Barbate pide "justicia" para los dos guardias civiles arrollados por una narcolancha en el primer aniversario de su muerte
- Este domingo se ha celebrado un homenaje en honor a González y Pérez Carracedo, los agentes fallecidos en acto de servicio
- Asociaciones de la Guardia Civil piden más recursos contra el narcotráfico: "La situación no ha mejorado en la zona"
Entre lágrimas y flores lanzadas al mar, Barbate ha recordado este domingo con un emotivo homenaje a Miguel Ángel González y David Pérez Carracedo, los dos guardias civiles fallecidos en acto de servicio hace un año al ser embestidos por una narcolancha en el puerto de esta localidad gaditana.
Organizada por la asociación de familiares de guardias civiles Nuestro corazón por bandera, una ofrenda floral en las aguas del puerto ha simbolizado el clamor de sus familias y compañeros por que sus muertes no sean en vano. Una veintena de guardias civiles con sus uniformes ha participado en este acto, en el que se han tirado a las aguas del puerto también cuatro claveles rojos en homenaje a los cuatro supervivientes de aquella tragedia, cuatro agentes que iban con los fallecidos en la zódiac.
Aunque este acto supone el cierre de los eventos dedicados a su memoria en los últimos días, no acabará con la lucha de sus seres queridos, que han pedido "justicia" y más medios en la lucha contra el tráfico de drogas.
"Ojalá algún día haya justicia. Ojalá nunca un compañero tuyo vuelva a tener miedo. Eres tú quien nos da la fuerza para luchar porque se haga justicia", ha dicho en un discurso Paqui Gómez, madre de González, quien días antes pedía justicia para "los que ejecutaron" a su hijo y "para los que los mandaron a la muerte", en referencia al mandos superiores.
Paqui Gómez, madre de uno de los dos agentes de la Guardia Civil que murieron tras ser arrollados. EFE/Román Ríos.
Daniela Pérez, de 18 años, hija de José Luis Pérez, uno de los guardias civiles supervivientes, ha detallado las enormes secuelas que su padre y sus compañeros han sufrido. “Vivimos este día con mucha pena porque ya no van a volver a ser los mismos, esto ha sido un punto y aparte para los GEA de Algeciras (...) Mi padre ha pasado unos días muy malos, toda esta semana ha estado fatal, le habría encantado venir, pero él no puede pisar el puerto de Barbate porque se derrumba”, ha dicho.
"Nuestro fin es sencillo: salvar las vidas de los agentes que se juegan el tipo en nuestras calles. Que jamás se vuelva a perder una vida, pudiéndose haberse evitado. Esto es una carrera de fondo", ha dicho en su intervención otra de las asistentes al homenaje.
Tras la detención en septiembre de Karim El Baqqali como el presunto piloto y dos de sus compinches, ahora se trata de determinar su responsabilidad y si fue de manera intencionada y, por tanto, dos asesinatos como sostiene la Guardia Civil, o si fue un choque accidental que se produjo cuando intentaba huir, como defiende el acusado, siendo entonces homicidio lo que conlleva una pena más reducida. En otros proceso paralelo, se intentaba confirmar la responsabilidad de los mandos del operativo, que los agentes supervivientes calificaron de "suicida", pero la causa se ha archivado.
Mientras, la asociación mayoritaria de la Guardia Civil, Jucil, insisten en que nada ha cambiado desde aquella tragedia y denuncian que siguen faltando medios humanos y materiales para afrontar el narcotráfico. Este mismo viernes, el tripulante de una narcolancha también ha muerto tras chocar con una embarcación de la Guardia Civil en una persecución en Cádiz.
"La situación no ha mejorado en la zona, sino que ha empeorado, por lo que la Guardia Civil sigue con medios insuficientes para hacer frente al narcotráfico. El creciente avistamiento de narcolanchas y petaqueras es un claro signo de que el problema está enraizando en los pueblos costeros”, señaló hace unos días, según recoge EFE, Ernesto Vilariño, secretario general de Jucil.
Un guardia civil lanza un beso al cielo en el homenaje a los dos agentes arrollados en Barbate hace un año. EFE/Román Ríos.
En nombre de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), su secretario general, Juan Fernández, ha defendido la necesidad de “honrar la memoria de los agentes fallecidos” y ha reclamado que esas vidas perdidas “no caigan en el olvido”. Fernández cree que todavía queda mucho por mejorar en la lucha contra el narcotráfico, ya que se necesitan medios humanos y materiales para que los agentes, “como mínimo”, trabajen en igualdad de condicionantes que los delincuentes.
La embarcación llegó a ser embestida "siete veces"
Los hechos ocurrieron el pasado 9 de febrero de 2024, cuando los mandos ordenaron que una zódiac, con seis agentes - entre ellos González y Pérez-, se echaran al mar para identificar a los tripulantes de las varias narcolanchas que se habían refugiado en el puerto debido al temporal.
Lejos de huir, según un informe de la Guardia Civil, los ocupantes iniciaron el acoso a la patrullera, que llegó a ser "objeto de al menos siete embestidas" en 2:42 minutos. El arrollamiento, provocó la muerte de los dos agentes y dejó heridos de diversa consideración a otros dos. Los guardias supervivientes han relatado que el operativo de los mandos fue una improvisación y que concluyó con un dispositivo "suicida".
"'¡Dios!, ¡dios! … van a por nosotros. Disparad al aire. ¡Van a por nosotros!", dijeron los agentes cuando sufren el primer golpe, según las grabaciones incorporadas en los cascos de los guardia civiles.

Horas después, fueron detenidos los ocupantes de una narcolancha que huyó del lugar y que fue confundida con la que realizó la fatal embestida. Las pesquisas se orientaron entonces hacia otra embarcación en la que se hallaron vestigios que permitieron identificar meses después a El Baqqali, de 32 años, como el piloto que mató a los agentes. Sus compinches, Yassine E.M y Mohamed L.M., fueron detenidos después. Los tres permanecen en prisión acusados de dos delitos de asesinatos, cuatro en grado de tentativa, seis de atentado, uno de contrabando y otro de pertenencia a grupo criminal.
Piden más recursos en la lucha contra el narcotráfico
Pese a las reclamaciones de la asociación de guardias civiles, el Ministerio del Interior sostiene, en cambio, que desde 2018 se ha hecho un esfuerzo sin precedentes en la zona con el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar que se extiende ya por seis provincias andaluzas.
Desde el inicio de ese plan se han incrementado las plantillas en un 11,8 por ciento (más refuerzos especiales que han costado 44 millones de euros), se han invertido 61 millones de euros en medios materiales y tecnológicos y se han impulsado 34.000 operaciones contra las redes en las que se ha incautado unas 2.000 toneladas de droga. Pero nada detiene a un negocio tan lucrativo y que, ante la presión, ha optado por alejarse del Campo de Gibraltar e introducir la droga por áreas de Huelva, Almería y, especialmente, por el río Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda.
Francisco Mena, presidente de la Coordinadora Antidroga del Campo de Gibraltar, teme que, lejos de mejorar, la situación pueda "ir a peor" porque las redes están empezando a usar narcolanchas para introducir por esta zona, especialmente a través del Guadalquivir, cocaína. "Perder un cargamento de cocaína significa perder muchísimo más dinero que perder uno de hachís en una persecución, no se lo van a poner fácil", comenta.