Enlaces accesibilidad

La raíz de las violaciones grupales: masculinidad patriarcal, educación sexual nula y el porno como guía erótica

  • Los casos recientes, que implican a menores o jóvenes, llevan a preguntarse qué está fallando y cómo se puede prevenir
  • Expertos y estudios apuntan que en la base del problema está la construcción patriarcal del deseo sexual masculino

Por
Un grupo de jóvenes, en una discoteca. El ocio nocturno es uno de los ámbitos en los que más se da la violencia sexual.
Un grupo de jóvenes, en una discoteca. El ocio nocturno es uno de los ámbitos en los que más se da la violencia sexual.

En el último mes han trascendido varias denuncias por violaciones en grupo que han vuelto a despertar la indignación social. A ojos de los ciudadanos parece evidente que se está produciendo un repunte, pero lo cierto es que no hay datos oficiales que permitan conocer de forma precisa cuáles son las dimensiones de este tipo de agresiones ejercidas en 'manada'. Mientras tanto, a la espera de investigaciones exhaustivas, lo que sí pueden hacer los expertos es analizar los factores que están en la raíz de una problemática que, dicen, debe preocupar a la sociedad, más allá de las cifras.

Sobre todo, porque los casos más recientes que se han conocido implican a menores de edad o a chicos jóvenes, y porque los ingredientes que "alimentan" al "monstruo" forman parte de la cotidianidad.

"Observamos con preocupación que los abusos sexuales antes eran más comunes de un adulto hacia un menor de edad y que ahora se producen también, en esas tendencias grupales, entre los propios jóvenes", indica a RTVE.es Diana Díaz, psicóloga y directora de las Líneas de Ayuda de la Fundación ANAR. Esta organización habla de un aumento de las agresiones sexuales en 'manada', a partir de los casos atendidos en su red. Los ligados a la violencia sexual grupal, señalan, pasaron de un 2,1% en 2008 a un 10,5% en 2018.

Violaciones cometidas por menores: ¿por qué aumentan?

211 violaciones grupales en cuatro años, según GeoViolenciaSexual

Otros expertos consultados no se atreven a afirmar que haya un aumento de casos porque podría estar ocurriendo, dicen, que la mayor concienciación social derive en más "visibilización" y en un mayor número de denuncias o peticiones de ayuda. Y eso es, de hecho, lo que intuyen desde el Ministerio del Interior que puede estar sucediendo, en líneas generales, con las violaciones. Este departamento informa de que se denunciaron un 14,4% más en 2021 que en 2019, si bien no se detalla cuántas fueron perpetradas por dos o más agresores.

En todo caso, el problema de las agresiones sexuales en 'manada' es innegable, y hay, además, otros datos no procedentes de organismos estatales que hablan de la gravedad del asunto. Según un estudio llevado a cabo por GeoViolenciaSexual, del Observatorio de Feminicidio.net, entre 2016 y 2020, en España se registraron 211 violaciones grupales. En ese total hay 83 víctimas menores de edad y, al menos, 171 agresores que también tienen menos de 18 años.

Deseo sexual patriarcal como "antesala" de la violencia

Mónica Saiz Martinez, socióloga y técnica de investigación en Federación Mujeres Jóvenes, publicó hace tres años "Noches Seguras Para Todas", una investigación-acción feminista participativa que analiza las violencias sexuales que sufren las mujeres jóvenes en su ocio nocturno, que es el contexto en el que se producen la mayor parte de violaciones múltiples. Entre las conclusiones a las que pudo llegar durante ese estudio que ha seguido actualizando este 2022 se encuentra esta: "La construcción patriarcal del deseo sexual masculino es la antesala de la violencia sexual".

La construcción patriarcal del deseo sexual masculino es la antesala de la violencia sexual

En una conversación con RTVE.es, la socióloga explica que la masculinidad patriarcal está en la base de toda la violencia sexual y sostiene que ese deseo machista se construye desde la infancia a partir de tres elementos: "la ausencia de una educación sexual y emocional plena, la pornografía y la prostitución". Eso lleva, señala, a un "paradigma sexual patriarca" que tiene muy arraigada la idea de que el hombre es el sujeto que tiene un "irrefrenable deseo sexual" y de que la mujer es el "objeto" que va a estar a su disposición para satisfacer su deseo.

El acceso cada vez más temprano a una pornografía que camufla violencia

Respecto a la pornografía, lo que los expertos vinculan con las agresiones sexuales ejercidas por jóvenes es el acceso cada vez más temprano a un material audiovisual de tipo sexual que con frecuencia camufla altas dosis de violencia. Según la Agencia Española de Protección de Datos, el primer acceso al porno se da a los ocho años, mientras que el consumo es generalizado a partir de los 14. "Acceden muy fácilmente a contenidos pornográficos donde se banalizan las relaciones sexuales y se visibiliza a la mujer como un objeto sexual; se la degrada en estas prácticas sexuales y esto, si no hay ningun tipo de reflexión sobre esos contenidos que puden ver permanentemente sin filtro, es muy fácil que lo terminen replicando", comenta Díaz.

