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Un compañero de piso del presunto yihadista de Algeciras confirma que cambió de hábitos de manera radical

  • Asegura que dejó de beber alcohol y de fumar y comenzó a escuchar de manera asidua audios del Corán
  • La defensa del investigado insiste en que su causa debe instruirse en un juzgado de la ciudad gaditana

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Exteriores de la Parroquia de San Isidro, donde se produjo uno de los ataques de Algeciras
Exteriores de la Parroquia de San Isidro, donde se produjo uno de los ataques de Algeciras.

Uno de los compañeros del piso okupa en el que vivía el autor del presunto yihadista autor de los ataques de Algeciras en los que mató a un sacristán y dejó heridas a otras cuatro personas, ha confirmado este viernes en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea, que Yassine Kanjaa llevaba una vida normal hasta que experimentó un cambio radical en el último mes y medio antes del cometer el ataque, cuando pasó de fumar y beber alcohol a escuchar de manera asidua el Corán desde su teléfono móvil.

La causa permanece bajo secreto, pero según fuentes jurídicas a TVE, en su declaración como testigo un compañero de piso ha ratificado la versión que él y otro joven aportaron en la Policía sobre los cambios de hábitos que percibieron en el investigado, que dejó de beber y fumar y comenzó a escuchar de forma asidua audios sobre el Corán.

Precisamente la declaración de los compañeros de piso del investigado, un marroquí de 25 años originario de un pueblo entre Ceuta y Tánger, influyó en que el juez viese un proceso de radicalización religiosa en Kanjaa, actualmente en prisión preventiva, si bien los forenses de la Audiencia han recomendado su ingreso en una unidad psiquiátrica para observar su evolución.

Los compañeros de piso de Kanjaa relataron que su vida era "normal" hasta ese momento; Kanjaa bebía alcohol y fumaba hachís, pero llegó un día en que cambió de hábitos y comenzó a escuchar de manera asidua el Corán en su teléfono móvil, según recoge el informe policial y reflejó el juez en el auto donde enviaba al detenido a prisión.

Kanjaa vivía en una casa en ruinas cerca del lugar de los ataques

Kanjaa vivía en una casa abandonada y en ruinas en las inmediaciones de la calle Sevilla, en Algeciras, en una zona próxima a las iglesias donde cometió los ataques.

Un día después del atentado, en el que un sacristán fue asesinado y cuatro personas resultaron heridas, dos de los chicos marroquíes que vivían con él también confirmaron en declaraciones a Efe ese cambio repentino en Kanjaa, hasta el punto que vieron cómo se ponía "cada vez más agresivo, más paranoico", y sospechaban que padecía algún trastorno mental que se había agravado en los últimos dos meses.

El magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción Número 6, Joaquín Gadea, también ha escuchado este viernes al hermano del investigado, que ha ratificado la declaración que prestó ante los agentes. Las mismas fuentes apuntan que el instructor no ha podido tomar declaración a otro compañero de piso, un vecino y un amigo del presunto yihadista, como inicialmente estaba previsto.

El juez completará el martes y viernes de la próxima semana esta ronda de citaciones escuchando, entre otros, al sacerdote salesiano Antonio Rodríguez Lucena, que fue atacado y sufrió graves heridas y otra persona que también resultó afectada en los ataques a las iglesias de San Isidro y de La Palma, donde se encontraba el sacristán asesinado.

El investigado pide que su causa salga de la Audiencia

Por otro lado, fuentes jurídicas detallan que la defensa de Kanjaa ha vuelto a pedir al juez que se inhiba al juzgado de Algeciras basándose en el informe forense preliminar, que recomienda el internamiento del investigado en un centro psiquiátrico penitenciario.

La representación de Kanjaa entiende, según fuentes jurídicas a Efe y Europa Press, que en caso de que sufriese algún tipo de trastorno los hechos difícilmente podrían ser calificados como un delito de terrorismo, sino que encuadrarían más en un delito de asesinato y lesiones.

El autor confeso del ataque perpetrado el 25 de enero en dos iglesias de Algeciras ha insistido en que su causa debe instruirse en un juzgado de la ciudad gaditana, al considerar que, en el caso de que padezca algún tipo de trastorno psiquiátrico, los hechos tendrían difícil encaje en delitos de terrorismo, en los que tiene competencia la Audiencia Nacional.

No es la primera vez que la defensa de Kanjaa plantea la tesis de que debe ser investigado por delitos como asesinato o lesiones y no por terrorismo; ya lo hizo hace unas semanas cuando recurrió su ingreso en prisión en un escrito en el que cuestionaba que los hechos se puedan enmarcar en delitos de terrorismo al no pertenecer el investigado a ninguna organización terrorista.

En prisión provisional

El juez Gadea decretó el pasado 30 de enero, tras escuchar al presunto yihadista en sede judicial, prisión provisional sin fianza, y le atribuyó los delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas que, advirtió, podrían conllevar la prisión permanente revisable.

En su resolución el juez indicaba que la actividad desarrollada por Yassine Kanjaa se podía calificar como un ataque yihadista dirigido tanto contra sacerdotes que profesan la fe de la Iglesia Católica como contra musulmanes que para el investigado no siguen los preceptos del Corán.

El instructor hacía constar en su auto que en las dos declaraciones que ha prestado ante la policía y en el juzgado, salvo algunas contradicciones sobre elementos periféricos del relato, era capaz de reproducir en esencia los aspectos más importantes de su acción.

Relataba que la conducta del investigado fue consciente y que tenía definidos sus objetivos, teniendo la opción de causar unos daños mayores, focalizó su acción concretamente sobre los sujetos a quienes atacó, a los que eligió de forma deliberada.

Y explicaba que la primera de las acciones fue contra los sacerdotes, reconociendo que su intención era matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia. En segundo lugar, indicaba el magistrado, centró su ataque contra un marroquí al que consideraba infiel, al creer que estaba ante un marroquí converso.