Enlaces accesibilidad
Rebelión militar en Rusia

Varias llamadas cargadas de insultos: así fue la mediación de Lukashenko con Prigozhin para detener el motín

  • El líder bielorruso ha relatado lo ocurrido en un discurso ofrecido a militares de su país
  • Ha asegurado que pidió a Putin que "no se apresurara" y que mantuvo varias rondas de conversaciones con Prigozhin

Por
Así fue la mediación entre Lukashenko y Prigozhin para detener el motín de Wagner
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha asegurado este martes que convenció al líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, de abortar el motín contra la cúpula militar y política rusa llevado a cabo por su milicia en varias llamadas telefónicas cargadas de insultos. El líder bielorruso ha relatado lo ocurrido a lo largo de esa frenética jornada en un discurso ofrecido a militares de su país.

Según Lukashenko, hacia las 8.00 hora local del pasado sábado, empieza a recibir "información alamante" sobre la situación en Rusia. El mandatario que había sido informado por el Servicio de Seguridad y el Comité del Estado de que su homólogo ruso, Vladímir Putin, quería hablar con él, es informado "exhaustivamente" sobre la situación en el país vecino hacia las 10:00.

Al inicio de la sublevación, el presidente ruso calificó de traición la maniobra de Wagner y advirtió de que los responsables pagarán por ello. El líder bielorruso ha asegurado que pidió a Putin que "no se apresurara", ya que estaba dispuesto a "machacar" a los sublevados, y le convenció para comenzar a negociar con Prigozhin.

Refiriéndose al jefe del ejército privado Wagner como un "tipo heroico", que había sido sacudido por la muerte de muchos de sus combatientes en Ucrania, Lukashenko ha ido relatando su papel en la resolución del conflicto y ha asegurado que Prigozhin "fue presionado e influenciado por quienes dirigían los escuadrones de asalto (en Ucrania) y vio esas muertes".

Hacia las 11:00, después de que Putin asegurara que Prigozhin no quería hablar con nadie, el presidente bielorruso ha contado que preguntó a su homólogo ruso cómo contactar con el cabecilla del motín y se puso en contacto con él. "Respondió inmediatamente", ha asegurado.

"Diez veces más obscenidades que léxico normal"

Un exaltado Prigozhin, que, según Lukashenko, había llegado a la ciudad meridional rusa de Rostov desde Ucrania en un "estado de semilocura", expresó sus demandas en una primera ronda de conversaciones de 30 minutos de duración en la que, tal y como ha afirmado el mandatario bielorruso, "había diez veces más obscenidades que léxico normal".

"¡Pero queremos justicia! ¡Quieren estrangularnos! Nos vamos a Moscú", trasmitió Prigozhin, según Lukashenko, que le aseguro que "a mitad de camino" les aplastarían "como a un insecto".

Entre las demandas de Prigozhin, que el lunes aseguró que su intención no era la de derrocar el régimen ruso, estaba la petición de destituir al ministro de Defensa Sergei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov, así como una conversación con Putin.

"Putin no se va a reunir contigo ni te va a responder"

"Nadie os entregará ni a Shoigu ni a Gerasimov", le aseguró Lukashenko a Prigozhin, al que advirtió de que si se producía la muerte de algún civil, se interrumpirían inmediatamente las conversaciones. Putin, le dijo, "no se va a reunir contigo ni te va a responder por teléfono en estas circunstancias".

Tras dos rondas de conversaciones, y mientras las fuerzas regulares rusas preparan varias líneas de defensa con más de 10.000 efectivos para defender la capital rusa, Lukashenko acabó convenciendo a Prigozhin de que Moscú sería defendida, y de que continuar con la sublevación sumiría a Rusia en la confusión y el dolor.

Le avisó, además, de que si el avance de sus tropas hacia Moscú continuaba, Minsk enviaría una brigada para defender la capital rusa "como en 1941".

Hacia las 16:00 hora local, según ha relatado Lukashenko, el cabecilla del motín se mostró dispuesto a aceptar las condiciones y pidió consejo al líder bielorruso para evitar un ataque del Ejército ruso contra su grupo de mercenarios, situados a apenas 200 kilómetros de Moscú, donde finalmente se detuvieron.

Las conversaciones finalizaron hacia las 20:00. Lukashenko se puso en contacto con el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, antiguo KGB) para coordinar la retirada de los wagneritas y ofreció "garantías de seguridad total" a Prigozhin. Con ellas, tanto el líder de Wagner, que está actualmente en el país vecino, como sus combatientes podrían ser trasladados a Bielorrusia.

Fue entonces cuando los soldados del Ejército paramilitar abandonaron posiciones, incluida la ciudad de Rostov del Don, tomada horas antes, y regresaron a sus bases, poniendo fin a una rebelión que puso patas arriba la estabilidad de Rusia.