Monica Alario, experta en género: "La pornografía muestra violencia sexual como si fuera sexo y no una violación"

En el estudio que llevó a cabo Saiz, los jóvenes participantes señalaron que el porno que consumen a diario es su "principal fuente de educación sexual" e hicieron alusión al gran número de personas que ven películas donde se simulan violaciones y, de forma más concreta, a las búsquedas del vídeo del caso de 'La Manada'. "Aprenden que la violencia es algo erótico y ven el daño físico contra las mujeres como algo excitante y placentero para para ellas. De hecho, los hombres participantes en el estudio hablan del erotismo en la brusquedad, la agresividad, la asfixia y los golpes en las nalgas de las mujeres", apunta la investigadora.

La pornografía no está dandoles información sobre sexo, sino más bien sobre violencia

También José Luis García, psicólogo y sexólogo, percibe que "el porno con dosis de violencia" (el mayoritario, dice) es ahora "el referente educativo de muchos niños y niñas", algo que Mónica Alario, doctora en Estudios de Género y experta en violencia sexual, resume así: "La pornografía no está dándoles información sobre sexo, sino más bien sobre violencia. Uno de los problemas fundamentales es que se considera que la pornografia trata de sexo cuando la mayoría de la más vista lo que está mostrando son situaciones de violencia sexual, aunque las transmita como si lo que se estuviera viendo fuera sexo y no una violación".

Cuando solo tienen este porno como referencia, advierten los expertos, muchos chicos entienden que eso es lo "normal", no perciben la violencia y asumen que lo que ven en pantalla es lo que verdaderamente quieren las mujeres.

Una educación sexual y afectiva nula

Saiz también menciona que los chicos y chicas que compartieron sus experiencias en su investigación dijeron haber recibido "cero educación sexual". El hecho de que estas reflexiones no se den en las aulas y tampoco se posibiliten en el ámbito familiar hace que la pornografía sea la información más detallada que tienen los jóvenes sobre cómo practicar sexo. Construyen a partir de ella sus expectativas y deseos, y, en definitiva, el porno se convierte en su guía erótica.

Por otra parte, señala que la educación sexual que se promueve en los espacios de formación está centrada en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y no en cómo establecer relaciones afectivo-sexuales desde el respeto y la igualdad, algo que sería crucial incluir, en opinión de los expertos.

En este sentido, Díaz señala que hablar de sexualidad sigue siendo un tema "tabú" en las familias y en las aulas, y pide promover el cambio. "Hay que abordarlo, pero siempre emparejándolo con los afectos. Si no, se produce esa disociación que lleva a pensar que el sexo es solamente lo corporal", dice la psicóloga, que ve fundamental hablar de los afectos, del deseo mutuo, de la empatía o de los límites que se pueden marcar respecto al propio cuerpo.

14 horas - Violaciones grupales por menores: ¿qué está fallando? - Escuchar ahora

Refuerzo "entre iguales" y "camaradería masculina"

Otro constructo del deseo sexual masculino, según Saiz, es la prostitución, que está "normalizada" entre los jóvenes. "En sus ideas y creencias está latente la ideología de la prostitución, ya que la consideran una práctica por la que los hombres tienen garantizado el acceso al cuerpo de las mujeres; de hecho, lo único que les preocupa sobre esto, son las posibles enfermedades que se pueden contraer al acceder a sus cuerpos asiduamente (...) siendo indiferente lo que ella desee, quiera y sienta. Esta misma idea la tienen al mantener relaciones sexuales de una noche", sostiene su estudio.

Por otro lado, los profesionales consultados hablan de cómo el refuerzo "entre iguales" y la "camaradería masculina" tambíen están en la base de las violaciones grupales. Es decir, los jóvenes encuentran en su grupo de amigos o conocidos a otros referentes que les asesoran o aconsejan y que, en muchos casos, reproducen mitos o ideas que no son las adecuadas.

"En los contextos de los estudios de género hablamos del refuerzo de la camaradería masculina. Los hombres lo que hacen de alguna forma es identificarse en este grupo que les legitima como sujetos de derecho sobre el cuerpo de las mujeres (...) En las violaciones grupales, evidentemente se refuerza esta camaradería masculina, ese reconocerse como hombres y exaltarse como hombres, porque al final saben perfectamente lo que están haciendo", afirma Saiz. También menciona que las mujeres a las que entrevistó contaron que es habitual que hombres ajenos a su propio grupo "pidan permiso a sus amigos" para llegar hasta ellas o que les pregunten si tienen novio. La obtención del "beneplácito" de los hombres del grupo ajeno es, asegura, una forma más de reconocimiento entre los miembros del grupo de iguales.

