Enlaces accesibilidad

Pan y Peces, los pobres del padre Javier

  • El jesuita Javier Repullés falleció en Madrid el 16 de mayo de 2023 a los 87 años
  • Su Fundación, Pan y Peces, atiende a más de 700 familias pobres todos los meses

Por
javier repulles sonríe en un primer plano con su larga barba y mesándose la pelena canosa.
El jesuita Javier Repullés (1936-2023) dedicó su vida a los más pobres.

"Pan y Peces, jesuita de barbas blancas", así teníamos apuntado al padre Javier Repullés en la primera lista de buenas noticias. Nuestra intención era tener un encuentro con este singular y profético verso suelto de la Compañía de Jesús. No pudo ser. Decidió encontrarse con el Dios de los pobres al que había entregado su vida pocos meses antes del arranque de Por las buenas.

El padre Javier era madrileño, hijo de madrileños y nieto de madrileños. Provenía de una familia de reputados arquitectos que dejaron su firma en edificios tan reconocibles como el Palacio de la Bolsa de Madrid o la Cripta de la Almudena. Aunque, para nuestras buenas noticias, su herencia se antoja mucho mayor: un garaje en la calle Medellín, en Chamberí, que es sede y almacén de la Fundación Pan y Peces. Una entidad dedicada a los pobres, como la Jornada Mundial que el Papa Francisco instauró en 2017 y que los católicos celebran este domingo, 19 de noviembre.

Por las buenas: Pan y Peces con Carmen Piqueras

El periodista -y también jesuita- Pedro Miguel Lamet, retrata físicamente a Javier Repullés “como un Valle-Inclán redivivo”. Y recalca, en la necrológica del fundador y director de Pan y Peces, que “su poderosa, tierna y a la vez pícara mirada; su rostro anguloso, su nariz afilada y aguileña junto a su amplia sonrisa, le convertían en un verdadero seductor”.

Es como si se hubiera escapado de uno de los cuadros del retablo

Carmen Piqueras, la voluntaria de nuestro videopódcast, recuerda la primera vez que vio a Repullés. Fue hace una docena de años y parece que habla de una aparición: "Es como si se hubiera escapado de uno de los cuadros del retablo". Y sube la apuesta al acordarse de su modo de hablar: "Te tocaba el corazón, te hacía ver las necesidades de los pobres". Y por si no quedara suficientemente claro, remata por todo lo alto con un "era un hombre extraordinario”. El suspiro final se escucha sólo en mi cabeza.

El Pozo del Tío Raimundo y la huelga del 0,7%

Lo cierto es que queríamos haberle preguntado por qué sus superiores no le dejaron ir al Pozo del Tío Raimundo la primera vez que lo pidió. Y, sobre todo, cómo fue su experiencia -cuando al fin le enviaron allí a principios de los años sessenta- con el padre Llanos y con el padre García Escudero. Porque en ese asentamiento había unas dos mil chabolas y parece que eran los curas los que alentaban a los vecinos para que no dejaran de pelear por sus derechos. Y en la dictadura de Franco sí que estaban prohibidas las manifestaciones.

 


Entre las preguntas que ya no le podremos hacer está la de su famosa huelga de hambre en el democrático 1993 para exigir el 0,7% del PIB para donarlo a los países en vías de desarrollo. Y cómo se sintió cuando sus superiores le ordenaron que abandonara su propósito de llevarla hasta el final -porque su salud se estaba resintiendo gravemente- convirtiéndose en el héroe de la Plataforma del 0’7%. Y casi en mártir de los pobres al privarse de los alimentos que nunca dejó de compartir con ellos.

Tampoco le podemos preguntar qué le supuso la condecoración con la Encomienda de la Orden del Dos de Mayo en 2010 por parte de la Comunidad de Madrid. Aunque suponemos que le quitaría importancia, como al hecho de alimentar a más de 700 familias necesitadas de Madrid.

Pan y Peces en un Cachito de Cielo

Comenzó repartiendo desayunos y bocadillos en la capilla Cachito de Cielo -que hasta el nombre le va bien- en el madrileño barrio de Malasaña. Y acabó repartiendo carros de alimentos en Pan y Peces. Lo del "neimin" -lo de poner nombre a las cosas en plan moderno- parece que se le daba casi tan bien como ayudar a los pobres. Esta hubiera sido otra pregunta. Fijo.

Personas organizando cajas de alimentos y productos de higiene en un almacén.

Voluntarios de Pan y Peces preparan en su local de la calle Medellín un jueves de noviembre. FUNDACIÓN PYP

Pretendía llevar a cabo la labor de Jesús, que es dar de comer a los pobres

Pan y Peces lo empezó en 2011 con un grupito de 18 cristianos. Era como un anciano Jesucristo moderno rodeado de una ampliación del colegio apostólico. "Pretendía llevar a cabo la labor de Jesús, que es dar de comer a los pobres", recuerda Carmen Piqueras.

El objetivo de los sesenta voluntarios y cuatro trabajadores de la Fundación a día de hoy sigue siendo el mismo. Quieren que cada familia necesitada tenga todos los meses acceso a un "carro de la compra" con todo lo necesario para el día a día y, sobre todo, respetando su dignidad en la entrega. Para ello cuidan especialmente su intimidad y privacidad con citas previas y un trato muy personal. Y esto, aunque no esté presente el padre Javier, lo siguen haciendo con el mismo amor y el mismo humor heredados de un hombre que entregó su vida entera -sin guardarse nada- a los últimos, a los más pobres de Madrid. A los prójimos. Por las buenas.