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Día contra el uso de niños soldado

El robo de la infancia a los niños soldado en conflictos olvidados: "Solo pensaba en tener un arma y usarla"

  • República Centroafricana es uno de los 17 países del mundo en los que todavía hay niños soldado
  • Los niños son secuestrados por los grupos armados, aunque la falta de recursos también los lleva a alistarse

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Abdul, en su nueva vida en una comunidad con compañeros autodesmovilizados en Bambari
Abdul, en su nueva vida en una comunidad con compañeros autodesmovilizados en Bambari

En el corazón de uno de los países más pobres del mundo, Abdul (nombre ficticio) trata de ganarse la vida como mecánico. Su historia podría ser la de cualquier joven que con 17 años intenta salir adelante y labrarse un futuro en República Centroafricana (RCA), pero no lo es: esconde mucho más.

Con tan solo 15 años, fue reclutado como niño soldado por un grupo armado. A día de hoy, reconoce la suerte que tuvo de huir de un infierno que, desgraciadamente, todavía viven muchos niños en RCA. Escapó de palizas, drogas y armas y ahora vive en Bambari, una ciudad a orillas del río Ouaka en el centro del país, cuenta Abdul.

Solo convivió con aquello durante un mes, pero esos 30 días fueron suficientes para tratar de escapar en tres ocasiones diferentes. A la tercera lo consiguió, lo mandaron a hacer una misión y "aprovechó para escaparse definitivamente" sin mirar atrás, explica el joven. Un horror difícil de olvidar. Abdul aún no lo ha superado, casi dos años después de escapar todavía tiene pesadillas con aquella época.

Estos sueños no le dejan olvidar lo que vivió ni en quién lo habían convertido. "Los milicianos me metieron malas ideas en la cabeza, me dieron drogas y yo solo pensaba en tener un arma y usarla", denuncia.

La gran mayoría de las veces, los niños son secuestrados, aunque en otras ocasiones también son embaucados con mentiras de lo que les espera si se alistan. Abdul recuerda que los comandantes sacaban fajos de billetes delante de ellos para decirles, “esto es lo que os espera” o “esto es a lo que podéis acceder”.

La crisis humanitaria que devora el país, la falta de recursos y alternativas viables (como la educación, la formación profesional o el futuro laboral), también llevan a muchos niños a tomar la decisión de unirse a los grupos armados para autoprotegerse, ayudar a sus familias o por venganza.

República Centroafricana no es el único país del mundo en el que los derechos humanos de los niños se vulneran de esta forma. El drama de los niños soldado se repite en 17 países o territorios como Siria, Yemen, Sudán del Sur, Nigeria o Afganistán. UNICEF estima que más de 300.000 niños están en las filas de diferentes grupos armados como Boko Haram y cerca de 230 millones de menores viven en zonas afectadas por conflictos armados.

La vulnerabilidad de los niños, reclamo de los grupos armados

Los grupos armados “buscan siempre los niños más vulnerables”, explica Meritxell Relaño, representante de UNICEF en República Centroafricana. Encontrar niños en situación de necesidad no es complicado allí. De los 3 millones de niños que hay en el país, UNICEF estima que 2,6 necesitan ayuda humanitaria.

Aun así, la peor parte recae en aquellos que viven “en las zonas rurales y que no van a la escuela”, aunque también influye el hecho de no tener medios económicos o una familia, como el caso de muchos niños que se ha quedado huérfanos porque sus padres han sido masacrados.

En los países africanos con conflictos armados, el elemento protector de la infancia “por excelencia es la escuela”, matiza Relaño. Cuando los niños no tienen posibilidad de acceder a ella, se vuelven “mucho más vulnerables”.

En Bangui, la capital del país, hay muchos menos casos de niños reclutados por los grupos armados que en las zonas del país más alejadas. “Hay muchas escuelas y más medios para ganarse la vida” y eso hace que sea más difícil reclutarlos.

Cicatrizar rodeados de caras conocidas

Por muchas promesas que hagan los comandantes, las condiciones a las que someten a los niños en su día a día dentro del grupo son inhumanas. “Lo que han vivido estos niños no lo ha visto nadie más que ellos”, sentencia Meritxell Relaño.

Esas condiciones dejan unas heridas muy difíciles de borrar, aunque la mayoría aprende a convivir con ellas. Para ello, es esencial el apoyo de la familia o la comunidad: “Que la familia acepte el retorno de estos niños es un factor muy importante para que los niños se recuperen y se puedan integrar”, explica Relaño.

Trata de superar el horror aprendiendo el oficio de mecánico

Trata de superar el horror aprendiendo el oficio de mecánico UNICEF/LeMoyne

Desgraciadamente, son muchos los casos de niños que han perdido a sus familias, como Abdul. Las ONG locales son fundamentales en ese paso, hacen labores de mediación entre los niños y las comunidades, les brindan apoyo psicosocial y, además, les ayudan a recuperar el día a día normal de un niño, facilitando cosas como ir al colegio, acceder a servicios sanitarios o aprender un oficio para trabajar en el futuro.

República Centroafricana, uno de los peores países para ser niño

El país vive sumido en una crisis humanitaria desde 2012. En 2019, la situación parecía mejorar por el acuerdo de paz, pero un repunte de violencia desde las elecciones de finales de 2020 rompió el tratado entre el gobierno y las milicias.

En este contexto, pese a los esfuerzos del gobierno, el reclutamiento y la utilización de los niños siguen estando a la orden del día. De hecho, según los datos de la Evaluación Multisectorial de Necesidades, el 80% de los padres declararon temer porque sus hijas sufran violencia sexual y el 78% teme porque los niños sean reclutados a la fuerza.

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La vulnerabilidad de los niños se ve agravada por la multiplicidad de grupos armados y milicias locales y su prolongada presencia y proximidad a los campamentos de desplazados internos y las comunidades de acogida.

El hecho de ser mujer también trae mayores riesgos asociados. Los incidentes de violencia de género siguen siendo elevados en todas las prefecturas del país afectadas por el conflicto. Una elevada prevalencia que tiene parte de explicación en las prácticas culturales y normas sociales que refuerzan la discriminación de niñas y mujeres.

RCA es un país rico en cobre, oro, diamantes y coltán, entre otras muchas materias primas necesarias para fabricar nuevas tecnologías, incluyendo las bélicas y aeroespaciales, pero eso no ha impedido que más de la mitad de la población necesite ayuda humanitaria.

La naturaleza prolongada del conflicto y los ciclos de violencia impiden el acceso sostenible a los servicios básicos, las oportunidades de desarrollo económico y la seguridad que los niños necesitan para prosperar, donde muchos niños como Abdul sueñan con un futuro estable, siendo "mecánico, chófer o comerciante".