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Guerreras, ellas también se alzaron en armas

  • Hay tumbas con armamento que se creían de hombres, pero son de mujeres
  • Se ha silenciado a las guerreras pese al reconocimiento del ejército en su época
Estatua de María Pita en A Coruña
Estatua de María Pita en A Coruña. Foto: Getty
Talia Martínez de Marañón

¿Hubo mujeres que lucharon en el campo de batalla a lo largo de nuestra historia? Conocemos casos aislados como el de la artillera Agustina de Aragón, que defendió Zaragoza de los franceses durante la guerra de la Independencia a principios del siglo XIX. También el de María Pita en el siglo XVI, que hizo célebre la frase 'quien tenga honra que me siga" cuando los ingleses invadían A Coruña.

Mujeres guerreras

“Existe un poco la creencia de que las mujeres no participaban en la guerra, que estaban siempre en la retaguardia y a salvo. Y realmente las cosas no son así”, cuenta Ana Morilla, coautora del libro Guerreras: españolas que empuñaron las armas, junto a Pilar Queralt y Carolina Molina.

Dice que la realidad luego siempre es mucho más heterogénea, que no es una cuestión de blanco o negro, “sino que hay una gran escala de grises”. Cuenta que todas las mujeres hasta el siglo XX, que pelearon “lo hicieron disfrazadas de hombre porque estaba prohibido por las ordenanzas que las mujeres formaran parte de los ejércitos”. Eso sí, cuando volvían de la guerra, el ejército les reconocía su valor y les pagaba una pensión. 

Representación de María Pita en batalla, blandiendo una espada sobre soldados ingleses caídos.  Fondo con escenas de combate naval y fuego. Pintada en 1889.

“María Pita cargando contra os ingleses”, 1889, Patrimonio Artístico Municipal da Coruña Arturo Fernández Cersa

“En los libros de historia no aparecen las mujeres"

Por eso Carolina Molina, coautora del mismo libro, cree que “hay más mujeres que no sabemos". “En los libros de historia no aparecen las mujeres, ¿eso quiere decir que no hubo mujeres en la historia?”, se pregunta y opina que habría que interpretar más allá de los libros.  

En la misma línea, Juan Tranche, autor del libro Gladiadoras: el duelo de la eternidad, cuenta que todos hemos oído hablar de los gladiadores, “estos hombres que se jugaban la vida en la arena”. Así, comenta que todavía hay mucha gente que se pregunta si realmente las gladiadoras existieron. "Es muy triste, porque ellas también estuvieron”. Además, añade que “ellas no solo luchaban por su vida, ellas lucharon también contra las fuertes y rígidas costumbres de un imperio que no quería verlas haciendo lo que estaban haciendo”.

poner el acento en actividades como la guerra, supone quitar importancia a los cuidados

“¿Qué actividades estamos considerando menos importantes y por qué?”, se pregunta Lourdes López, vicepresidenta de los profesionales de arqueología de Madrid, y miembro de la asociación de arqueólogas feministas de Madrid. A su juicio, poner el acento en actividades como la guerra, con valores muy masculinizados como la valentía, supone quitar importancia a “las actividades productivas y de cuidado”.

Las mujeres manejan armas desde la prehistoria

Los últimos hallazgos demuestran que las mujeres han manejado armas desde la prehistoria. Gracias a la arqueología feminista, como cuenta Lourdes López, “ha habido un avance brutal que no se había producido en muchas décadas anteriores" y tumbas con restos humanos y armamento que se achacaban a hombres han resultado ser de mujeres.

Así ha pasado, por ejemplo, en el yacimiento de Wilamaya Patjxa, en los Andes peruanos. Al analizar una proteína en el esmalte dental más efectiva para detectar el sexo, la amelogenina, descubrieron que se trataba de una joven de entre 17 y 19 años.

Escultura de la Dama de Baza en vitrina museística, acompañada de objetos y paneles informativos sobre su descubrimiento e historia.

Dama de Baza, Museo Arqueológico Nacional MAN, Museo Arqueológico Nacional

López afirma que un caso muy llamativo es el de la Dama de Baza que está en el Museo Arqueológico Nacional. Hallada en 1971, el análisis de ADN ya indicaba que era una mujer. "Se empeñaron en decir que era un hombre para no admitir que pudiera ser una guerrera del siglo IV a.C", sentencia. En 2005 se confirmó que era una mujer de unos 30 años y se acepta su posición de poder dentro de la sociedad ibera.

Por su parte, la divulgadora histórica Ana Morilla añade que las iberas “se defienden con las armas, y a los historiadores romanos les asombra como aquellas mujeres, luchaban igual que los hombres y no retrocedían y no pedían clemencia”.

Lourdes López, de Arqueólogas Feministas, remata: “Por supuesto que habría mujeres guerreras, habría mujeres lideresas, pero igual que ha habido escritoras en la Edad Media o pintoras en el Renacimiento o pensadoras en la Ilustración, pero en ningún caso podemos pensar que, que fuera la norma en estas sociedades”.