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El riesgo de no vacunar a 70 millones de niños: "Cuando intenté levantarle, sus piernas estaban paralizadas"

  • Entre 2019 y 2021, la inmunización infantil ha descendido en 112 países debido a la pandemia, el mayor retroceso en 30 años
  • Europa teme que dentro de sus fronteras se puedan producir brotes de enfermedades casi olvidadas, como polio y sarampión

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La pandemia de COVID-19  ha afectado a la inmunización general de niños de todo el mundo.
La pandemia de COVID-19  ha afectado a la inmunización general de niños de todo el mundo.

El último informe sobre la evolución de la cobertura vacunal en menores de todo el mundo, elaborado por Unicef, ha arrojado datos extremadamente preocupantes. Entre 2019 y 2021, la inmunización infantil descendió en 112 países, lo que ha provocado que casi 70 millones de niños se quedaran sin vacunar total o parcialmente. Se trata del mayor retroceso en los últimos 30 años.

Una razón explica esta caída por encima del resto: la pandemia de COVID-19, que tensionó los sistemas de salud de todo el planeta. Las coberturas se vieron golpeadas no solo por las medidas de confinamiento, sino por otros muchos factores, como el desgaste de las plantillas de personal sanitario o el desvío de los recursos habituales de vacunación hacia la inmunización contra la COVID-19.

Las graves consecuencias de este hecho ya han comenzado a notarse. Sin protección vacunal, la probabilidad de muerte de estos niños desprotegidos se incrementa significativamente, además del riesgo de sufrir discapacidades crónicas. En 2022, por ejemplo, el número de brotes de sarampión a nivel mundial fue el doble del año anterior, mientras que también se descubrieron casos de poliovirus en Estados Unidos, Israel o el Reino Unido; lo que demuestra una vez más la importancia de seguir vacunando ante enfermedades invisibilizadas precisamente por el efecto de la inmunización, como es el caso de la poliomielitis.

El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha advertido de que "mientras haya grupos de población no vacunados o insuficientemente vacunados en los países europeos y no se erradique la polio a nivel mundial, sigue existiendo el riesgo de que el virus se reintroduzca en Europa". El continente se declaró libre de esta enfermedad en 2002, pero ahora teme que dentro de sus fronteras se puedan producir brotes de esta enfermedad, así como de sarampión.

Por este motivo, los especialistas instan a tener siempre presente la amenaza que representa el sarampión, una enfermedad extremadamente contagiosa a la que la vacunación ha puesto contra las cuerdas. Antes de la llegada de la vacuna en 1963, este virus causaba la muerte de unos 2,6 millones de personas al año, en su mayoría niños. En 2021, esa cifra se había conseguido reducir a 128.000.

"En nuestro país hemos visto algún caso de tos ferina y de sarampión, y a nivel global en estos últimos años los brotes de sarampión han subido considerablemente y también de cólera y de polio, que es una enfermedad que tenemos la oportunidad de erradicar", indica a RTVE.es Blanca Carazo, responsable de Programas y Emergencias de Unicef España. "En cuanto se reduce la cobertura de vacunación, hay riesgo de que aparezcan brotes", advierte.

Aumento de la desconfianza

Pero los niveles de inmunización infantil no solo han descendido por el impacto de la pandemia en los sistemas sanitarios, sino que también han entrado en juego factores como una menor confianza en las vacunas. Los datos recopilados en muchos países indican que después de la irrupción del coronavirus se ha producido un descenso generalizado en la percepción de la importancia que tiene la inmunización para los niños.

La confianza en las vacunas infantiles ha disminuido en 52 de 55 países analizados, entre ellos España, donde ha pasado de un 96,5% a un 88,6%. Algo que no deja de ser un indicador de que las vacunas también tienen que luchar contra su propio éxito. "La desconfianza la encontramos en contextos muy diversos, pero quizá es más fuerte en países más desarrollados, porque hay una falsa sensación de seguridad, ya que no está tan presente la enfermedad", asegura al respecto Blanca Carazo.

Aunque este problema también ha ganado presencia en los países menos desarrollados, donde la desinformación y los bulos, instigados muchas veces por las redes sociales o por los rumores que corren de boca en boca, han hecho que proliferen los mensajes contrarios a la vacunación. Una actitud se ha convertido en una condena para muchos niños, cuyos progenitores han recibido el peor de los escarmientos.

