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Entrevista a Richard Hames

Del ecofascismo al "neocolonialismo verde": ¿cómo se enfrenta la extrema derecha al cambio climático?

  • Hablamos con el investigador británico Richard Hames, coautor del ensayo Baterías, bombas y fronteras
  • Grupos ultras vinculan la naturaleza a la raza blanca o culpan a los migrantes de la degradación del medio ambiente
La influencia de Elon Musk en la segunda presidencia de Donald Trump, rasgo definitorio de la agenda verde de la extrema derecha
La influencia de Elon Musk en la segunda presidencia de Donald Trump, rasgo definitorio de la agenda verde de la extrema derecha Mandel NGAN / AFP
ÁLVARO CABALLERO

Hace ahora seis años, en marzo de 2019, un ataque terrorista en Christchurch, Nueva Zelanda, conmocionaba al mundo. Un joven supremacista blanco asesinaba a 51 musulmanes en dos mezquitas de la ciudad. De su manifiesto, que él mismo había subido a internet justo antes del atentado, llamaba la atención que se describía a sí mismo como "ecofascista".

"Acabad con los invasores, acabad con la superpoblación y salvad así al medio ambiente", se leía en el texto, en el que también aseguraba que "el nacionalismo verde es el único nacionalismo verdadero". Pocos meses después, en agosto de ese mismo año, otro joven blanco mataba a 21 personas en El Paso, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. En su propio manifiesto, inspirado por el atacante de Christchurch, acusaba a los migrantes latinos en EE.UU. de provocar la "degradación ambiental" de su país.

Son los ejemplos más extremos del "ecofascismo", una ideología difusa y por ahora marginal que vincula la protección del medio ambiente con la raza blanca. Pero la relación entre extrema derecha y cambio climático va mucho más allá de estos casos. 

Racismo pintado de verde: "El mejor aliado de la ecología es la frontera"

En muchos casos, esta ideología niega el calentamiento global y defiende los intereses de la industria fósil, pero también puede optar por otra postura: apoyarse en un discurso verde para justificar políticas autoritarias y contra los migrantes. "El mejor aliado de la ecología es la frontera", decía un portavoz de Agrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen, en 2019.

Portada del libro 'Baterías, bombas y fronteras'

Portada del libro 'Baterías, bombas y fronteras' LEVANTA FUEGO

Los investigadores británicos Richard Hames —con el seudónimo de Sam Moore— y Alex Roberts lo analizan en su libro Baterías, bombas y fronteras. El cambio climático y la extrema derecha, publicado en enero en España por la editorial Levanta Fuego. 

El ecofascismo, explica Hames en una entrevista con RTVE.es, "básicamente ha desaparecido" desde la vuelta de Donald Trump al poder en Estados Unidos a principios de este año.

"Todo ha cambiado" con el segundo mandato de Trump

"Toda la política ha cambiado", con su segundo mandato, ya que si antes los pensadores o influencers de extrema derecha estaban alejados del poder, Trump los ha acogido bajo su ala en este nuevo periodo. "Y cuando se acercan al poder, su interés pasa de preocuparse por el medio ambiente a representar el interés del capital".

Otro elemento clave en la segunda legislatura de Trump es la figura de Elon Musk. Los intereses del hombre de confianza del presidente estadounidense y consejero delegado de Tesla, que produce esencialmente coches eléctricos, están "ligados a la transición verde", señala Hames. 

Esto, unido a su nacionalismo, da lugar a la postura que mostró en 2020 tras el golpe de Estado en Bolivia, país clave en la transición energética por sus reservas de litio. "Daremos un golpe a quien queramos, ¡asumidlo!", escribió en Twitter —ahora su red social—. En lugar del ecofascismo, señala el investigador británico, ahora "tenemos un neocolonialismo verde".

Pero las políticas de la extrema derecha son muy volubles, y la presencia de Musk en la administración Trump puede dar lugar a una posición "extraña", explica Hames: por un lado, es probable que el nuevo Gobierno de Trump avance hacia la transición energética en beneficio de las empresas del magnate propietario de Tesla o Starlink, pero por otra, habrá "restricciones" de esta agenda verde a su favor

"Esto quiere decir, por ejemplo, aranceles a los vehículos chinos", competencia directa de Tesla, afirma. El anuncio de la guerra comercial de Trump, que afecta en gran medida a China (con aranceles de hasta el 54%) se produjo el pasado miércoles, un día después de la entrevista con Hames.

La "americanización" de la extrema derecha europea

Los efectos de la segunda venida de Trump no solo se hacen sentir al otro lado del Atlántico. En Europa, "la extrema derecha ha vivido un proceso de americanización", apunta Hames. Grupos extremistas británicos, por ejemplo, han dejado de lado el medio ambiente y la naturaleza como elemento central de su visión política "por el dinero de emprendedores de la extrema derecha como Musk". 

Este ya ha mostrado su apoyo —simbólico y económico— a Alternativa para Alemania, partido que defiende a ultranza la quema de carbón y el fin de las restricciones ambientales. 

La política de la extrema derecha es "muy flexible", es una ideología que se basa en "tratar de llegar al poder", sin posiciones sólidas ni coherentes más allá de la antiinmigración, expresa el autor del libro. Por ello, "cuando alguien te da dinero, haces lo que te dicen".

