Alicia nos lleva al país de las maravillas y "nos saca a todos el niño que llevamos dentro"
- Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas explora su legado en artistas como Dalí
- La exposición puede verse en CaixaForum Madrid del 4 de abril al 3 de agosto
¿Qué tienen en común Alicia y Donald Trump? ¿Qué une a John Lennon y Vladimir Putin? Estas y otras preguntas de aparente sinsentido tienen respuesta en Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas, un viaje onírico a los orígenes y las reinvenciones del clásico de la literatura infantil que cumple 160 años.
A través de 283 objetos y obras de arte, CaixaForum Madrid en colaboración con el Victoria and Albert Museum ofrece una exposición sobre Alicia que "nos saca a todos el niño que llevamos dentro", asegura a RTVE.es la comisaria británica. Una cita con esta niña curiosa, nacida en plena era victoriana, y los dos libros que cuentan sus peripecias, el archiconocido Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas y, la segunda parte, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí.
La puesta en escena del dramaturgo Ignasi Cristià juega con cambios de escala, color, escenarios y formas para deambular entre lo real y lo imaginario. En alguna sala los adultos tendrán que agacharse para entrar porque la puerta es muy pequeña. El visitante participa en la fiesta del té del Sombrerero Loco con tazas y platos volando por los aires, se sumerge en el estanque de lágrimas y pasea entre los naipes de la Reina de Corazones.
Método científico
Alicia es una heroína moderna, que se enfrenta con valentía a un absurdo mundo fantástico, desafía el poder y no tiene miedo de hacer preguntas incómodas. Cuestionarlo todo es uno de los principios del método científico, que guía a Alicia, de hecho los curiosos que quieran profundizar e ir realmente hasta el fondo de la madriguera pueden experimentar con un simulador de ALICE, el gran colisionador de iones diseñado para estudiar la física de la materia, casi al final de la exposición.
© Chris Riddell, 2020, reproducido con permiso de Macmillan International Publishers Ltd.
Empecemos por el principio. Suena el teléfono, un modelo antiguo, empieza el juego. El visitante debe decidir si levanta el auricular y contesta o si sigue con su recorrido previsto, un guiño para dejarse arrastrar por el universo fantástico de Alicia con el conejo blanco, la Reina de Corazones, el Sombrerero Loco, la oruga o Humpty Dumpty.
Para entrar en la exposición, hay que descender por la madriguera del conejo en un juego visual que lleva a una biblioteca decimonónica, trasunto de la que podría haber pertenecido a Charles Lutwidge Dogson, un erudito victoriano, fotógrafo, matemático y escritor, que pasó a la posteridad como Lewis Carroll.
Un paseo en barca
Una historia imaginaria narrada a Alice Liddell (ver foto) y a sus hermanas a lo largo de un paseo en barca en una tarde de verano de 1862, cristalizó en un arquetipo universal más allá de un simple cuento infantil. Carrol se inspiró en su propia vida, sus conocimientos científicos y su vida en Oxford. Fotos, puzles, juegos lógicos y bocetos del propio autor reflejan el inicio del proceso creativo.
Tres años después de aquella "tarde dorada", se publicó el volumen con las ilustraciones de John Tenniel, en 1865. Además de los dibujos, se despliega un folio manuscrito con una tabla en la que se detalla el tamaño de las ilustraciones y su contenido a lo largo de los capítulos del libro. Objetos curiosos como juegos de cartas, figuras de carton o latas de galletas demuestran la popularidad que pronto logró su protagonista.
Foto de Alice Liddel de Julia Margaret Cameron. © Victoria and Albert Museum, London
La niña real, que inspiró el libro, aparece en sus fotos de pequeña con flequillo y el pelo a la altura de los hombros, corto para la época, con una mirada traviesa a veces y otras sin gana alguna de posar. La conservadora de Teatro y Performance del Victoria and Albert Museum de Londres, Kate Bailey, explica a RTVE.es que "Alice vivía en un momento en que las mujeres no podían aspirar a una educación igual a la que recibían los chicos y canalizaba su curiosidad a través del cuestionamiento. Seguramente se sentía frustrada, aspiraba a hacer y descubrir más cosas".
Alicia era una sufragista morena, pero acabó siendo otra rubia de Hollywood. Como curiosidad, CaixaForum recupera la primera adaptación al cine de 1903, con sus diez minutos de metraje fue la película británica más larga de la época y se emplearon trucos de cámara para encoger a Alicia.
Walt Disney siempre había estado interesado en los libros de Alicia y comenzó a planificar un largometraje en los años 30. Su amistad con Salvador Dalí potenció el contenido surrealista del filme que finalmente se estrenó en 1951. El pintor catalán ilustró una edición del libro, cuyas láminas pueden contemplarse en la sala del sombrerero loco.
