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Hanna-Barbera, el estudio que animó a los Picapiedra, Scooby-Doo, el oso Yogui o los Pitufos

  • Adrián Encinas repasa su historia en Yabba dabba doo! La animación ilimitada de Hanna-Barbera
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Los personajes más populares de Hanna-Barbera
Los personajes más populares de Hanna-Barbera

Los Picapiedra, el oso Yogui, la Hormiga Atómica, Don Gato, Scooby-Doo, los Supersónicos, el gato Jinx, los ratones Pixie y Dixie, Maguila Gorila, los autos Locos, Pepe Pótamo, los Pitufos... William Hanna y Joseph "Joe" Barbera (Hanna-Barbera) son dos de los animadores más populares, influyentes e imitados de la historia. Y sus creaciones forman parte de la cultura popular, ya que dieron vida a más de 300 personajes que siguen fascinando a millones de espectadores. Ahora Adrián Encinas repasa su vida y su carrera en el libro Yabba Dabba Doo! La animación ilimitada de Hanna-Barbera (Diábolo ediciones).

"Hanna-Barbera -asegura Adrián-, es mucho más que un estudio o un logo que aglutina cientos de referencias de series, cortometrajes y películas de animación de influencia imponderable en la sociedad occidental; es uno de los pilares maestros en los que se asienta la industria de la animación actual, dado que sus dos mandamases supieron enfrentarse con éxito a todas y cada una de las circunstancias socioeconómicas a las que se vio sometido Estados Unidos desde los años cuarenta hasta el final del siglo XX, creando personajes icónicos que han perdurado, y perdurarán, durante décadas en la memoria colectiva".

Com motivo del centenario de Joseph Barbera y los diez años de la desaparición de su socio, William Hanna, rendimos un homenaje a los creadores de Scooby doo, Tom y Jerry, los Picapiedra y hasta 300 dibujos animados que marcaron nuestra infancia. Con la colaboración del diseñador y dibujante, Javier Mariscal.

Los inicios de Hannah-Barbera

Adrián Encinas Salamanca (Madrid, 1986), nos comenta quiénes eran Hannah-Barbera: "William Hanna era un chaval de Los Ángeles que al trabajar durante algún tiempo en la obra con su padre, se dio cuenta que lo suyo no eran los trabajos físicos, así que poco a poco fue virando hacia trabajos menos exigentes físicamente, pasando de un lavadero de coches a ser el conserje del estudio de animación Harman-Ising Productions. Allí quedó completamente embelesado por el proceso creativo que se llevaba a cabo, pasando en poco tiempo de barrer a comandar el departamento de tinta y pintura y a dirigir sus primeros cortometrajes. Cuando Harman e Ising fueron contratados por Metro-Goldwyn-Mayer para dirigir cortometrajes en su nuevo departamento de animación, Bill no dudó un momento en seguir a su lado. Fue allí donde se encontró con Joseph Barbera, un joven de enorme talento creativo con el que rápidamente hizo migas".

William Hanna y Joseph Barbera

"Joseph Barbera -continúa Adrián-, se crió en Little Italy, Nueva York. Cuando terminó su formación se puso a trabajar como administrativo en un banco, pero su mente era tan creativa que no paraba de dibujar a compañeros de trabajo y de crear chistes gráficos. Quedó prendado del cine de animación con las Silly Symphonies del estudio de Walt Disney, y supo que su camino estaba en ese lugar. Gracias a sus dotes para el dibujo y la creación de historias fue contratado en varios estudios de Nueva York (Fleischer Studios, Terrytoons), hasta que MGM le ofreció un sueldo tan atractivo que le empujó a cambiar para siempre su lugar de residencia".

"Bill y Joe funcionaban tan bien que, muy pronto, MGM creó para ellos otra unidad de dirección de cortometrajes de animación, donde desarrollaron su potencial como dupla creativa en películas de acabado artístico de gran calidad, principalmente con un par de personajes que se convirtieron en iconos del dibujo animado en los años cuarenta: el gato Tom y el ratón Jerry" -concluye Adrián".

Personajes de Hanna-Barbera

Con Tom y Jerry ganaron 7 Oscar

Su primer trabajo destacado fueron cortos de Tom y Jerry con los que ganaron varios Oscar. "Efectivamente -afirma Adrián-, fue gracias a los cortometrajes de Tom y Jerry cómo se hicieron con un nombre destacado en la industria... aunque este quedase relegado a las sombras, pues el productor del departamento de animación de MGM, Fred Quimby, fue quien se levantó hasta siete veces de la butaca en la gala anual de la Academia de Hollywood para recoger la preciada estatuilla".

