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Elecciones en Francia

Macron se juega la gobernabilidad en una 'tercera vuelta': claves de las elecciones legislativas en Francia

  • Este domingo se celebra la primera vuelta de unas elecciones que marcarán la dificultad de la actual legislatura
  • Los sondeos apuntan que la alianza de izquierdas de Mélenchon dificultará al presidente revalidar la mayoría absoluta

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Carteles con los candidatos a las elecciones legislativas en Bayona, Francia
Carteles con los candidatos a las elecciones legislativas en Bayona, Francia

Francia celebra este domingo 12 de junio la primera vuelta de unas elecciones legislativas que marcarán la política del país durante la legislatura que dio comienzo tras la victoria de Emmanuel Macron en las presidenciales de abril. El actual presidente de la República venció a Marine Le Pen y se alzó como el primer mandatario reelegido en dos décadas, pero eso no le garantizaba una legislatura fácil. Sus adversarios no tardaron en apelar a la movilización para alejarle de un objetivo fundamental: conseguir la mayoría absoluta en una Asamblea capaz de tumbar su agenda de reformas.

La mayoría de sondeos sitúan en cabeza a Ensemble, la formación liderada por Macron, pero está seguida muy de cerca por la agrupación de partidos de izquierda, NUPES, que cada vez sube más en las encuestas (sitúandose incluso por delante en algunas de ellas) y que podría complicar mucho la obtención de esa ansiada mayoría al partido del presidente. Estas son algunas de las claves de las elecciones legislativas en Francia.

Formar la Asamblea, el siguiente asalto para decidir la gobernabilidad

De las votaciones de los próximos domingos 12 y 19 de junio, cuando se celebrará la segunda vuelta, resultará el equilibrio de fuerzas de la Asamblea Nacional de Francia, que podrá facilitar o entorpecer el mandato del presidente. Pese a que el foco suele ponerse en la elección presidencial, no podemos olvidar que el de Francia es un sistema electoral semi presidencial y que los diputados del Parlamento pueden aceptar o rechazar leyes impulsadas desde el Elíseo.

“Hablamos de las elecciones legislativas como la tercera vuelta de las presidenciales porque pese a que el francés es un sistema que da mucho poder a la presidencia, es mucho más fácil gobernar con una mayoría en la Asamblea Nacional”, expone a RTVE.es Francis Ghilès, investigador senior asociado del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

El jefe de Estado tiene total libertad para designar al primer ministro si la mayoría presidencial coincide con la parlamentaria. Sin embargo, si la mayoría la alcanzara otra formación, el presidente de la República puede verse obligado a elegir un jefe de Gobierno que cuente con el apoyo de la Asamblea. Ese podría ser Mélenchon, y se produciría lo que se conoce como cohabitación, que pese a que lleva años sin ocurrir, ya se dio en gobiernos como el de Chirac o el de Mitterrand.

“En los últimos años, no ha habido cohabitaciones, principalmente porque las elecciones presidenciales y legislativas se celebran casi a la vez, por lo que la orientación del voto no varía demasiado”, explica Jaime Coulbois, politólogo por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos. "Ahora está por ver si puede ocurrir. Mélenchon ha insistido en que esto es una tercera vuelta y quiere intentarlo, pero según los sondeos parece bastante improbable".

El riesgo, según Ghilès, no es tanto que la izquierda consiga la cohabitación que busca, sino que, pese a que la formación del presidente de la República obtenga más votos, no consiga la mayoría absoluta. "Macron no ha tenido un recorrido político como el de Chirac o Miterrand, que han sido diputados y ministros durante años. Ha gobernado de manera personalista y no le gusta hablar con los que no tienen las mismas ideas que él. No alcanzar esa mayoría obligará a dialogar con otras fuerzas a un político al que no le gusta hacer pactos", concluye.

Cerca de 600 circunscripciones y un sistema a doble vuelta

En las elecciones legislativas, el territorio francés se divide en 577 circunscripciones que coinciden con el número de miembros de la cámara. Como en las presidenciales, el sistema es uninominal, mayoritario y a dos vueltas, por lo que los ciudadanos eligen un solo nombre de entre los candidatos de su circunscripción.

De ellos, salvo que alguno coseche la mayoría absoluta en la primera votación, pasarán a una segunda ronda aquellos que hayan obtenido más de un 12,5% del total de los inscritos, que no de los votos. Puede ocurrir, por lo tanto, que haya segunda votación en algunas circunscripciones y en otras no.

Precisamente no alcanzar ese porcentaje fue lo que hizo que Manuel Valls se quedara fuera en la carrera por el escaño para la circunscripción de franceses en España, Portugal, Mónaco y Andorra, cuyos inscritos estaban llamados a las urnas el pasado fin de semana. El que fuera primer ministro de Hollande se presentaba en la lista del partido de Macron y se quedó a las puertas de la segunda vuelta con 4.024 votos.

Para aquellos que superan la primera ronda, que en las legislativas pueden ser más de dos candidatos, bastará con obtener una mayoría simple para hacerse con un escaño en la Asamblea. Es habitual que, cuando el candidato favorito ha sido eliminado, en la segunda vuelta se vote en contra de la opción que no guste en absoluto, como ocurrió con gran parte del electorado de Macron en su último duelo electoral contra Le Pen.

“Se dice que en el sistema electoral francés, en la primera vuelta el ciudadano vota con el corazón, elige al que más le gusta, y en la segunda lo hace con la cabeza, de forma más racional”, explica a RTVE.es Ignacio Molina, doctor en Ciencia Política y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid.

