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Elecciones en Francia

Grenay, el pueblo minero con alcalde comunista donde arrasa Le Pen

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Reportajes 5 Continentes - Grenay, el pueblo francés de alcalde comunista que vota a Le Pen

Al llegar a Grenay se ven dos enormes montañas de escoria de carbón y casas de una planta hechas de ladrillo, como las de Germinal, la película y la novela que narran la dura historia de esta cuenca minera en el norte de Francia. “He visto la película y conozco el libro, pero no nos lo tienen que contar. Es lo que hemos vivido”, nos dice Antoine Ibba.

Minero, hijo y nieto de minero, Antoine creció en un ambiente alejado de los postulados de la extrema derecha. “A mí me criaron en la izquierda. Mi cabeza me decía que la izquierda es obrera. Todos éramos mineros, obreros… Nos ayudábamos. Éramos una familia”, asegura. Sin embargo, hoy, con 72 años, es el líder local de Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen, que consiguió el 55% de los votos en el pueblo en la primera vuelta, y se lleva muy mal con el alcalde, el comunista Christian Champiré.

Antoine Ibba, líder local de Reagrupamiento Nacional en Grenay Antonio Delgado (RNE)

“Me desespera, me desespera. Hemos intentado mostrar que había otras opciones, pero cuando hablo con la gente y me explica su situación, les comprendo”, admite Champiré, que lamenta la decadencia de la zona. “Pas-de-Calais y, en particular, su cuenca minera, fue durante mucho tiempo una región extremadamente rica, con mucha industria y empleo. En 50 años ha pasado de ser la segunda más rica de Francia a ser la más pobre, empatada con Córcega”.

¿Por qué un pueblo con alcalde comunista vota mayoritariamente a Le Pen?

La pregunta es clara: ¿Por qué un pueblo con alcalde comunista vota mayoritariamente a Le Pen? Lo cierto es que no es un caso único en la cuenca minera. Donis, cazadora vaquera, barba canosa de viejo rockero, fuma tabaco de liar. A media tarde, en la terraza del bar estanco junto al Ayuntamiento, no sólo comprende el voto a Le Pen, si no que da a entender que es su opción personal. “Esto no es de extrema derecha o fascismo. Fascismo es lo que había en España con Franco. Nadie cree eso. Quizá con su padre, pero con Marine no”.

Como Michelle y Jean Pierre, un matrimonio de jubilados que vigilan a sus nietos en el parque. “No hay trabajo. La mina, la siderurgia, han cerrado y la gente vota para que las cosas se muevan. Quieren cambio. Igual es a peor, pero quieren intentarlo”, argumenta Jean Pierre. “Nunca había sido de derechas, siempre había sido socialista, pero nos hemos sentido decepcionados por ellos, sobre todo por Hollande. Mitterrand ya nos dio unos bofetones increíbles, copagos en los hospitales, control técnico en los automóviles. Eso no es problema para los ricos, pero para los obreros, sí”.

Las dos montañas de carbón en Grenay Antonio Delgado

A primera vista, en Grenay no hay miseria, quizá cierta decadencia. Las calles están limpias, la gente viste con más modestia que en París, pero de forma decente. Las estadísticas oficiales sí revelan, en cambio, ciertas apreturas. El paro registrado se sitúa en el 11%, cuatro puntos más que la media nacional. Según el alcalde, el dato real llegaría al 20%. Décadas de voto a la izquierda no han impedido el cierre de las minas ni de la siderurgia. En Grenay, como en casi toda la cuenca minera de Nord-Pas de Calais, no hay miseria, pero tampoco hay futuro. Y el pasado se desvanece.

“Aquí quedan muchas familias cuyos padres, abuelos o bisabuelos fueron deportados, asesinados, fusilados durante la ocupación nazi. Pero a los de ahora no les parece una paradoja votar a la extrema derecha. El hilo conductor se ha perdido”, nos explica Gregory Picart, historiador y funcionario del Ayuntamiento, que ha escrito un libro sobre la resistencia local en la ocupación nazi.

Gregory Picart, historiador local Antonio Delgado

Antoine Ibba, el hijo y nieto de mineros que llegó de Italia, cree que el Partido Comunista gana las elecciones municipales en su pueblo porque domina el tejido asociativo, pero está convencido de que Le Pen va a volver a arrasar este domingo en Grenay. “A Marine la conozco, es mi amiga, la miro y me hace llorar. Yo soy un obrero a mi manera, un emigrante. Cuando la oigo hablar me da esperanza. ¿Qué esperanza da Macron? Decir que Marine es de extrema derecha. ¿Qué quiere decir?”.