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Elecciones en Portugal

La sombra de la corrupción aumenta la desconfianza de los portugueses en la clase política

  • Los dos últimos gobiernos se han visto envueltos en casos de corrupción
  • El presidente del Observatorio de Economía y Gestión del Fraude destaca el distanciamiento que provocan estos casos
Reportajes 5 continentes - Portugal se enfrenta a sus terceras elecciones en tres años

En las calles de Lisboa se respira ambiente electoral entre carteles de los diferentes partidos y electores con camisetas de algunas formaciones. Son las terceras elecciones en tres años y, tan solo 14 meses después de las últimas, más de 10 millones de portugueses están llamados a las urnas de nuevo.

En marzo, el primer ministro, Luís Montenegro, presentó y perdió una moción de confianza tras verse envuelto en una crisis política causada por sus negocios familiares y un supuesto conflicto de intereses. Toda la oposición, excepto Iniciativa Liberal, votó en contra, y el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa decidió convocar elecciones.

Las elecciones están marcadas, una vez más, por un caso de corrupción que ha provocado una mayor desconfianza de los ciudadanos. "Tienen la percepción de que Portugal no es un país corrupto. Pero estos casos, que además son mediáticos, provocan un distanciamiento de los ciudadanos en relación a los políticos y a la política en general", asegura el presidente del Observatorio portugués de Economía y Gestión del Fraude, Antonio Maia.

En la capital lisboeta, la respuesta es unánime cuando se pregunta por la corrupción. Antonio baja la vista y niega con la cabeza en señal de desaprobación: "Hay mucha corrupción, pero mucha mucha", dice.

Portugal vota este domingo en un momento de inestabilidad política

Los casos Spinumviva e Influencer

El líder del Partido Social Demócrata, Luís Montenegro, llegó al poder tras la dimisión del en aquel entonces primer ministro, António Costa, tras verse envuelto en un caso de corrupción en proyectos energéticos. La llamada 'operación Influencer' que llevó a la dimisión de Costa y a elecciones anticipadas tuvo muchos errores desde el principio.

Pero culpables o no, los casos de corrupción, sobre todo los mediáticos, influyen cada vez más a los portugueses. "Admito que hay impactos negativos, especialmente a nivel de la confianza de la gente en la clase política. En poco más de un año vamos a elecciones otra vez por cuestiones de la misma naturaleza, por cuestiones de ética e integridad. Independientemente de los procesos legales que pueda haber, siempre va a haber ese efecto de aumentar la desconfianza generalizada de los ciudadanos en relación a los dirigentes políticos, lo cual no es nada sano en un ambiente democrático. Esa confianza debería ser un factor fuerte", apunta Maia.

Los "errores" de la operación "influencer" que acabó con el Gobierno del portugués Antonio Costa

Por eso destaca la importancia de que los partidos tengan una idea clara de transparencia. Entre otras acciones, el Observatorio envía propuestas a los grupos sobre cuestiones que consideran importantes para que se incluyan en sus políticas. "Creo que los principales desafíos son adoptar medidas que sean señales mínimas de voluntad política respecto a la corrupción. Aumentar la transparencia en la gestión del Estado, concretamente en la función política, divulgar la agenda, cumplir el código de conducta. Y sobre los que van a formar parte del Gobierno, más transparencia. Cuál es su historia, qué han hecho, qué van a hacer... solo para darse cuenta, tal vez, de algunos conflictos de intereses. La ley en Portugal es muy clara: los miembros del Gobierno no pueden participar en procedimientos de los cuales formen parte entidades en las que desempeñaron funciones profesionales en el pasado", explica.

¿Qué percepción tienen los portugueses de la corrupción?

Elena, cuya familia es de Angola -una de las antiguas colonias portuguesas- coincide, aunque considera que no todo el mundo lo ve así. "Pienso que hay corrupción aunque la gente no se lo crea. No tendría que haber corrupción en un país europeo", señala. Joao, dueño de un céntrico bar de la capital portuguesa, también cree que la corrupción es un problema. "La situación con la corrupción está muy mal, cada vez peor", añade. Otra mujer lisboeta, que no desvela su nombre, está de acuerdo: "La percepción empieza a ser un poco mala, sí".

Con todo, solo uno de los portugueses entrevistados por RNE asegura que no va a votar. Pero no parece que esta tónica se vaya a trasladar a las urnas. "Los dos casos -Costa y Montenegro- con una distancia en el tiempo tan corta, le dan al electorado una percepción de que hay algún tipo de crisis. Ahora bien, si eso va a disminuir la participación no lo creo. Si ocurre, no creo que esté relacionada. Hace un año con un caso así creció la participación", sentencia Antonio Gomes, director general de GFK Metris, uno de los centros encargados de los sondeos.