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Elecciones en Francia

El futuro de Francia está en manos de los votantes de Mélenchon: radiografía del voto en la primera vuelta

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Radiografía del voto en la primera vuelta de las elecciones en Francia
El presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El actual presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido el ganador de la primera vuelta de las elecciones francesas celebradas este domingo. Como ya ocurrió en 2017, su triunfo llega de la mano del voto de mayor edad, con rentas más elevadas, más estudios y que residen en las grandes ciudades. Para vencer a Marine Le Pen -favorita en la clase obrera y con menos ingresos- en la segunda vuelta Macron deberá conquistar también al electorado más joven de Jean-Luc Mélenchon.

El siguiente gráfico muestra la proyección de voto de Ipsos Francia para cada candidatura, con unas cifras muy parecidas al resultado definitivo. Comparar ese reparto con los datos desagregados permite saber más sobre cómo se distribuye el voto en función de variables socioeconómicas como la edad, el nivel de estudios o el tipo de empleo.

Macron triunfa entre los votantes de más de 70 años

Macron es el claro favorito entre la población con mayor edad (a partir de 60 años y aún más entre los mayores de 70). En cambio, los votantes más jóvenes prefieren a Mélenchon, que se lleva casi uno de cada tres votos en la franja de 18 a 24 años. Le Pen, por su parte, es la candidata elegida por la mayoría de los votantes de entre 35 y 59 años.

El otro candidato de la extrema derecha, Éric Zemmour, consigue más apoyos entre los mayores de 60 años, pero también entre los jóvenes de entre 18 y 24 años.

En la distribución del voto por sexo destaca también Zemmour, que con un programa aún más radical que el de Le Pen ha conseguido un éxito significativamente mayor entre los hombres: casi el doble que entre las mujeres.

Las clases altas se vuelcan con Macron una vez más

El presidente Macron recoge uno de cada tres votos de la población francesa más formada, empata prácticamente con Le Pen con aquella que cuenta con Bachillerato y pierde entre quienes no lo han estudiado, que prefieren a la candidata de extrema derecha. Mélenchon se cuela como segunda opción entre los más instruidos.

El candidato de Francia Insumisa es la alternativa predilecta entre los desempleados, seguido muy de cerca por Le Pen. Entre los autónomos, Macron y Mélenchon obtienen resultados parecidos, mientras que los asalariados prefieren a Marine Le Pen, aunque sin mucha distancia.

¿En qué se traduce lo anterior? Las clases altas -aquellos que ganan más de 3.000€ al mes, mayoritariamente directivos y trabajadores con profesiones intermedias-, pero también los jubilados apuestan fuertemente por Macron, como ya sucedió en las elecciones de 2017. Mélenchon, en consonancia con su electorado joven, obtienen malos resultados en ese último grupo.

La clase obrera y los empleados en general -aquellos que perciben como máximo 2.000€ al mes- conectan mejor con el discurso de Le Pen.

Mélenchon, favorito entre los no religiosos

El candidato de izquierda Mélenchon es el favorito entre la sociedad francesa que afirma no tener religión o profesar otra distinta a la católica. Y entre los católicos es Macron quien domina claramente, aunque Le Pen también consigue un apoyo superior a su resultado medio: le vota el 32% de quienes se declaran católicos, con cinco puntos por encima de Le Pen (27%) y cerca de triplicar al resultado de Mélenchon (11%).

Analizando el factor demográfico, el actual presidente de Francia obtiene sus mejores resultados entre los residentes de las medianas y grandes ciudades -a partir de 10.000 habitantes-. Sin embargo, el voto de las pequeñas localidades lo recoge Marine Le Pen, aunque con poca distancia respecto al ganador de la primera vuelta.

Mélenchon se cuela como la tercera opción entre las zonas rurales o medianas -la segunda entre las áreas más habitadas-, y el mejor resultado de Zemmour llega de las localidades de entre 2.000 y 9.999 habitantes, donde uno de cada diez optó por la candidatura de extrema derecha.

La abstención, clave en la segunda vuelta

En esta primera vuelta, la abstención se ha situado en el 26%. En las anteriores elecciones, la ausencia de voto fue cuatro puntos menor (22,2%), pero el resultado de este 2022 sigue aún lejos del dato registrado hace 20 años, con un 28,4%.

Los principales motivos que han desanimado a parte de la sociedad francesa giran en torno a la no presentación de nuevas propuestas en los últimos cinco años -una razón de peso importante para las personas de mayor edad-, la falta de méritos por parte de los candidatos -un argumento que ha calado en gran parte de la ciudadanía- y la sensación de que la suerte ya está echada.

Pese a que podría parecer que los franceses han perdido el interés en la política, solo el 16% de los que se han abstenido lo confirma, y solamente otro 16% considera que estas elecciones no son fundamentales en su vida o para el rumbo de su país.

Federico Vacas, director de opinión y política de IPSOS Francia, explica en RNE que, pese a que la participación en la segunda vuelta suele ser más elevada que en la primera, ya en 2017 se vivió el fenómeno inverso y no descarta que en este año la abstención sea mayor. ¿El principal motivo? Marine Le Pen. “Asusta menos a la sociedad francesa que hace cinco años [...] porque ha moderado relativamente su discurso, [...] y por la aparición de Éric Zemmour, un candidato todavía más a la extrema derecha, que le ha permitido parecer una candidata relativamente moderada”.