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La rusificación de la Ucrania ocupada (V)

La vida en los territorios ucranianos ocupados por Rusia: "Me da miedo despertarme a punta de pistola"

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Halyna se desespera y anhela la orientación de los dirigentes ucranianos
Halyna se desespera y anhela la orientación de los dirigentes ucranianos

"Los ocupantes han quitado nuestra bandera del hospital y de la casa de la cultura. (...) Intimidan a la gente diciendo que Ucrania nos ha abandonado y que nadie recibirá salarios ni beneficios ucranianos". Las declaraciones pertenecen a Halyna (nombre ficticio), una mujer ucraniana que vive en una de las ciudades ocupadas por Rusia en la región de Zaporiyia.

El 30 de septiembre de 2022, el presidente ruso, Vladímir Putin, hizo oficial la anexión de Zaporiyia y otros tres territorios –Donetsk, Lugansk y Jersón–, que están parcialmente ocupados.

Desde entonces, durante más de un año, Halyna, cuyo verdadero nombre no sale a la luz por motivos de seguridad, ha estado escribiendo sobre la situación en su ciudad a un periodista de la emisora pública ucraniana UA:PBC, a quien conocía antes de la invasión rusa.

En sus mensajes, la mujer habla sobre la presión que ejercen las autoridades rusas sobre los habitantes de los territorios ocupados, así como del miedo que siente prácticamente día a día. Lo hace a través de una aplicación de mensajería instantánea con un número de teléfono ucraniano, algo que está prohibido por los ocupantes rusos.

"Tengo que ocultar constantemente esta tarjeta SIM. Tengo un número ruso, pero no se nos permite tener números de Ucrania en nuestros teléfonos", explica al periodista en uno de los mensajes.

Halyna cuenta las dificultades a las que se enfrentan los ucranianos en los territorios ocupados a la hora de cambiar de grivnas a rublos -de la moneda ucraniana a la rusa-, además de la presión a los más mayores para votar en los referendos organizados por las autoridades rusas y a la que tuvo que hacer frente ella misma para enviar a sus hijos a la escuela.

Soldados rusos toman la ciudad donde vive Halyna y retiran los símbolos ucranianos

Soldados rusos toman la ciudad donde vive Halyna y retiran los símbolos ucranianos. YANA TARASOVA

"Las grivnas están prohibidas, no solo en las tiendas, también en las oficinas de cambio. Está prohibido cambiar con la tarjeta a rublos. Mucha gente ha perdido la oportunidad incluso de comprar pan. No podemos comprar nada porque no aceptan tarjetas ucranianas", indica Halyna, quien detalla que "quien obtiene un pasaporte ruso podría recibir algunos rublos". "Nos dijeron que quedarnos con grivnas era como quedarse con papel higiénico", añade.

Esta mujer ucraniana vive con sus dos hijos, a los que cría sola, y su padre, algo que, junto al hecho de no tener suficiente dinero, le ha obligado a quedarse en el territorio ocupado.

"Estamos esperando. Poner fin a la guerra es lo más importante", indica en uno de sus mensajes.

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Miedo a huir de la ciudad

Durante los primeros meses en los que los rusos ocuparon su ciudad, Halyna no se atrevió a abandonar el lugar por miedo a que la detuvieran en un puesto de control.

"Hay unos 20 puestos de control enemigos desde mi ciudad hasta Zaporiyia. Buscan de todo en todas partes y, además, exigen mucho dinero", denuncia.

Pero Halyna se enfrenta a otro problema: tiene un familiar que fue miembro de la Operación de Fuerzas Conjuntas (ATO) de Ucrania y está acusado de colaborar con las autoridades de Kiev. "Los familiares de los soldados están incluidos en sus listas y no pueden pasar los puestos de control. Por su culpa es posible que no pueda salir. Estamos todos en la lista y bajo vigilancia", lamenta.

"Tengo miedo de que nos ataquen, de vivir en un coche durante una semana con todo encima. Siento que no puedo soportarlo", asegura.

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Después de pasar varios meses en su ciudad bajo la ocupación rusa, Halyna decidió preparar las maletas, que tiene en su pasillo desde marzo, en caso de que tuviera una oportunidad para huir.

Algunos ciudadanos ofrecen su vehículo a través de chats en internet para trasladar a personas fuera de la ciudad ocupada a cambio de dinero. "Hay transportistas privados que se han llevado a gente con precios que solo nos podemos permitir en sueños. Fueron familias ricas", indica.

Halyna asegura que busca a este tipo de ciudadanos a través de chats en Facebook, pero subraya que "es peligroso". "En el puesto de control los registran, roban y pueden llevarlos en dirección a Crimea. A través de Telegram nos han avisado de que algunos de estos transportistas podrían trabajar para los rusistas (un término que mezcla las palabras ruso y fascista)", recalca.

