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Abusos en la Iglesia

La Iglesia se compromete a "liderar la lucha" contra los abusos a menores y pide perdón a las víctimas

  • La Iglesia "confiesa su pecado", pero pide "buscar entre todos una solución que abarque toda la extensión de este problema"
  • Lo ha asegurado el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, en la Asamblea Plenaria de Obispos

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De izquierda a derecha, el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella y el cardenal Rouco Varela
De izquierda a derecha, el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella y el cardenal Rouco Varela.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, ha asegurado este lunes que la Iglesia quiere "liderar la lucha" contra los abusos sexuales a menores, y ha expresado su "humilde y sincera petición de perdón a las víctimas", pero ha denunciado al mismo tiempo que esta "dolorosa cuestión" se esté abordando exclusivamente en el ámbito de la Iglesia y no en su dimensión global.

En el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de los obispos, que se reúne esta semana en Madrid, Omella ha destacado que la Iglesia "confiesa su pecado", pero denuncia al mismo tiempo que este hecho, "que afecta a otros muchos sectores de la sociedad, no sea puesto en evidencia, para buscar entre todos una solución que abarque toda la extensión de este problema social".

"La Iglesia quiere liderar la lucha contra esta lacra que afecta a uno de cada cinco niños en Europa", ha subrayado Omella, que ha apuntado a continuación: "Sin rehuir ninguna de nuestras propias responsabilidades, lamentamos que por el momento no se aborde dicha dolorosa cuestión en su dimensión global y que se insista en analizar exclusivamente este drama en el ámbito de la Iglesia".

"Queremos que esta lacra desaparezca de nuestra sociedad"

El también cardenal arzobispo de Barcelona ha reiterado su "humilde y sincera petición de perdón a las víctimas" y ha asegurado que la Iglesia en España está comprometida en la protección de menores y en la prevención de abusos sexuales cometidos, tanto en el marco de su actividad, como en toda la sociedad.

A modo de ejemplo, Omella ha recordado la puesta en marcha de la web www.paradarluz.com que recoge información sobre el trabajo realizado por la Iglesia para la protección de menores y la prevención de los abusos.

"Hemos pedido perdón por ese gran pecado y seguiremos pidiéndolo. Pero no basta con pedir perdón, queremos que esa lacra desaparezca de nuestra sociedad. Por ello, seguimos colaborando con los jueces, la fiscalía y el defensor del pueblo, aportando toda la información de la que disponemos y activando nuestros protocolos", ha dicho.

Ha recordado que todas las diócesis tienen establecidos protocolos y oficinas para la protección de menores y presentación de denuncias por abusos cometidos y que las congregaciones religiosas han abierto 142 oficinas pertenecientes a 121 congregaciones.

En total, la Iglesia ha abierto en estos dos años 202 oficinas preparadas para la recepción de denuncias de abusos cometidos, en las que ha recibido información sobre 706 casos de abusos desde el año 1945.

Barceló, primer sacerdote apartado por pederastia

La Audiencia de Palma desestimó hace un mes el recurso de apelación interpuesto por la representación de Pedro Barceló Rigo, el primer sacerdote expulsado de la Iglesia en España por un caso de pederastia, contra el auto del juzgado de instrucción por un nuevo caso de abusos sexuales a una menor cuando fue párroco de la iglesia de Can Picafort, en Mallorca.

El Juzgado de Instrucción número 1 de Inca dictó el pasado marzo un auto de procesamiento contra Barceló por unos supuestos abusos sexuales a una niña que habrían ocurrido entre 2008 y 2010.

La Iglesia de Mallorca expulsó a Pedro Barceló Rigo, que ejerció como párroco de Can Picafort hasta 2011 por considerarlo culpable de pederastia. En 2016 fue condenado a seis años de cárcel por agredir sexualmente a una niña de 10 años en una decena de ocasiones cuando la víctima acudía a la parroquia de Can Picafort a recibir la catequesis.