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Mapas y vídeos de la guerra entre Gaza e Israel: un ataque múltiple, inesperado y sin precedentes

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Misiles palestinos interceptados por el escudo aéreo israelí
Misiles lanzados por miliantes palestinos son interceptados por el Iron Dome, el escudo aéreo antimisiles israelí

Una larga preparación, una coordinación perfecta, unos medios sofisticados y un ataque múltiple y por sorpresa. La ofensiva de Hamás sobre Israel no tiene precedentes: bombardeo con miles de cohetes, tropas infiltradas sobre el terreno y toma de rehenes en una operación en la que los muertos se cuentan por centenares y los heridos, por miles. La contundencia de este ataque, pese al férreo bloqueo y vigilancia israelíes sobre la franja de Gaza, conduce al conflicto palestino - israelí a una fase desconocida y demuestra el daño que puede causar una milicia a la mayor potencia militar de la región en su propio territorio. ¿Cómo se ha desarrollado esta operación?


En la primera imagen, misiles lanzados desde Gaza contra Israel. En la segunda, el efecto de algunos de esos misiles en Ashkelón

Operación 'Tormenta de Al Aqsa'

Hasta ahora, los grupos armados de la franja de Gaza habían sido capaces de lanzar un número de misiles similar o, incluso superior, pero nunca lo habían combinado con una operación por tierra, mar y aire. La ofensiva, bautizada como 'Tormenta de Al Aqsa', empezó a las 6.30 de la madrugada del sábado 7 de octubre e incluyó el bombardeo masivo de las poblaciones del sur de Israel, la infiltración de grupos armados por tierra, e incluso mediante paracaídas, en suelo israelí, y el uso de lanchas anfibias para penetrar también por mar.

Por primera vez, al menos durante esta primera batalla, hay más víctimas israelíes que palestinas en un enfrentamiento armado entre Gaza e Israel. Algunos ya lo consideran como el 11S israelí. Para tener una medida de la escalada bélica, el número de muertos israelíes entre 2008 y septiembre de 2023, según datos de la ONU, es de 308, la misma cifra que ha dejado esta operación solo en las primeras 24 horas.


Hay dos elementos centrales de este ataque que lo hacen particularmente insólito y doloroso para la población israelí: la presencia de grupos armados campando a sus anchas y sembrando el terror en barrios residenciales de ciudades como Ashkelón y Sderot, algo que no se veía desde la creación del estado de Israel en 1948, y la toma de un centenar de rehenes en pueblos y kibbutz (comunas agrícolas) como el de Kfar Aza. "No fueron contra objetivos militares, fueron contra civiles. Fueron a por abuelas, niños, bebés", ha denunciado el portavoz internacional de las Fuerzas de Defensa de Israel, Richard Hecht. El Ejército israelí todavía no ha conseguido rescatar a los secuestrados, que fueron trasladados a Gaza, ni controlar algunas áreas tomadas por las milicianos.

El secuestro de ciudadanos es un asunto especialmente traumático para el país y suele provocar una contundente reacción por parte del Gobierno israelí. El caso más conocido es el secuestro y masacre de once atletas israelíes en las Olimpiadas de Munich de 1972, pero más recientemente cabe recordar la captura de dos soldados israelíes por Hizbulá que provocó la Segunda Guerra del Líbano en 2006, y el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en Cisjordania, que derivó en la guerra de Gaza de 2014.

El ataque, en pleno descanso del shabat y el fin de la festividad judía del Sucot, ha cogido desprevenido a Israel y ha puesto en evidencia a sus reputados servicios de inteligencia. El Gobierno israelí, el más ultraderechista de la historia del país, ha prometido responder con dureza a esta masacre. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha declarado el estado de guerra y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha advertido que Gaza cambiará para los próximos 50 años: "Lo que fue, ya no existirá. Emplearemos toda la fuerza".

Operación 'Espadas de Hierro'

La respuesta israelí no tardó en llegar. En torno a las 12 del mediodía, apenas seis horas después del inicio de la ofensiva palestina, el Ejército israelí bombardeó la franja de Gaza en una operación bautizada como 'Espadas de Hierro'. En esta primera parte de la ofensiva, las Fuerzas de Defensa de Israel han atacado unos 500 objetivos en la Franja, "incluyendo toda la infraestructura terrorista de Hamás" y "las residencias de todos sus comandantes". En el siguiente tuit puedes ver uno de esos ataques.

Los bombardeos han reducido a escombros numerosos edificios, entre ellos la Torre Palestina, un lugar habitual desde el que la prensa extranjera solía informar del conflicto.


Netanyahu ha lanzado una advertencia sobre los ciudadanos de Gaza, a los que ha pedido que abandonen la ciudad en las próximas horas: "Váyanse ahora porque actuaremos con fuerza en todas partes. Todos los lugares en los que Hamás está desplegado, escondido y operando, los convertiremos en escombros", lo que hace pensar que todavía se espera un ataque a mayor escala sobre la Franja, una zona superpoblada en la que viven dos millones de habitantes en 365 km2 y donde los bombardeos siempre alcanzan a la población civil, ya que la precisión con fuego de artillería es muy complicada.

Funeral por la muerte de dos bebés gemelos, Ossayd y Mohammad Abu Hmaid, su madre y sus tres hermanas, en un bombardeo israelí en Jan Yunis, según oficiales sanitarios.

Funeral por la muerte de dos bebés gemelos, Ossayd y Mohammad Abu Hmaid, su madre y sus tres hermanas, en un bombardeo israelí en Jan Yunis, según oficiales sanitarios. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

La franja de Gaza lleva más de 16 años bajo un férreo bloqueo por parte de Israel con consecuencias devastadoras y al que hay que sumar repetidos episodios de violencia. Con los dos únicos pasos fronterizos cerrados -el de Eretz, con Israel y el de Rafah, con Egipto- la población no tiene opciones de ponerse a salvo.

Las implicaciones regionales de esta guerra aún están por ver, aunque la tensión ya ha escalado en territorio libanés, desde donde Hizbulá ha disparados proyectiles de mortero y misiles guiados contra Israel, que ha respondido con más bombardeos. Israel ya libró una guerra en 2006 contra las fuerzas de Hizbulá en Líbano, y desde entonces ambos países siguen técnicamente en guerra, separados por la llamada Línea Azul, una linde demarcada por la ONU, y todavía custodiada por sus tropas.

Nadie alcanza aún a vislumbrar el alcance y las consecuencias de esta nueva guerra, que se enmarca en un contexto de ola de violencia en Cisjordania (la peor en los últimos 20 años), la expansión de los asentamientos y los abusos generalizados de Israel para consolidar su ocupación permanente de los Territorios Palestinos, según denuncia la ONU en su último informe.

La solución para un conflicto enquistado desde hace 70 años parece hoy más lejana.