NUPES, la alianza de izquierdas que persigue la cohabitación

Si algo complica el panorama electoral para el partido de Macron, que parte como favorito en los sondeos, es el crecimiento del pacto de izquierdas con el que se presenta una Francia Insumisa que se quedó a poco más de un punto de colarse en la segunda vuelta de las presidenciales.

La Nueva Unión Popular Ecologista y Social, liderada por Jean-Luc Mélenchon, candidato insumiso en las presidenciales que se postula ahora como primer ministro, agrupa a diversas formaciones, entre las que figuran un debilitado Partido Socialista, Europa Ecología Los Verdes o el Partido Comunista. Juntos persiguen complicar la legislatura del presidente de la República intentando una cohabitación que, según las encuestas, no parece posible en el escenario de esta primera vuelta.

La última consulta publicada por Ipsos otorga a la formación izquierdista un 27% de los votos, muy cerca del 28% de la formación liderada por Macron. Por detrás, sitúa a Agrupación Nacional, con el 19%.

"La izquierda se ha unido precisamente para intentar sumar más con una coalición amplia en un sistema electoral de tipo mayoritario que beneficia a los partidos grandes", expone Molina. "Parece, según los sondeos, que la formación de Macron obtendrá la mayoría, pero si hubiera esa superación por parte de la coalición de la izquierda, no podría elegir primer ministro, ni sacar adelante presupuestos, ni proyectos legislativos, porque sería ese otro grupo a la izquierda quien gobernaría realmente Francia", añade.

“El riesgo en este momento es que la combinación de una abstención alta y el voto a una izquierda más o menos unida no permita a Macron tener una mayoría. Podrá gobernar, pero va a ser mucho más difícil, sobre todo porque su programa económico es esencialmente de derechas”, expone Ghilès. “Si no la tiene, tendrá la necesidad de ponerse de acuerdo para asuntos como la reforma de la jubilación y la reforma del sistema sanitario, que de todas formas es urgente, pero lo sería mucho más”.

Una votación difícil de predecir por las encuestas

Los sondeos electorales situaban hasta hace poco al partido de Macron y sus aliados, agrupados bajo el nombre de Ensemble, repitiendo una mayoría absoluta que ya obtuvo en las legislativas de 2017. Sin embargo, la distancia con la agrupación izquierdista de Mélenchon se acorta, según las últimas encuestas publicadas. Es poco probable que la formación izquierdista obtenga los 289 asientos necesarios para una mayoría absoluta, pero podría atraer los votos suficientes como para privarle a Macron de ella.

Los expertos coinciden, sin embargo, en que esta votación no resulta fácil de predecir por los sondeos. Entran en juego 577 circunscripciones distintas, por lo que se trata de casi 600 elecciones independientes en las que entran en juego distintos factores. Además, la traducción en escaños de la intención de voto debe tomarse con pinzas, ya que una leve variación de votos entre uno partido u otro puede suponer el traspaso de varias decenas de escaños. Por otro lado, cabe mencionar que se espera una alta abstención, que en este tipo de elecciones suele superar los datos de las presidenciales.

"El territorio se acaba dividiendo en circunscripciones pequeñas y puede ocurrir que exista una sola figura política fuerte dentro de algunas de ellas", expone Coulbois. "Es muy habitual la figura del diputado-alcalde, un candidato que sea alcalde de la ciudad más importante de la circunscripción y a la vez diputado".

La atención que la población presta a las legislativas, dice Ghilès, suele ser baja, pero depende de muchos factores. "Hay lugares en Francia donde crece el interés y la participación ante la presencia de candidatos conocidos, ya sea porque son alcaldes de sus ciudades, o personalidades llamativas por distintos motivos".

Esas figuras con fuerza a nivel local suelen ser habituales en los dos partidos tradicionales en Francia, el Partido Socialista y la derecha gaullista de Los Republicanos, ahora en declive.

Un sistema que beneficia a los grandes partidos

El sistema electoral francés ha sido criticado por beneficiar a las grandes formaciones políticas aunque, por ahora, no existe voluntad política para someterlo a reformas. La votación a dos vueltas, además, ha evitado el acceso de la ultraderecha a la Presidencia y ha evitado que obtengan una amplia representación parlamentaria.

En 2017 el partido de Le Pen fue el que resultó peor parado, con tan solo 8 sillas en la cámara tras haber obtenido el 13,2% de los votos en la primera vuelta, aunque el cordón sanitario ejercido por el resto de partidos jugó su parte. Los sondeos le otorgan esta vez en torno al 20% de los votos.

El sistema, además, beneficia a las fuerzas de centro. "Si pasa el candidato de izquierdas, la derecha votará al partido de Macron. Si pasa a segunda vuelta la derecha, la izquierda se moviliza a su favor, como ya ocurrió en las presidenciales. Tiene muchas posibilidades de conseguir la mayoría en la Asamblea, pero no lo tiene absolutamente garantizado según los sondeos", expone Molina.

Además, a diferencia del sistema español, el francés no es proporcional, por lo que pese a que, como ocurrió en las presidenciales, los resultados de la primera vuelta muestren la división del voto en la sociedad, esta no acabará reflejada de igual manera en la Asamblea. "Se produce una fuerte distorsión entre los resultados en votos y los resultados en escaños, este sistema mayoritario actúa como una especie de filtro que hace que haya menos división en la cámara".

Ahora bien, incluso si Macron consiguera la mayoría, podría enfrentarse a problemas durante su mandato. "Ha dado grandes golpes a la derecha y la izquierda, pese a que se sitúe en el centro, su politica economica y social tiende a la derecha y en un momento en que las clases medias y populares pierden su capacidad adquisitiva, puede que el hartazgo se traslade a las calles como ya le ocurrió con los chalecos amarillos", concluye Ghilès.