Mejor película en los Goya 2025: el mejor cine, con todos los acentos y emociones
- Gerardo Sánchez, director de Días de cine, analiza: 'El 47', 'Casa en llamas', 'La infiltrada', 'Segundo premio' y 'La estrella azul'
- Especial Premios Goya 2025
- Sigue la gala de los Premios Goya 2025
La dirección de esta página ha sido copiada en su portapapeles
Me pregunto qué voy a decir ese año del cine español que no sea “excepcional”, palabra que hay quien viene empleando desde hace tiempo y que me pone muy nervioso. ¿Excepcional? ¿Eso significa que la calidad de la cosecha de 2024 no se va a repetir? Yo espero que si, porque desde hace unos años, el cine español se supera cada año, de modo que espero que este 2025 sea aún mejor.
En un año de excelentes películas y trabajos de todo tipo, las películas finalistas en los Goya como mejor película son una muestra perfectamente representativa. Hay otras estupendas películas españolas de 2024, pero nadie puede dudar, creo, que las finalistas son incontestables por varios motivos. Películas variadas, llenas de emoción, que nos han hecho pensar, llorar, reír, y que han llevado a público a las salas, cosa esta muy importante.
Tomando como punto de partida ese milagro que es llenar una sala de cine comienzo este repaso con La infiltrada, la película de Arantxa Echevarría que ha sido todo un éxito de taquilla en 2024, habiéndose convertido ya en la película más taquillera del cine español dirigida por una mujer. Y es que Arantxa Echevarría cuenta con pulso firme la historia, desconocida, de esa mujer policía infiltrada en ETA y que interpreta de forma fabulosa Carolina Yuste. Y si era una historia desconocida era por motivos obvios. Esa mujer que lo sacrificó todo se jugaba la vida cada día como infiltrada en la banda terrorista. Arantxa Echevarría demuestra con La infiltrada que puede con todo y que lleva el cine en las venas, y otro tanto puede decirse de Carolina Yuste, candidata a mejor actriz (y como co-directora al mejor cortometraje documental por Ciao Bambina).
Casa en llamas y El 47 : tragicomedia y emoción
De Cataluña han llegado este año dos excelentes títulos. Casa en llamas y El 47 que también han llenado las salas, que nos han hecho reír, emocionarnos y llorar. Dani de la Orden dirige una tragicomedia coral con un extraordinario plantel de actores y actrices entre los que destaca Emma Vilarasau, candidata igualmente al Goya a mejor actriz. Casa en llamas es tan divertida que a veces nos congela la sonrisa, y tan trágica que a veces estallamos en risas.
Y entre un punto y otro, se nos saltan las lágrimas, porque la historia de esa familia disfuncional, con hijos que van a los suyo, un exmarido narcisista e infantil, y una madre que trata desesperadamente de ocupar el lugar sentimental que le corresponde en esa familia, podría ser la de cualquiera de nosotros, eso suponiendo que cualquiera de nosotros pudiéramos tener una maravillosa casa a la orilla del mar. Decorados de ensueño aparte, diálogos perfectos, interpretaciones auténticas, para una película en la que se habla con toda naturalidad en castellano y catalán y disfrutamos enormemente.
Da pavor pensar en una película así doblada a uno u otro idioma, como se ha encargado de decir más de una vez Eduard Fernández, el protagonista de El 47, igualmente candidata a mejor película (y mejor actor protagonista). En El 47 de nuevo se mezclan los dos idiomas con toda naturalidad, para una historia que, siendo totalmente distinta a la de Casa en llamas, podría ser, o nos gustaría que pudiera ser, la de cualquiera de nosotros. Marcel Barrena ha hecho el retrato sentimental de un hombre bueno, ese Manolo Vital, inmigrante extremeño con su familia y otras muchas personas en los arrabales barceloneses, en Torre Baró, y su lucha quijotesca por llevar el autobús, su 47, a donde tanta gente lucha por salir adelante. Una película emocionante en la que hay que ser muy frio para no llorar.