Dibujo de Mary Blair para la adaptación de Disney en 1951. © Disney
La muestra se hace eco de los films de Tim Burton de 2010 y 2016 con una Alicia muy empoderada y la tecnología digital desplegada para llevar a la gran pantalla el universo fantástico de Carroll. Varias escenas de Alicia a través del espejo parecen inspiradas en uno de los cuadros de Dalí que se exhibe en CaixaForum.
El cine experimental ha sucumbido a la fuerza creativa de Alicia en las versiones del checo Jan Svankmajer, de 1988, la del argentino Eduardo Pla, de 1976, y la de Jordi Feliu, de 1978: en Alicia en la España de las maravillas, ambientada en la Cataluña de los años 40 bajo la dictadura franquista.
Alicia es un fenómeno cultural, forma parte del imaginario colectivo y "sigue generando esa motivación, ese estímulo para la mente creativa", según Bayle. Su universo de fantasía continua alimentando la literatura, el cine, la fotografía, las artes plásticas, el diseño, la moda, la ciencia y el teatro. El libro de Carroll fascinó a los surrealistas en los años veinte del siglo pasado.
Los años sesenta con sus transformaciones sociales sintonizaron con la exploración del inconsciente de Alicia y coincidieron en 1965, con el centenario de la primera publicación de Alice’s Adventures in Wonderland. En el espíritu psicodélico de aquella época, encajaban como un guante un conejo que habla, un gato sonriente o una oruga que fuma en pipa.
Lennon y Putin
Hablando de la oruga, que le lanza sin piedad a Alicia la pregunta más peliaguda de todas: "¿Quién eres?", este personaje es el nexo de unión entre Lennon y Putin, tanto el cantante de los Beatles como el presidente ruso aparecen caricaturizados en la exposición con el cuerpo de este animal, en salas separadas, eso si.
"Una merienda de locos", heliograbado de 1969. © Victoria and Albert Museum, Londres © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona, 2024
La muestra despliega obras de Dalí, ya mencionado, y creadores de la talla de Leonora Carrington, Max Ernst, Yayoi Kusama, Paula Rego, Aldous Huxley, además de fotos de Julia Margaret Cameron o Annie Leibovitz.
En concreto, Kusama realizó una performance en Central Park en 1968, vestida de Alicia con varios modelos desnudos, pintados de blanco y con sus característicos lunares rojos, en lugar de corazones o diamantes, en contra de la guerra de Vietnam.
El universo de Alicia también incluye la gastronomía, una de las recetas más curiosas del libro es la sopa de falsa tortuga y en una vitrina se puede ver la interpretación que hace de este plato un chef con los avances culinarios contemporáneos.
Icono actual
Las lecturas contemporáneas presentan a Alicia como un personaje actual, una exploradora armada para el siglo XXI, en desfiles de alta costura o como punto de partida de cómics y portadas de discos de bandas de rock y de pop. También como un modelo feminista y reivindicativo, que se cuela en pancartas de manifestaciones: "Si Alicia pudo, todas podemos".
Duckie Thot como Alicia. © Tim Walker Studio, cortesía de Pirelli & C. S.p.A
En el calendario Pirelli de 2018 se actualiza el clásico de Carroll con fotos de Tim Walker, estilismo de Edward Enninful y el personaje de Alicia encarnado por la modelo Duckie Thot (ver imagen).
Entre una dimensión lúdica y un espacio de reflexión, el país de las maravillas permite imaginar que todo es posible, incluso reinvertarse, transformarse y convertirse en Alicia.
Trump y Alicia
La exposición también despliega caricaturas satíricas en las que Trump aparece como Alicia, rebautizada como Malicia, en una página de 2018, repleta de ingenio en la que los miembros del Tea Party le llenan la cabeza de "sinsentido y malas ideas" y aparece Obama y su inconfundible sonrisa como el gato de Cheshire.
Preguntada por RTVE.es, Bailey apunta que "probablemente, si Alicia se enfrentase ahora a Donald Trump, sería como hablar con el Sombrerero Loco, en un intento por entender un universo ilógico" en un contexto de imposición de aranceles y guerra comercial de consecuencias imprevisibles, pero añade que los personajes son tan ricos que puedes encontrar sus rasgos en personas de la vida real.
Al final de la aventura, unas butacas invitan a sentarse y escuchar una grabación de diez minutos que sirve para relajarse y reflexionar sobre la exposición. Entre las cuestiones que se lanzan, una gira en torno a la Reina de Corazones, obsesionada con cortar la cabeza a cualquiera que se oponga a sus deseos: "¿La Reina de Corazones tiene la cara de alguien que ves todos los días o la de alguien famoso?"
Cada uno debe elegir su respuesta y si se anima a seguir al Conejo Blanco puede ver Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas del 4 de abril al 3 de agosto en CaixaForum Madrid.