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Podemos, de lograr el primer gobierno de coalición a quedarse sin ministerios y con un difícil encaje en Sumar

  • Sumar logra cinco ministerios, ninguno para Podemos, que insistió en vano en mantener a Montero en Igualdad
  • El partido de Ione Belarra reivindica su "autonomía política" pero descarta romper con Sumar en el Congreso

Por
Ione Belarra e Irene Montero
Ione Belarra e Irene Montero, las dos únicas ministras de Podemos de la pasada legislatura entre un total de cinco ministros de Unidas Podemos.

Vinieron a revolucionar la política al compás del 15M y al grito de ‘sí se puede’. Llegaron a ser tercera fuerza política en 2015 y soñaron con un ‘sorpasso’ al PSOE que no llegó, aunque en 2020 lograron el primer gobierno de coalición de la democracia. No han pasado cuatro años aún pero hoy, en Podemos, las caras son largas. Los ‘morados’ han desaparecido del nuevo Ejecutivo configurado por Pedro Sánchez, tienen solo cinco diputados y la relación de los de Ione Belarra con Yolanda Díaz es apenas inexistente. En el horizonte, viene una legislatura difícil para Podemos en la que todavía debe buscar un encaje en Sumar que se le resiste.

"Hoy, es un día difícil para mí. Hoy, Sánchez y el PSOE consiguen lo que no consiguieron en 2019, echar a Podemos del Gobierno. No es que sea políticamente injusto, es que es un enorme error", ha advertido este martes Belarra en el traspaso de carteras en el Ministerio de Derechos Sociales, donde ha advertido: "Nos echan pero no nos vamos. Se ha podido, se puede y os aseguro que se va a poder". Una acusación muy similar a la que ha hecho en su despedida como ministra de Igualdad Irene Montero, que además ha lanzado este mensaje a su sucesora, Ana Redondo: "Deseo que no te dejen sola".

Y es que, si bajo la marca de Unidas Podemos hubo cinco ministros en la anterior legislatura, Podemos se ha quedado a cero. El partido 'morado' llevaba tratando sin éxito en los últimos meses de tener, al menos, representación en el Ejecutivo, y apostaba por mantener a Montero al frente de Igualdad. Díaz trató de calmar los ánimos proponiendo a Nacho Álvarez como ministro de Derechos Sociales, pero solo logró el enfado por parte de los ‘morados’ (“los ministros de Podemos los elige Podemos”, llegaron a decir) y que el propio Álvarez renunciara a sus cargos en el partido morado al entender que había perdido la confianza de la dirección. Para Podemos, el movimiento de Díaz no era más que “un teatro” para ocultar que quería dejar al partido fuera.

Podemos busca autonomía sin romper con Sumar en el Congreso

La semana pasada, Ione Belarra reconocía que no hablaba con Díaz desde las elecciones generales del 23 de julio, a las que ya concurrieron juntas bajo el espacio de Sumar a regañadientes y como su única baza tras haber ido perdiendo peso en cada elección desde 2015. Unos años, además, marcados por la poca autocrítica y las múltiples crisis internas y escisiones que han mermado a Podemos.

Ha sido un error confiar en Yolanda Díaz

Ha sido un error confiar en que Yolanda Díaz iba a cumplir y respetar a Unidas Podemos”, ha dicho este martes la portavoz ‘morada’ Isa Serra, en una entrevista en RNE. Por su parte, la líder de Sumar también ha dejado un recado a Podemos en el Ministerio de Derechos Sociales durante el traspaso de carteras, después de que los 'morados' hayan alertado de que, sin ellos en el Ejecutivo, el Gobierno no afrontará las transformaciones necesarias. "No vamos a conformarnos. Este Gobierno va a ir más lejos, va a seguir luchando contra la desigualdad".

Para las generales del 23J, Díaz diluyó a Podemos en su lista electoral, en la que había primado otras formaciones como Más Madrid, Compromís y ‘los comunes’, con los que ha mostrado más sintonía. Además, rechazó incluir a Montero en los primeros puestos, con lo que la hasta ahora titular de Igualdad decidió no concurrir. "Se nos pide sacrificar a nuestro mayor activo político", se quejaron los ‘morados’.

Tras aquellas elecciones, en las que solo obtuvieron cinco diputados (de los 31 de Sumar), los de Ione Belarra perdieron definitivamente la hegemonía en el espacio a la izquierda del PSOE. Atrás quedaron los tiempos en los que Podemos era tercera fuerza con 69 escaños (2015).

Ahora, el partido busca encontrar su espacio en un equilibrio difícil. Por un lado, reivindican su “autonomía política” frente a Sumar, tal y como avaló la militancia en una consulta el pasado 4 de noviembre. Pero por otro, descartan romper el grupo parlamentario en el que están con los de Yolanda Díaz: “No, no tendría sentido”. Está por ver cómo se compaginan ambas cuestiones.

El empeño infructífero en mantener a Montero de ministra

En los últimos meses, Podemos estaba empeñado en que Montero, una de las ministras más cuestionadas de todo el Gobierno, debía seguir al frente de Igualdad. Una insistencia que no se había dado respecto a mantener en el Ejecutivo a la propia Belarra, hasta ahora ministra de Derechos Sociales. Un hecho que llama la atención por ser la líder de la formación.