Eduard Fernández, impecable, está rodeado de maravillosos intérpretes que conforman ese riquísimo mosaico humano, desde Clara Segura a Vicente Romero pasando por David Verdaguer, Salva Reina o Zoe Bonafonte, en su debut en la pantalla. Ojo a Zoe Bonafonte cantando en un momento inolvidable. (Zoe Bonafonte obtuvo el Premio El Resplandor, Emma Vilarasau el de mejor interpretación femenina y Eduard Fernández el de mejor actor masculino por El 47 y por Marco en la XII Edición de los Premios Días De Cine)
Segundo Premio y La Estrella Azul: pasión por la música
Las dos películas que quedan, Segundo Premio y La estrella azul, son totalmente distintas, y a la vez comparten pasión por la música, la de Los Planetas en Segundo Premio, aunque no sea una película sobre Los Planetas, y la de Mauricio Aznar y las chacareras en La estrella azul.
Codirigida por Isaki Lacuesta y Pol Rodriguez, debido a trágicas circunstancias personales del primero, con guion de Fernando Navarro, Segundo Premio juega continuamente a ser lo que no es, y a no ser lo que es, con música grabada en directo con instrumentos y equipos de la época e interpretada en directo por los intérpretes de la película. Una película sobre la creación, sobre la maldición de un grupo de rock, sobre el talento y la pasión que pudo haber llegado a la carrera final por los Oscar de no haberse quedado en el último corte. Una pena, porque si a Leonard Cohen le fascinaba Enrique Morente, estoy seguro que la música de Los Planetas hubiese arrasado en Hollywood tanto o más que si fuera un grupo de Seattle.(Segundo Premio obtuvo el Premio Somos Cine en la XII Edición de los Premios Días De Cine).
Siempre cuesta escoger una película entre varias candidatas, más aún cuando todas ellas son excelentes. Y más aún si cabe cuando conoces a la gente que las hace y en muchos casos has sabido de las películas a lo largo de su gestación. Pero como yo aprendí a leer con El Quijote, y La estrella azul es una película sobre un Quijote, Mauricio Aznar, hecha por un Quijote, Javier Macipe, pues he de reconocer que tiene ese algo, para mí, que la hace especial. La historia de su génesis, desde que la madre de Mauricio Aznar, el líder de Más Birras, le dijera a Javier Macipe hace ya unos cuantos años, que, si algún día se hacía una película sobre su hijo, él seria quien a ella le gustaría que la hiciese. Se comenzó la película, y llegó la pandemia. Cuando se recuperó el rodaje, en Argentina, la devaluación del peso paró de nuevo la película. Todo parecía estar en contra, pero a cada lucha contra los molinos de viento, la película, contra todo pronóstico, salía más fortalecida. Gracias al parón de la pandemia, Pepe Lorente, su protagonista, pudo aprender a tocar bien la guitarra, por ejemplo.
La estrella azul podría ser un biopic, una película sobre la creación o sobre un músico y la creatividad, sobre los demonios de un artista, una historia de amor, o dos, o un documental. Y podría ser metacine, pero resulta ser todo eso, y aún muchas cosas más, siendo, por resumir, un auténtico milagro impregnado de la sencillez de los versos de una canción de Atahualpa Yupanqui o de Mauricio Aznar. Y es un milagro porque nos permite pensar que aún queda mucho espacio para el talento humano, que hace de lo imprevisible arte con mayúscula, huyendo de la estandarización de los algoritmos. Como dice el personaje de Pepe Lorente, Mauricio Aznar, al comienzo de la película, Don Quijote se enamoró de su amada, antes de conocerla. Quijote como soy, yo no llegué a tanto, pero me enamoré de la película desde la primera vez que la vi, y ya van tres. (Pepe Lorente obtuvo el Premio Ha Nacido Una Estrella en la XII Edición de los Premios Días De Cine, y La Estrella Azul y Javier Macipe el premio a mejor película).
Un año complicado, por bueno. Quienes no hayáis visto alguna de las películas nominadas, y otras estupendas películas españolas de 2024 ya estáis tardando. No os arrepentiréis.
Goya 2025: otras noticias relacionadas
Goya 2025, en directo: alfombra roja y gala completa
¿Cuándo son los Goya 2025? Horario, dónde ver en TV y dónde se celebran