Un caso particular es el de Francia. Allí, el partido de Marine Le Pen sí que se ha pronunciado abundantemente sobre el cambio climático, aunque lo ha utilizado para expandir su narrativa contra los migrantes. Le Pen decía en 2019 que "alguien arraigado en su hogar es un ecologista" mientras que "los nómadas no se preocupan por el medio ambiente".

Sin embargo, este discurso tiene que ver con las características específicas del país galo —poco dependiente de los combustibles fósiles por su potencia nuclear y con un gran peso de la agricultura—, así como con el marco temporal: se dio durante el momento álgido del movimiento ecologista global, y con RN lejos todavía del poder.

El ecologismo es una preocupación de los movimientos [de extrema derecha] alejados del poder

"Creo que el ecologismo es una preocupación de los movimientos [de extrema derecha] alejados del poder", afirma. Agrupación Nacional, que aquella época en la que se encontraba en plena reconstitución para alejarse de su pasado más radical, "estaba a la búsqueda de otras ideologías y formas de pensar". Ahora, que ha ido ganando poder, su interés en el medio ambiente prácticamente se ha esfumado.

Negacionismo y conspiración, "fundamentales" en la política extremista

Pero si algo une a los distintos enfoques de la extrema derecha hacia el cambio climático es el negacionismo. Dentro de este negacionismo, eso sí, hay muchas posiciones. Se puede negar que la emisión de CO₂ provoca el calentamiento global, lo que se conoce como negacionismo de tendencia, pero este "prácticamente ha desaparecido porque la tendencia se ha vuelto irrebatible".

Persiste, por otro lado, la negación de que es el ser humano el que lo causa o también de la urgencia del problema. "Está pasando pero no es un problema serio ahora, lo será al final del siglo", ejemplifica este investigador. Ahora, por ejemplo, una de las visiones más extendidas es que el aumento del CO₂ es positivo porque es "alimento para las plantas" y mejora su crecimiento. 

Las teorías de la conspiración no son solo creencias particulares, sino maneras de creer que moralizan el mundo de manera simple

En este sentido, las teorías de la conspiración también son "fundamentales" para la ideología ultra en relación con el medio ambiente. Ya sean supuestas estelas químicas en el cielo para impedir la lluvia, o planes globales secretos para destruir presas, estas teorías "no son solo creencias particulares, sino maneras de creer que moralizan el mundo de manera simple, estableciendo una división clara entre lo bueno y lo malo". 

Además, "restringen la agencia o capacidad de acción de la población". Hay, según este marco mental, pequeños grupos de personas que tienen una capacidad de acción total —las élites globalistas— mientras el resto somos meros espectadores. De esta manera, el cambio climático no solo se niega, sino que se hace imposible pensar (y por tanto actuar) sobre ello. 

"Es una cuestión de clase y no de raza": cómo afrontar el discurso extremista

La extrema derecha no es ya una fuerza marginal. Gobierna en varios países de la Unión Europea, como Italia, Países Bajos o Hungría, y en Alemania es la segunda fuerza, con el peso simbólico que ello supone. La propia Comisión Europea, pese a constituirse dejando en buena parte de lado a la ultraderecha y adoptar una ambiciosa agenda verde, defiende duras políticas contra la migración, como se vio en el reciente pacto migratorio, o en su apoyo a los centros de deportación de migrantes en Albania puestos en marcha por Giorgia Meloni. 

El discurso antimigratorio puede ser parte de los dos futuros hipotéticos escenarios que plantean en su obra, advierte Hames. En el primero, que denominan "reacción fosilizada", la extrema derecha permitiría seguir extrayendo y quemando combustibles fósiles ignorando y negando sus graves consecuencias para el cambio climático. Por otra parte, el segundo escenario recibe el nombre de "baterías, bombas y fronteras", los gobernantes extremistas llevarían a cabo una transición energética pero limitada a los países ricos, expoliando los recursos del sur y levantando muros más altos para impedir la llegada de los refugiados climáticos.

¿Cómo hacer frente, entonces, al discurso de la ultraderecha frente a la crisis climática, que puede ser muy amplio y atractivo para grandes franjas de la población? Este investigador recuerda que grupos extremistas intentaron capitalizar la solidaridad y la indignación popular frente a la gestión de la dana en Valencia el pasado octubre, como Revuelta y sus recogidas de alimentos solo para españoles, por ejemplo.

Frente a ello, quienes quieran hacer frente a la extrema derecha deberían ofrecer "políticas de la seguridad": hacer que la gente se sienta segura frente a estos desastres —que serán más comunes e intensos con el cambio climático—. "Y crucialmente, hablar de seguridad no a corto sino a largo plazo, y eso pasa por abandonar los combustibles fósiles".

Pero lo más importante, según Hames, es insistir en que los más ricos, y no los extranjeros pobres, son los principales responsables de esta crisis. Así se evitaría que se impusiera un discurso ecologista de extrema derecha que culpe a los migrantes del cambio climático o los deje atrás con la excusa de la transición verde.

Estoy más cerca de una persona de Nicaragua que de un milmillonario, aunque este hable como yo o se parezca a mí

El cambio climático es una cuestión de clase, y no de raza, repiten en el libro. "Esa es la manera en la que uno pueda decir: ‘estoy más cerca de una persona de Nicaragua que de un milmillonario, aunque este hable como yo o se parezca a mí’". "Dejar claro las desigualdades extremas de las sociedades europeas, esa es la manera de establecer la conexión con alguien del sur global, aunque parezca diferente", reivindica.