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Cumbre de la OTAN

China, la ciberseguridad o el cambio climático: los otros grandes retos pendientes de la OTAN

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Las banderas de los países miembros de la OTAN ondean frente a su sede en Bruselas
Las banderas de los países miembros de la OTAN ondean frente a su sede en Bruselas

La invasión rusa de Ucrania ha cambiado los planes de la OTAN y los asuntos a tratar en la cumbre de Madrid. Ahora Rusia se ha convertido en el principal desafío de la Alianza, por la amenaza que representa. Un reto de otro tipo -por la necesidad de realizar una adaptación- es la futura entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN.

Pero los futuros retos de la alianza militar van más allá de Ucrania, como el creciente desafío de China, el cambio climático y la ciberseguridad. Todos estos asuntos se abordarán en la próxima reunión de los países miembros de la OTAN, en la que también se aprobará el nuevo concepto estratégico.

“El reto más inmediato de la OTAN es cómo seguir apoyando a Ucrania en su lucha contra Rusia y cómo evitar futuros ataques de agresión rusa”, afirma a RTVE.es la investigadora senior del German Marshall Fund en Madrid, Kristina Kausch. “Pero hay otros grandes retos que se recogerán en el nuevo concepto estratégico y que incluye también hacer frente a China. Hasta ahora la OTAN ha estado siempre muy concentrada en Rusia y ahora se añade China como un reto a largo plazo”, recalca.

El desafío de China y Rusia al orden internacional

Más de cuatro meses después de la invasión rusa de Ucrania, la OTAN asegura que la guerra representa la “mayor amenaza para nuestra seguridad en décadas”. La cumbre de Madrid tiene el objetivo de hacer que la alianza militar mantenga una “disuasión creíble y una fuerte defensa”, según afirmó su secretario general, Jens Stoltenberg, en un momento en el que Rusia se ha convertido en uno de los mayores desafíos de la OTAN.

“De forma inmediata el gran desafío de la Alianza es Rusia”, afirma el profesor de Historia Contemporánea de la UNED, Isidro Sepúlveda. “El cambio estratégico de creciente agresividad que ha tenido Putin en los últimos meses evidencia hasta qué punto los escenarios han cambiado. Los sistemas de cohesión y de coerción que había previamente ya no funcionan y esto nos obliga a replantear las bases estructurales de la Alianza y el peso que van a tener las defensas en los presupuestos en la próxima década”, añade.

Por su parte, la investigadora del Real Instituto Elcano, Carlota García Encina, señala que “12 años después del último concepto estratégico, el panorama planteado está totalmente obsoleto”. “Tenemos una guerra convencional que no se esperaba y, ante todo, el reto de la Alianza es hacer un diagnóstico lo más acertado posible de la situación. Hay que abordar el tema de Ucrania, hay que abordar la defensa y la disuasión”, subraya.

A pesar de que la guerra en Ucrania sea el desafío más inmediato de la Alianza Atlántica, el nuevo concepto estratégico que se aprobará en la cumbre de Madrid recogerá otros grandes retos, como China. El sorprendente ascenso estratégico de China ha hecho que la Alianza tenga que plantearse la seguridad de una forma más global, teniendo en cuenta el desafío emergente del gigante asiático. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó a afirmar que, en lugar de la Rusia de Putin, China es la que representa la amenaza más potente y decidida para la orden mundial.

En una entrevista concedida a RTVE, Stoltenberg señaló que “China está invirtiendo muchísimo en aumentar su gasto de defensa y esto es un problema importante para Europa”. “En la cumbre de Madrid vamos a demostrar que nos estamos adaptando a este mundo cambiante para seguir siendo el pilar fundamental de la seguridad de los aliados de Europa y de América del Norte”, aseveró el secretario general de la OTAN.

“Estamos en una nueva era que se define como la era de competencia ante las grandes potencias y ahí los principales actores son Estados Unidos y China. La OTAN tiene que jugar un papel ahí. El teatro indopacífico también es importante para la Alianza”, subraya García Encina.

La OTAN y el cambio climático

El cambio climático también es uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la Alianza Atlántica, ya que los crecientes impactos en el clima plantean amenazas tanto directas como indirectas para la seguridad humana y nacional en todo el mundo. Las consecuencias del cambio climático, como las sequías, las olas de calor o las inundaciones, requieren asistencia humanitaria y pueden llegar a provocar desplazamientos masivos.

“El cambio climático es una realidad que está produciendo variaciones de todo tipo geopolítico, pero también otras, como movimientos de población, de cambios de configuraciones en los propios Estados…”, detalla el catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea, José María Peredo. “Estas cuestiones, como consecuencia del clima, pueden provocar desestabilización social y eso ya es un riesgo para la seguridad”, añade.

Tanto Kausch como García Encina coinciden en que el cambio climático es uno de los principales retos de seguridad de nuestros tiempos. “Es uno de los grandes cambios a los que se tiene que enfrentar la OTAN, que también tiene que jugar un papel siempre dentro de los medios que están a su disposición”, señala la investigadora del German Marshall Fund.