Y es que, como nos cuenta adrián, sus cortos de Tom y Jerry supusieron una gran novedad: "Las aventuras de siete minutos de Tom y Jerry subvierten completamente las expectativas del espectador pues es el ratón quien siempre pone contra las cuerdas al gato, utilizando la inteligencia contra la fuerza bruta. Además, tienen un refinadísimo humor slapstick, con gags que van macerándose en perfecto timing hasta su descacharrante desenlace, no necesitando nunca del apoyo de los diálogos para mantener al espectador embelesado".

Tom y Jerry

Pioneros de la animación televisiva

La crisis de los departamentos de animación de los grandes estudios, en los años 50, provocó que Hanna-Barbera se conviertieran en los pioneros de la animación televisiva, como nos explica Adrián: "A finales de los cincuenta la política de exhibición en los Estados Unidos cambió, pues la televisión empezaba a comer terreno a las salas de cine y estas tuvieron que adaptarse. Los exhibidores ya no estaban obligados a proyectar el cortometraje que les venía empaquetado con la superproducción de turno, sino que podían decidir si ponían ese u otro corto, e incluso no ponerlo; de hecho, la opción que empezó a coger más fuerza fue la de la doble sesión".

"Aquellas tensiones -continúa el escritor-, hicieron que las majors decidieran echar el cierre a sus departamentos de animación, lo que conllevó que en 1957 la MGM despidieran de la noche a la mañana a todos los trabajadores de su departamento de animación, incluidos a William Hanna y Joseph Barbera. En aquel momento decidieron montar su propio estudio, Hanna-Barbera (cuyo orden de apellidos decidieron lanzando una moneda al aire), y dedicarse a la animación para televisión, un medio de masas que estaba todavía en pañales".

Personajes de Hanna-Barbera

Pero... ¿Cómo se adaptaron a la televisión? "En esencia -explica Adrián-, su forma de producir animación se mantuvo, los estudios Hanna-Barbera tenían la misma estructura que el departamento de animación de MGM, es decir: guion y storyboard, diseño de personajes, escenarios, animación, tinta y pintura, rodaje fotograma a fotograma y edición. Sin embargo, tuvieron que adaptarse a una reducción presupuestaria tremenda, de los 40.000 dólares que costaba producir un cortometraje de 7 minutos de Tom y Jerry a los 2.700 dólares para cada episodio de la serie El show de Ruff y Reddy, que fue su primera producción para televisión".

"Lógicamente -continúa el autor-, para poder completar el encargo al tiempo que ganaban algún beneficio neto, tuvieron que simplificar al máximo el sistema de trabajo; para ello pasaron a dedicar sus mayores esfuerzos en la fase de preproducción, creando historias en la que predominaran los diálogos al movimiento de los personajes, los cuales contaban con un diseño atractivo y basado en un esquema tipo puzzle, de modo que solo fuera necesario animar las piezas justas para que se entendiera lo que estaba pasando -un brazo que se levanta, una boca que habla, etc...-, es por ello que todos los personajes de la primera época del estudio Hanna-Barbera llevan algo en el cuello que separa el tronco de la cabeza. Además, las animaciones se reutilizaban en el mismo o en otros episodios de la serie y los fondos eran completamente esquemáticos y, durante las persecuciones, pasaban ante los ojos del espectador en una cinta sin fin".

El Oso Yogui

Su primer éxito televisivo: Huckeblerry Hound

En cuanto a sus primeros éxitos, Adrián nos comenta: "La primera serie con la que lograron una gran notoriedad fue El show de Huckeblerry Hound, un contenedor compuesto por tres series independientes de siete minutos protagonizadas por el famoso perro azul, los ratones Pixie y Dixie y el gato Jinx, y el oso Yogui. Este último se convirtió de la noche a la mañana en una mina de oro para el estudio, que vio incrementados exponencialmente sus ingresos por medio del merchandising derivado de su figura".

"Entendieron entonces que ese era el camino y no pararon de hacer contenedores similares para las siguientes temporadas televisivas: El show de Tiro Loco McGraw, El show del oso Yogui, El show de Maguila Gorila, El show de Pepe Pótamo,..."

"Pero no se acomodaron -añade Adrián-, pues en paralelo desarrollaron el proyecto rompedor de una serie de animación para el horario de máxima audiencia: Los Picapiedra, que resultó ser todo un bombazo que alcanzó las seis temporadas".

Tras más de 30 años de éxitos en televisión y, tras algunas crisis, Hanna-Barbera cerró en 2001, como nos cuenta Adrián: "El fin de Hanna-Barbera llega a principios de los dos mil, cuando es completamente fagocitada por Cartoon Network, el sueño de Ted Turner de crear una cadena por cable dedicada enteramente a la animación".

Scooby-Doo

El estudio madrileño que trabajó para Hanna-Barbera

Una de las cosas más curiosas que descubriréis en el libro es que algunos de esos dibujos animados se hicieron en España. "Uno de los aspectos que más he disfrutado de mi investigación sobre Hanna-Barbera ha sido recopilar información acerca de los trabajos que el estudio madrileño Filman realizó para ellos desde el año 1971 hasta 1986, aproximadamente" -nos cuenta Adrián-.