“Montero es la mejor ministra de Igualdad que han podido tener las mujeres”, llegó a decir Belarra a principios de noviembre. Sin embargo, era previsible desde hacía tiempo que Sánchez no contaría con ella tras las polémicas de la última legislatura, especialmente tras la rebaja de condenas por la ley del ‘solo sí es sí’ (más de mil). Unas rebajas por las que Podemos ha hecho poca autocrítica trasladando la responsabilidad a la Justicia, a la que ha llegado a llamar “patriarcal” y “machista”. A esto, se suman otras polémicas como la de la 'ley trans', que provocó una división en el feminismo y en la propia coalición.

Con todo, el lunes se confirmaba lo que era un grito a voces: Sánchez devolvía Igualdad a manos del PSOE. Lo hacía además nombrando a una ministra con un marcado perfil técnico, pese a que él mismo reconoció que la mayoría de su nuevo Ejecutivo tenía un marcado perfil “político” para hacer frente a una “legislatura muy política”. Es toda una declaración de intenciones: Sánchez no quiere más 'líos' con Igualdad.

Este lunes, el Ministerio de Igualdad, todavía el de Irene Montero, hacía público el informe titulado ‘Algo habremos hecho bien’, en el que resume las distintas leyes y políticas públicas desplegadas. Precisamente, uno de sus principales argumentos es que en la pasada legislatura España escaló hasta el puesto número cuatro del ránking de igualdad de género.

Y este martes, en el traspaso de carteras, Montero lanzaba duros reproches a Sánchez y un mensaje a su sucesora, Ana Redondo: “Te deseo que nunca te dejen sola y tengas valentía para incomodar a los hombres y amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno, porque el feminismo es un movimiento muy poderoso”. Una alusión a las palabras del jefe del Ejecutivo, que en junio habló de un “retroceso en el feminismo integrador” y admitió que tenía amigos que se habían sentido “incómodos” con algunos discursos planteados desde el Ministerio de Igualdad.

Los recelos de Sánchez y Díaz con Podemos

“Sánchez nunca ha querido a Podemos dentro del Gobierno”, es un argumento que vienen repitiendo los de Belarra en las últimas horas, aunque corresponsabilizan también a Díaz de la salida del partido del gobierno. Recuerdan que el jefe del Ejecutivo llegó a decir en 2019 que “no dormiría bien por las noches” si tuviera un gabinete en el que Podemos ocupara ciertos ministerios como Hacienda, o el “veto personal” a que Pablo Iglesias entrara en un Ejecutivo.

Ciertamente, Sánchez evitó a toda costa gobernar con Podemos en 2016 (cuando dimitió como secretario general ante la abstención del PSOE a la investidura de Mariano Rajoy) y tras las primeras elecciones generales de 2019. En la repetición de las generales de ese año, cuanto tanto el PSOE como Podemos perdieron escaños, se acabaron las reticencias y se conformó el primer gobierno de coalición de la democracia con Iglesias como vicepresidente segundo.

Sin embargo, la relación entre Sánchez e Iglesias siempre fue tensa y estuvo marcada por diversos choques y desencuentros. En cambio, la relación del líder socialista con Podemos cambió el día en que Iglesias designó a Yolanda Díaz como su sucesora en el Gobierno en 2021 y como candidata de Unidas Podemos a las generales. El jefe del Ejecutivo ha mostrado una sintonía y comodidad con lo que él llamaba “el espacio de Yolanda Díaz” que nunca había tenido con Iglesias, y su interlocución pasó a ser directamente a través de la política gallega, que desde entonces también se ha ido distanciando de Podemos.

El pasado 2 de abril, Díaz presentó formalmente su candidatura a las elecciones del 23J dejando un mensaje muy claro y es que no tendría “tutelas”: “Yo no soy mujer de nadie”. Y es que, desde que Iglesias la situó como su sucesora, el exlíder de Podemos ha tratado, ya fuera de la política, de ejercer presión sobre Díaz y Sumar a través de las redes y medios de comunicación para reconducir su relación con Podemos.

Ahora, Díaz repite como vicepresidenta segunda del Gobierno con otros cuatro ministerios para Sumar: Sanidad para Mónica García (Más Madrid), Cultura para Ernest Urtasun (Sumar); Derechos Sociales, consumo y Agenda 2030 para Pablo Bustinduy (Sumar); y Juventud e Infancia para Sira Rego (IU).

Sánchez y Díaz consuman así su distancia definitiva con Podemos. Está por ver, sin embargo, cómo afectará esto a la legislatura. En una aritmética parlamentaria tan compleja como la actual, en la que cada voto cuenta, los cinco diputados de Podemos son claves para mantener al Gobierno de coalición o, de lo contrario, dejarle caer.

El partido 'morado', por su parte, entra en una fase crítica de su existencia tras dejar claro que no quiere integrarse en Sumar. Por delante, tiene hasta un máximo de cuatro años de legislatura para demostrar su utilidad ante la ciudadanía, que será la que decida en las próximas elecciones si vuelve a depositar su confianza en Podemos o si al partido de Ione Belarra le espera un futuro similar al de partidos como Ciudadanos o UPyD.