"El cambio climático es uno de los grandes cambios a los que se tiene que enfrentar la OTAN"

A pesar de que la invasión rusa de Ucrania ha afectado a los objetivos de la Alianza en este terreno, su agenda climática puede ser compatible con sus prioridades militares. Las fuerzas armadas emplean equipos, como vehículos blindados o aviones, que consumen mucho combustible. Según un informe publicado por el Consejo Militar Internacional sobre Clima y Seguridad, la defensa continúa siendo el mayor consumidor individual de hidrocarburos en el mundo.

En junio de 2021, Stoltenberg afirmó que el clima es una crisis de seguridad y la OTAN aseguró que sus miembros se habían comprometido a “reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades militares”. Ahora está por ver qué medidas toman los países miembros de la cumbre.

Para los países que pertenecen a la OTAN, el cambio climático también puede poner en riesgo la integridad de sus operaciones y el bienestar de su personal. “El cambio climático está haciendo variar un escenario fundamental del gran tablero, que es el Ártico, pero también tiene que ver con las rutas de navegación en el conjunto del mundo, con los periodos de lluvias, con las zonas desérticas….”, explica Sepúlveda. “El caso más evidente de cómo afecta el cambio climático a la seguridad internacional está en el Ártico y esto lo sabe muy bien Rusia. Está llevando a cabo tomas estratégicas de posiciones muy importantes. Algo que era marginal se convierte en algo estratégicamente trepidante”, asevera.

La ciberseguridad, una de sus prioridades

En los últimos años, la actividad cibernética maliciosa ha aumentado en gran medida, desde espionaje hasta los ataques cibernéticos. Por esta razón, los gobiernos han aumentado cada vez más sus capacidades de ciberdefensa y la OTAN también debe cambiar su misión defensiva.

El actual concepto estratégico se remonta a la cumbre de Lisboa celebrada en 2010, en un mundo en el que las ciberamenazas no eran tan importantes. Ahora, la defensa cibernética juega un papel clave y se espera que esto se refleje en el nuevo concepto estratégico que se aprobará en Madrid.

“La ciberseguridad era una de las prioridades de la Alianza y tiene que serlo mucho más”, opina el profesor Sepúlveda. “En muchas ocasiones nos perdemos lo que no vemos. El conflicto en Ucrania no se explica sin la ciberseguridad. El binomio que forma la ciberseguridad con la Inteligencia, es un binomio que está cada vez más unido y moverse en esos términos es imprescindible”, añade.

La OTAN ha evolucionado en su enfoque hacia las amenazas cibernéticas y en 2016, en la cumbre de Varsovia, los aliados reconocieron que el ciberespacio se ha convertido en un dominio separado de las operaciones militares y en el que la Alianza “debe defenderse de forma tan eficaz como en el aire, la tierra y el mar”.

“El tema de la ciberseguridad es importante. Ya en 2016, los países se comprometieron con los temas de ciberdefensa. En Bruselas el año pasado se aprobó una política integral de ciberdefensa, pero hay que seguir trabajando porque no es fácil”, indica García Encina. “Nos estamos adaptando a una realidad cambiante y habría que ir avanzando a pasos más acelerados”, añade la experta, quien subraya que “la unidad será imprescindible”.

Los escollos de la incorporación de Finlandia y Suecia

Hace poco más de un mes, Suecia y Finlandia dieron un giro inesperado a su política de seguridad al solicitar la entrada en la OTAN. La adhesión de nuevas naciones a la alianza militar debe ser aprobada de forma unánime por los 30 miembros y después ratificada por sus parlamentos. El proceso de entrada de Suecia y Finlandia se ha complicado después de que Turquía lo bloqueara alegando vínculos de los dos países con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un contratiempo que ha trastocado los planes de la Alianza para llevar a cabo una adhesión rápida.

“La incorporación de Finlandia y Suecia hay que verla como un reto, en el sentido de que son dos países más que abandonan la neutralidad para entrar en este nuevo armazón que se va haciendo más político y de seguridad”, opina Peredo. “Esa entrada es muy importante porque los dos países abandonan la neutralidad para comprometerse con la seguridad en las democracias”, añade.

El secretario general de la OTAN y la mayoría de los países de la Alianza han acogido con satisfacción las decisiones de Suecia y Finlandia, pero los expertos coinciden en que la adhesión de estas dos naciones será un desafío para la OTAN. Cuando Suecia y Finlandia formen parte de la Alianza, la frontera terrestre de la OTAN con Rusia pasará de 1.215 a 2.600 kilómetros.


“Arreglar el desacuerdo turco, que seguramente se arreglará, es un primer escollo”, asegura el profesor de Estrategia y Política de ESADE y director de ESADEgeo, Ángel Saz-Carranza, quien recalca que “conlleva un reto adicional, que es una frontera muchísimo más larga con Rusia”.

En este sentido, Peredo opina que “cuantos más países entren en la OTAN, también la Alianza cambia el sentido que tiene como organización”. “Asume más riesgos. El hecho de que haya más países involucrados significa que si un país es atacado, reaccionaría el conjunto de la organización”, asevera.