Díaz apunta que el grupo también les da a los chicos violentos el apoyo que necesitan y, a la vez, puede presionar para que se comporten de una determinada manera. Esto tiene mucho que ver con algo que apunta el profesor e investigador Jesús de la Torre-Laso en su artículo titulado "¿Por qué se cometen agresiones sexuales en grupo?", la frecuente presencia de un "líder" de la 'manada': "La presencia de un líder en las agresiones sexuales tiene una gran relevancia porque se ha identificado como la persona que atrae a la víctima y que es el primero en cometer la agresión, además de servir como instigador y modelo para los demás (...) Por ejemplo, en el estudio de Porter y Alisson (2019) sobre 216 casos de violaciones con múltiples autores, en el 97% fue posible identificar el líder del grupo", señala el documento.

El 'modus operandi' de muchos jóvenes para satisfacer sus deseos sexuales

Al margen de los factores que están en el fondo de las agresiones sexuales grupales, hay otra cuestión muy relevante que pone de relieve el estudio impulsado desde la Fundación Mujeres Jóvenes: el 'modus operandi' de muchos jóvenes para satisfacer sus deseos sexuales en los contextos de ocio nocturno. No se trata de una única táctica, sino de varias, y en todos los casos resultan alarmantes. Además, estas técnicas se emplean con frecuencia en las violaciones múltiples:

Sumisión química oportunista en la que los hombres se aprovechan del consumo voluntario de alcohol y drogas por parte de las mujeres. Todas las mujeres participantes en la investigación, dicen, han vivido de manera frecuente la invitación a alcohol y drogas por parte de los hombres y creen que lo hacen con la intención de debilitarlas, vulnerarlas, manipularlas y aprovecharse de ellas. Los hombres, por su parte, reconocen hacer uso de la incitación al consumo de alcohol y drogas porque, según ellos, la embriaguez las desinhibe e incrementa su disponibilidad sexual.

Sumisión química proactiva, en la que los hombres suministran una sustancia oculta a las mujeres con el objetivo de anular su capacidad de respuesta. Es una práctica cada vez más habitual, incluso entre conocidos. Esto genera en las mujeres un estado de alerta, que les obliga a adoptar actitudes de vigilancia constantes.

Otra de las estrategias es esperar a que una mujer se quede sola, a que dos se aparten del grupo o a que éste sea muy reducido, algo que suele darse cuando van al baño o salen del local a fumar y a tomar el aire. Las mujeres entienden que el hecho de que el acoso lo lleven a cabo al estar solas busca que no haya gente que pueda presenciarlo.

  • También es común que el acecho se dé en zonas oscuras. No estar tan expuestos les permite acercarse con mayor impunidad a las mujeres, favoreciendo que puedan ejercer violencias sin ser vistos porque la oscuridad favorece el anonimato y les permite no ponerse límites.

Además de esto, la investigacion expone cómo los jóvenes entablan una estrecha relación entre el consumo de alcohol y otras drogas y la violencia sexual cuando salen de fiesta. Una relación que, sin embargo, se establece de manera diferente cuando se trata de hombres y mujeres; si bien a los hombres no se les responsabiliza de la violencia sexual cuando la ejercen bajo los efectos de las drogas, a las mujeres se las culpa de sufrirla si están borrachas o drogadas.

Del mismo modo, apunta que la cultura de la violación, que ha expandido la idea de violencia sexual únicamente como lo que ocurre de noche o de madrugada cuando un desconocido persigue a una mujer en un callejón solitario y oscuro, hace que las mujeres obvien el amplio abanico de violencias sexuales existentes, y que se aterroricen cuando llega el momento de volverse solas a casa. También lamentan desde Fundación Mujeres Jóvenes que algunos mensajes procedentes de las familias, las instituciones o los medios de comunicación no pongan el foco en los culpables, que son los agresores, y que sean ellas quienes carguen con la culpa:

"La cosificación sexual, la trivialización de la violación, el no reconocimiento del daño de ciertas formas de violencia sexual que no se ajustan a ciertos estereotipos de violación violenta, el cuestionamiento de su actitud, de su ropa, de los lugares por donde transitan o, incluso, la utilización de todo lo anteriormente mencionado para justificar al agresor sexual, convierten a las víctimas en culpables. Nadie habla de la actitud del violador, el discurso se centra en las mujeres, y son éstas quienes soportan todo el peso de la culpa. Subyace la idea de que son las mujeres quienes no se cuidan de ser violadas, en lugar de articular discursos de condena unánime y sin fisuras de los agresores sexuales", recalcan.