El rublo, la única moneda en territorios ocupados por Rusia en Ucrania

El rublo, la única moneda en territorios ocupados por Rusia en Ucrania. YANA TARASOVA

Obligada a tener pasaporte ruso para llevar a sus hijos al colegio

Este año, Halyna ha tenido que inscribir a sus hijos en una escuela rusa y obtener un pasaporte ruso, algo a lo que se había opuesto en el pasado, pero había rumores de que las autoridades rusas llevarían a cabo inspecciones y, en caso de que los padres no llevaran a sus hijos al colegio, se podrían llevar a los niños. Sin embargo, los hijos de esta mujer ucraniana continúan sus clases de enseñanza ucraniana de forma telemática.

"Lo hemos hablado con los profesores de Google Classroom. Es mejor ir a una escuela rusa para salvar nuestras vidas, pero lo principal es no perder el contacto con nuestra escuela ucraniana. Prometen no dejarnos y apoyarnos (...). En cualquier caso, vamos a seguir estudiando en una escuela ucraniana a través de Google Classroom", añade en sus mensajes al periodista.

Para inscribir a un niño en la escuela rusa, es necesario incluir documentos como el pasaporte ruso de uno de los padres, el certificado de nacimiento del niño y una traducción en ruso, además de un examen médico y SNILS, un número de identificación para el que se necesita contar con una tarjeta SIM rusa.

Para obtener el pasaporte ruso, Halyna tuvo que ir hasta Melitopol pagándolo por su propia cuenta en rublos y presentar en la oficina del comandante sus documentos. Después tuvo que esperar varias semanas hasta que le entregaron el nuevo pasaporte.

"Las personas de nuestra ciudad que ya habían hecho todos estos trámites a lo largo del año nos llaman 'tardones' y se burlan de nosotros por esperar", señala la mujer ucraniana.

Soldados rusos armados registran la casa de Halyna e interrogan a su familia

Soldados rusos armados registran la casa de Halyna e interrogan a su familia YANA TARASOVA

Cuando sus hijos empezaron la escuela, Halyna informó al periodista de que en el colegio de su ciudad solo había 538 estudiantes, a los que se les entregó de forma gratuita un uniforme. "La tela es fina y se arruga fácilmente. Todos los niños deben estudiar con ese uniforme y a las niñas no se les permite usar pantalones", detalla.

Una vez iniciado el curso, Halyna envió otro mensaje al periodista ucraniano en el que aseguraba que "los niños y profesores se vieron obligados a celebrar la anexión de la región de Zaporiyia a la Federación Rusa". "Algunos profesores estaban muy nerviosos e intentaron no estar en el salón de actos", añade.

Interrogada por la relación con su familiar, acusado de ayudar a Ucrania

Desde que los rusos tomaron el control de su ciudad, Halyna ha hablado en varias ocasiones con las autoridades después de que un familiar suyo fuera acusado de ayudar a los ucranianos.

"¡Estamos en peligro! Los rusos le están buscando. Ayer rompieron la puerta de su apartamento. Él no estaba ahí. Vino hoy a vernos asustado", comenta la mujer.

Los soldados de la ATO fueron advertidos hace mucho tiempo de que los rusos les buscaban, por lo que el familiar de Halyna se anticipó y decidió alquilar un apartamento en otra parte de la ciudad, donde instaló a su mujer y a su hijo.

"No sé nada sobre él. La última vez que vino a avisarnos, estaba muy preocupado. Estaba temblando, llorando y gritaba que sabía quién le había traicionado. Luego se fue a su apartamento. ¡Allí podrían haber estado esperándole!", lamenta la mujer.

Soldados rusos asaltan una ciudad ucraniana con rifles

Soldados rusos asaltan una ciudad ucraniana con rifles. YANA TARASOVA

En reiteradas ocasiones, las autoridades rusas entraron en la casa de Halyna para increparla y preguntarle por su familiar.

"Dos hombres vinieron a vernos. Nos separaron en diferentes habitaciones y a todos nos preguntaron cuándo le vimos por última vez, dónde estaba, qué tenía, en qué unidad sirvió, nombres y direcciones de sus cómplices. Pero no tenemos esa información. Nos acusaron de mentir", detalla Halyna en un mensaje. "Intenté explicarles que realmente no sabía nada, pero no me creyeron. Les rogué que no tocaran a los niños y uno de ellos gritó que se los llevaría, los cortaría en pedazos y me devolvería un pedazo todos los días hasta que confesase", añade esta mujer, quien explica que después de revisar todos sus teléfonos, los rusos dijeron que todo estaba bien y se marcharon.

La rusificación de la ciudad de Halyna continúa y el colegio celebra el aniversario de su anexión a Rusia

La rusificación de la ciudad de Halyna continúa y el colegio celebra el aniversario de su anexión a Rusia YANA TARASOVA

"Hace una hora volvió a venir el que quería coger a los niños y descuartizarles. Trajo sus documentos y dijo que todo estaba bien, que no había nada que temer", comentó al periodista días después.

"Tengo la sensación constante de que todavía caminan por nuestro apartamento (...). No puedo dormir. Temo no oír cómo abren la puerta. Tengo miedo de despertarme a punta de pistola. Este es un terrible abuso psicológico", señala. Un abuso que, según su testimonio, vive desde hace meses.