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Patrimonio cultural

Un libro recoge los secretos de los conventos de clausura toledanos

  • La toledana Laura García habla de las clausuras en su libro solidario
  • Hay documentados cerca de medio centenar de conventos en la ciudad de Toledo

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Toledo cuenta con 10 conventos activos
Toledo cuenta con 10 conventos activos

A lo largo de la Historia, a través de diferentes investigaciones, se ha podido confirmar la existencia de hasta cuarenta y seis conventos en Toledo. Algunos datan de época visigoda, pero con el paso de los siglos muchos han sido desamortizados o destruidos, sobre todo durante la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil española, y otros han ido cerrando sus puertas. En los últimos años, su ritmo de desaparición se ha agudizado de forma preocupante.

Sobre estos lugares, templos de la vida meditativa, habla Laura García en su primer libro dedicado a las clausuras toledanas. Es licenciada en Humanidades, en la especialidad de Patrimonio Histórico, ha cursado estudios de Arqueología y tras varios años en el extranjero, actualmente trabaja como guía oficial de turismo para su propia empresa en su Toledo natal.

De aquí a veinticinco años nos quedaremos sin conventos

"A principios del siglo XIX quedaban veintiséis conventos de clausura femeninos dentro del casco histórico toledano" detalla Laura. En el año 1991, cuando doña Balbina Caviró publica el libro "Conventos de Toledo" quedaban dieciséis y en la actualidad tan solo diez se mantienen abiertos. "El ritmo de desaparición de los conventos es cada vez más rápido y es un auténtico drama, porque a este paso, de aquí a veinticinco años nos quedaremos sin ellos", argumenta Laura.

Santa Clara, La Real, en clausura obligada

En los últimos cinco años han cerrado cuatro: el de las Capuchinas, las Benitas y Santa Úrsula. El convento de "Santa Clara, La Real" lo hizo en el año 2016. Lo hemos visitado junto a la autora de "Clausuras de Toledo" y hemos recorrido todos sus rincones donde sigue reinando el silencio. Aunque ahora no es un silencio elegido sino impuesto porque ya no hay monjas aquí orando y trabajando.

Convento de Santa Clara en Toledo

Convento de Santa Clara en Toledo

Este lugar que invita al retiro, fue fundado en 1250, en vida de Santa Clara. Aquí vivieron las infantas Inés e Isabel, hijas de Enrique II de Trastámara. En alusión a ese carácter real del convento, en el friso de cerámica que cubre las paredes interiores del Claustro de los Laureles, aparece una greca donde se pueden apreciar las coronas reales. Laura nos aclara que "este friso no pertenece a la época en la que residieron aquí las infantas de Castilla. Es el segundo que tiene el claustro, instalado en el siglo XVI y elaborado con cerámica de Talavera de la Reina de la misma época".

Santa Clara, La Real se convierte en uno de los conventos más ricos de Toledo

Pero no es la única alusión que encontramos en su interior a la presencia de la realeza durante el siglo XIII. En el museo podemos ver uno de los documentos más interesantes sobre este lugar, el privilegio rodado que Enrique II concede al monasterio. Las clarisas son una orden con privilegio de pobreza, pero con este texto redactado por el rey se les va a permitir recibir y administrar dotes y bienes. Con ello, "Santa Clara, La Real" se convierte en uno de los conventos más ricos de Toledo. Tras esta concesión, en esta comunidad no solo pasaron sus días de retiro las infantas, también lo hicieron otras mujeres pertenecientes a los mejores linajes de Castilla.

Oficios y velos

Los conventos de clausura eran una especie de microcosmos. Cada mujer tenía su función. Las "monjas de velo negro" se dedicaban a la vida contemplativa y al canto del oficio divino. También existían las monjas de "velo blanco" que pagaban media dote y cubrían sus gastos de manutención realizando trabajos dentro del convento. Estaban la monja refitolera, la hortelana, la que se encargaba de cuidar a las gallinas o la boticaria.

"Sabemos que las monjas cultivaban plantas aromáticas con diferentes propiedades medicinales que manejaba perfectamente la monja boticaria. Hacía preparados contra el dolor de muelas, el dolor de cabeza o los cólicos". Laura nos comenta que en el convento se conserva incluso el libro de recetas de la monja boticaria. Un libro manuscrito del siglo XVIII con diferentes recetas y apuntes. "Un auténtico tesoro", asegura.

Había monjas que ingresaban a través de una beca

Además, añade que "había monjas que ingresaban a través de una beca". Eran mujeres con pocos recursos económicos, pero eran admitidas porque tenían algún talento especial. Por ejemplo, estaban especialmente dotadas para el canto o eran virtuosas de algún instrumento. Su admisión tenía una condición: debían comprometerse a realizar "vida de coro" hasta el fin de sus días.

Libro solidario

El libro de Laura tiene un carácter solidario. Parte de su precio es un donativo para ayudar a mantener el patrimonio y la supervivencia de las comunidades de religiosas que aún residen en clausura en la ciudad.

Portada de

Portada de "Clausuras de Toledo" cropper

Laura subraya que "mucha gente no sabe que las monjas son autónomas y viven de su trabajo. Y mantener estos inmuebles, estos palacetes tan enormes, supone un coste importante”. “Más aún –recuerda- porque son órdenes mendicantes y a duras penas pueden asumir los costes de mantenimiento".

Además, destaca que, al margen de la aportación que representa la compra de su libro, durante todo el año organiza visitas guiadas a los conventos toledanos en las que también se depositan donativos con el mismo fin, que estos lugares no desaparezcan. Tras visitarlos confirmamos que tienen mucho que decir y de forma destacada sobre arte, historia y espiritualidad