóvenes y muchas eran toxicómanas “que llegaban muy enfermas, producto de la droga”. Critica que entonces “no se paliaba el síndrome de abstinencia como luego sí se ha hecho con fármacos”, por lo que el deterioro era aún mayor.
Elena compaginaba su trabajo en la cárcel con sus estudios de interpretación y dirección de escena en la RESAD y comenzó a dar un taller de teatro con las presas. En 1985 fundó Teatro Yeses. Y se peleó con todo el mundo para lograr que sus actrices, que vivían presas, pudieran salir a interpretar su función fuera de la cárcel. Cuenta Cánovas que en esos años: “Los amotinamientos en las prisiones estaban revolucionando la sociedad y no a todo el mundo le parecía bien que las presas fueran actrices”. Le llegaron a sugerir que “mejor diera un curso de peluquería”. Pero la directora se empeñó, porque consideraba que “el teatro es muy enriquecedor”.
Entrada al Centro Penitenciario Madrid 1 Informativos TVE
“En 40 años solo se ha escapado una presa, pero no fue durante la gira”
La directora de Teatro Yeses rememora: “Salían esposadas, escoltadas en carretera por la guardia civil y en el teatro por la policía nacional” porque, explica, “podía participar cualquier presa, independientemente de su estado penal”, aunque fueran preventivas, aún no juzgadas, y sin mirar cuánto tiempo habían cumplido de condena.
Pese a todas las dificultades, en estos 40 años solo se ha escapado una presa del taller de teatro; pero no fue ni durante el taller en la cárcel, ni durante la gira teatral. Se ríe la directora al recordar: “Ella cumplió con su responsabilidad con el teatro, hizo la gira y volvió a la cárcel”. Entonces, cuenta: “Se le debió cruzar un cable, como ellas dicen, y se escapó”. Tiempo después, la compañía estaba con otras presas en una función teatral, y comenzó a sonar un teléfono. Cuando lo cogieron “era la presa que se había escapado”, narra Elena, diciéndoles que “le gustaría estar allí viéndolas, pero que lógicamente no podía, y que nos deseaba ¡mucha mierda! que es como se desea suerte antes de una función”.
Ensayo 'Soldadescas', compañía 'Teatro Yeses', en el Centro Penitenciario Madrid 1 Informativos TVE
“Nadie entra aquí pensando que va a ser algo fácil”
Ahora, las presas para poder participar en el taller de teatro, en este centro, cuenta Ángel Sánchez, el subdirector de tratamiento interno: “Deben haber sido juzgadas y haber cumplido al menos una cuarta parte de la condena”. La razón, explica, “es el tiempo que marca la ley para poder recibir un permiso penitenciario de salida”, porque “no es necesario que vayan esposadas ni escoltadas por las fuerzas de seguridad”. El taller de Teatro Yeses o cualquier otro taller puede servir para que una parte de la estancia en la cárcel se pueda hacer con régimen de semilibertad, pero “no se rebaja condena”.
Aún así, “nadie entra aquí pensando que va a ser algo fácil” cuenta Andrea Bellomo, una de internas del centro, que participa en el taller este año. Es venezolana, lleva diez años en España, y asegura que cometió un error, pero que de “eso trata la vida, de ponerte pruebas en el camino y superarlas y avanzar”.
“Entran con mucho miedo”, explica el subdirector de tratamiento, por eso “en los primeros momentos del ingreso es cuanto más atención se requiere”. Tienen entrevistas “con un psicólogo, y con un trabajador social” y dice que con el tiempo “disminuye el nivel de ansiedad hasta que se produce una adaptación a la vida penitenciaria”.
Así lo describe Mariana Pococa, otra de las internas, “al inicio siempre es un lugar hostil”, pero explica, “las personas tenemos una capacidad de adaptación muy grande”, y continúa “he aprendido a vivir aquí, y aunque jamás va a ser mi hogar, sí he conseguido sentirlo como un tipo de casa, pese a lo difícil que es estar privado de libertad”
En esta prisión hay 521 internas. Más del 60%, cuenta Sánchez, son por tráfico de drogas, debido a la cercanía de este centro al aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. El 7% ha cometido delitos de sangre. "Pero aquí dentro", señala el subdirector de tratamiento, lo que importa “es la conducta, no los actos que han cometido”.
Función 'Soldadescas', compañía 'Teatro Yeses' (2025) Imagen cedida por Iria Ortega
“El grupo es feminista, el grupo es cañero”
En la década de los 90, la primera directora general de la Mujer, Asunción Miura, apostó por esta iniciativa, y desde entonces, el resto de directoras también han apoyado a Teatro Yeses durante 30 años. Cánovas explica: “El grupo es feminista, el grupo es cañero”, porque tratan de “denunciar actitudes machistas a través de las obras”. Incluso “alguna obra no ha gustado a parte del público masculino”; en concreto, un entremés de Mariana Cabañas del siglo XVIII, que “es una mujer que da consejos a otras mujeres que se quejan de los maridos y los ridiculizan un poco”. Se ríe al contar: “Esto no les gustó, y pienso que por eso somos eficaces”.
Las presas dicen que el teatro les ayuda a expresarse, a gestionar emociones, “a entender que hay cosas que no están en mi total control”, como precisa Popoca, y a sentirse parte de algo más. Porque Elena trata de sacar lo mejor de cada una de ellas, dice Bellomo: “Es exigente con nosotras; pero es para que no nos estanquemos en el no puedo, no puedo”. Mariana cuenta que en el taller, “es como si salieras a otro mundo”, y supone “crecimiento mental, y emocional”. Andrea destaca que “me ha ayudado a sacar mi voz”. Y sobre todo, señala: “Es muy enriquecedor actuar con actores profesionales”. Eso es algo que Elena quiso desde el principio porque, como reconoce, su aspiración es “tener una compañía como las demás, con la excepción de que se hace entre rejas”.
La directora dice que les sirve para recuperar la autoestima, porque “están haciendo un esfuerzo y están recobrando la valía que tienen, que estaba escondida”. Muchas internas tras cumplir su condena cuentan que “Yeses les dio una oportunidad que nunca podrían imaginar cuando ingresaron en prisión”, añade el subdirector de tratamiento.
Teatro Yeses ha dado muchas oportunidades a las presas que han pasado a lo largo de los 40 años que lleva en activo. Han salido de España para ir a encuentros de teatro en la cárcel en Berlín, Manchester, Milán y Costa Rica, por citar algunos. Y ha recibido premios tan prestigiosos como el Dionisos de la UNESCO, el Max y el de la Unión de Actores.
En 2025 Soldadescas gira todo el mes de mayo por la Comunidad de Madrid. El 3 de junio la compañía celebra 40 años sobre las tablas. El 28 de junio están en el Festival de Teatro Clásicos en Alcalá y el 22 y 23 de julio en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
Como dice su directora, participar en este taller, y luego subirse al escenario, fuera de la cárcel, les ha dado “una plataforma de libertad”.
Objetivo Igualdad