"Siempre le pedía a mi mujer que no vacunara a nuestros hijos, hasta que un día alguien vino a mi trabajo a decirme que mi hijo estaba enfermo.

Cuando intenté levantarle, me di cuenta de que sus piernas estaban paralizadas", narra Muyombi, un padre de República Democrática del Congo, quien siempre se había mostrado reacio a inmunizar a sus hijos, hasta que uno de ellos contrajo la polio y pudo sufrir de cerca sus efectos. "Ahora sé que la polio es real", asegura.

Actualmente, Muyombi es uno de los voluntarios activistas que recorren las comunidades de su país, junto a trabajadores sanitarios, para convencer a las familias de la necesidad de inmunizar a sus niños. "Todos los padres deberían tomar como ejemplo lo que le sucedió a mi hijo, porque la poliomielitis me envió un aviso. Ya nunca me negaré a vacunar a mis hijos", sostiene.

Josena Alditor lava a su bebé de siete meses Marc Carlo, en Cap Haitien (Haití).

Josena Alditor lava a su bebé de siete meses Marc Carlo, en Cap Haitien (Haití). UNICEF

De los casi 70 millones de menores que se quedaron sin recibir inmunización total o parcial entre 2019 y 2021, 48 millones no tuvieron ni una sola vacuna, un factor que también se conoce como “cero dosis”. Estos niños suelen vivir en las comunidades más pobres, remotas y marginadas, que en ocasiones están afectadas por conflictos. Países como Haití, que presenta coberturas de vacunación infantil muy bajas.

En esta nación caribeña vive Josena, quien no tiene ninguna duda de la importancia de las vacunas, y se asegura por todos los medios de que sus dos hijos las reciban, a pesar de todos los obstáculos a los que tiene que hacer frente. "Los vacuno porque los amo. Si las vacunas fueran peligrosas, no se las pondríamos, y por eso siempre continuaré vacunándolos", afirma sin dudar. "Si me descuido y omito una vacuna, no tendré la oportunidad de recuperarla", agrega.

La situación a la que se refiere Josena es generalizada. Los niños y niñas nacidos justo antes o durante la pandemia están superando la edad a la que normalmente deberían haber recibido las primeras vacunas, por lo que el informe de Unicef, publicado en vísperas de la Semana Mundial de la Vacunación, subraya la necesidad de tomar medidas urgentes para ponerse al día con las dosis perdidas y prevenir brotes de enfermedades mortales.

La desigualdad, un factor clave

Otra de las principales causas de que haya menores sin vacunar es la desigualdad. En muchos países pobres, los niños del grupo social más rico tienen cinco veces más probabilidades de recibir una vacuna que los del grupo más pobre. La mayor parte de estos menores se quedan sin inmunizar porque viven en lugares que carecen de servicios de salud, o estos son insuficientes. Por eso, es fundamental reforzar la atención primaria de salud y proporcionar a los trabajadores de primera línea, en su mayoría mujeres, los recursos que necesitan.

"Al final, hay dos razones principales por las que los niños no se vacunan: una es que no hay vacunas o no hay servicios médicos, falta de acceso a la vacunación; y la otra es que aun teniendo ese acceso, las familias deciden no vacunar, y aquí es donde entran dudas y desconfianza hacia las vacunas", expone Blanca Carazo, de Unicef España.

Dolores Gallardo, junto a sus dos hijos en Itananbikua, Bolivia.

Dolores Gallardo, junto a sus dos hijos en Itananbikua, Bolivia. UNICEF

Quien no tiene dudas es Dolores, una madre boliviana que pertenece a la comunidad de Itananbikua. Ella está muy concienciada de la importancia de inmunizar a sus hijos. "Para mí la vacunación es importante, para que no le afecten las enfermedades que hay y para que crezcan sanos. Cuando los niños no están vacunados, se enferman, les salen granos, sarampión, se les agarran y no se puede hacer nada ya con eso", afirma. "Sí o sí tienen que estar vacunados", expresa con determinación.

Y razón no le falta. Se estima que las vacunas salvan cada año aproximadamente 4,4 millones de vidas, una cifra que podría aumentar a 5,8 millones en 2030 si se cumplen los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030 (AI2030). Por eso, garantizar el acceso a las vacunas para todo el mundo se convierte en una obligación, especialmente ahora que atraviesan su peor bache en 30 años.