"Todo sucedió gracias a Carlos Alfonso, un animador español que, tras pasar por Estudios Moro, hizo la maleta y consiguió entrar como animador en la sede de Los Ángeles de Hanna-Barbera; allí entabló amistad con William Hanna y le propuso que el gigante de la animación televisiva le subcontratase parte del trabajo de animación de algunas series a un estudio que tenía previsto abrir en Madrid con dos compañeros de fatigas: Juan Ramón Pina y Paul Sabella. Aquello funcionó tan bien que durante tres lustros dio trabajo a una generación de animadores españoles que, dibujando a Pedro Picapiedra, Súper Sónico, Jana de la jungla, los pitufos o los Harlem Globetrotters, lograron embolsarse unos salarios que dignificaron a la profesión" -añade Adrián-.

"Es curioso comentar que William Hanna era un enamorado de España y, con la excusa de venir a supervisar el trabajo de Filman, cruzaba el charco para disfrutar de la tortilla de patatas, el jamón serrano o los percebes" -concluye el autor-.

Aquí podéis ver Mucho Mouse (1957), un corto de Tom y Jerry que se desarrolla en la Casa de Campo de Madrid, y se ven planos generales del Palacio de Oriente, la Plaza de España o un cartel de toros en Las Ventas.

Las obras maestras de Hanna-Barbera

En sus más de 30 años de historia Hanna-Barbera creó a más de 300 personajes. Por eso hemos preguntado a Adrián cuáles cree que son las obras maestras del estudio:

- "El show de Huckleberry Hound (1958-61), porque establece las claves de su particular universo de animales parlantes.

- Los Picapiedra (1960-66), primera y única serie de animación para televisión en triunfar en el horario de máxima audiencia hasta la llegada de Los Simpson.

- Jonny Quest (1964-65), disfrutable propuesta de aventuras pulp con excelentes diseños del artista del cómic Doug Wildey, que dio paso a una nueva era de producciones superheroicas en el estudio.

- Los autos locos (1968-69), absoluta genialidad que aunaba su mejor trabajo en el diseño de todo un enorme plantel de personajes y el excelente concepto de mantener frente al televisor a los chavales esperando conocer quien resultaba ganador de la carrera, siempre diferente aunque las secuencias de animación se reciclasen una y otra vez".

Los autos locos

- Misterio a la orden (1969-70), por su estupenda idea de unir a un grupo de chavales entrometidos y a su gran danés, el ínclito Scooby-Doo, en la resolución de misterios con cierto toque terrorífico. Gustó tanto este concepto, que la propia Hanna-Barbera se autoplagió sin medida durante toda la década de los setenta.

- Los pitufos (1981-89), su mayor éxito en la loca década de los ochenta, donde prácticamente todas las producciones del estudio estaban basadas en licencias".

También preguntamos a Adrián Encinas por las cinco peores seies de Hanna-Babera: "Uf, hay muchas que son un absoluto disparate, en el peor sentido de la palabra, pero casi todas ellas se concentran en esa sequía creativa de los ochenta que llevó al estudio Hanna-Barbera a tirar de licencias y a subcontratar la animación a países asiáticos. Cinco tostones son Godzilla (1978), Riqui Ricón (1980-84), Monchhichis (1983-84), El desafío de los GoBots (1984-85) y Popeye e hijo (1987)".

Los Picapiedra

¿Existirían Los Simpson sin Los Picapiedra?

Preguntamos a Adrián si cree que Los Simpson habrían existido sin Los Picapiedra: "Es difícil saberlo, pero yo creo que no. Realmente Los Picapiedra establecen la primera piedra (nunca mejor dicho) y el canon en lo que a serie de televisión para ser disfrutada por toda la familia en horario de prime time se refiere, que no es otra cosa que introducir a una familia estadounidense de clase media en una ciudad atípica cuya lógica obedece a los preceptos del capitalismo: hombre trabajando en un sitio que odia, mujer dedicada al cuidado de la familia, e hijos e hijas que viven en su propio universo".

"Esa ciudad atípica -añade-, puede ser Piedradura, con dinosaurios haciendo las veces de electrodomésticos, y casas y coches de roca, o Springfield, con extraterrestres que se hacen pasar por políticos, o centrales nucleares con trampillas subterráneas por las que lanzar a los trabajadores menos afines al director".

"Pero la influencia de Hanna-Barbera va mucho más allá -concluye el autor-, pues se adentra de pleno en la producción animada actual. Ya no solo por la economía de planos en la animación y el intenso desarrollo de la preproducción en algunas series, especialmente en el anime, sino también por haber dejado algunos sonidos anclados a acciones concretas que hacen los dibus, tales como el rápido repicar de un xilófono cuando un personaje anda sobre las puntas de los dedos de sus pies".

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