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Aumenta la obesidad infantil en España: en niños pobres llega al 32%, frente al 19% de los hogares con renta alta

  • Son datos recogidos en el nuevo informe 'Adiós a la dieta mediterránea', de Save the Children
  • El 18,1 % de los niños de hogares empobrecidos consume a diario dulces, frente al 10 % de los niños de familias acomodadas
  • El contraste también se ve en la práctica de actividad física en las familias: un 71 % en las de renta alta y un 41 % en las pobres

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Los principales determinantes de la obesidad son la calidad de la alimentación y la actividad física.
Los principales determinantes de la obesidad son la calidad de la alimentación y la actividad física.

Los hábitos más sedentarios de los menores debido a la pandemia —por el cierre de aulas, comedores escolares y actividades de ocio y el aumento del uso de pantallas—- han elevado al 28 % la obesidad, que en los hogares con rentas más bajas alcanza al 32,5 % de los niños de 4 y 16 años, y en los de mayores rentas al 19 %, según un nuevo informe de Save the Children.

Los resultados se extraen de una encuesta que la organización realizó en septiembre de 2021 a más de 2.000 padres y madres para entender el impacto de la crisis de la COVID en la nutrición y la salud de los niños españoles, tras la que se llevó a cabo un análisis comparativo con la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE), que se hizo en 2017.

Titulado 'Adiós a la dieta mediterránea', el informe resalta que vivir en un hogar con renta baja dispara la probabilidad de sufrir obesidad o sobrepeso en la infancia. Los hogares con menores ingresos cuentan con menos posibilidades de acceder a los alimentos necesarios para una dieta equilibrada que los hogares con rentas altas. Previsiblemente, además, esta situación se verá agravada por el aumento de precios en verduras y frutas como consecuencia de la reciente inflación.

El 18% de los niños de hogares pobres consume dulces a diario

Según explican los expertos, los principales determinantes de la obesidad y el sobrepeso en la infancia son la calidad de la alimentación, la actividad física que realizan o el número de horas que pasan durmiendo o frente a una pantalla, además de factores ambientales, culturales y biológicos. Sin embargo, como evidencia el informe, es el nivel socioeconómico, sobre todo, el que determina la salud nutricional del pequeño y sus hábitos saludables.

A estas familias también les resulta más difícil sufragar actividades extraescolares o de ocio no sedentario o tratar problemas de salud como los trastornos de conducta alimentaria o las patologías bucodentales, estrechamente relacionadas con patrones alimentarios inadecuados.

"No podemos olvidar que los barrios más pobres tienden a concentrar mayor número de restaurantes y establecimientos de comida rápida", ha señalado el director general de Save the Children, Andrés Conde.

En cifras, se traduce en que el 18,1 % de los niños de hogares con ingresos más bajos consume a diario dulces, frente al 10 % de los niños de familias acomodadas. Asimismo, más del 71 % de los hogares con ingresos altos practican actividades físicas o deportivas regularmente, pero solo un 41 % de los hogares de renta baja lo realiza.

En la mayor parte de los casos, estos niños de hogares pobres no realizan actividad física nunca o solo de manera ocasional.

Más horas de pantallas y menos de sueño, más probabilidad de sobrepeso

Esta desigualdad también se ve en el tiempo que dedican a las pantallas; la gran mayoría de niños que destinaban en 2021 nada o menos de una hora al día frente a una pantalla vivían en hogares de renta alta (el 79,6%), mientras que casi la mitad (el 46,3%) de los pequeños que pasan más de cinco horas al día frente a una pantalla (muy por encima del máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud de 2 horas diarias) viven en hogares de renta baja.

Aunque la pandemia ha supuesto una reducción de las horas de sueño entre niños y adolescentes de 27 minutos, los patrones de descanso también dependen del nivel socioeconómico de las familias.

El 28 % de los niños que viven en hogares de renta alta duermen más de las 10 horas diarias de sueño, tal y como recomienda la Asociación Española de Pediatría, mientras solo el 9 % de los menores en hogares de ingresos bajos duerme esas horas.

España lidera el ranking europeo junto a Chipre e Italia

El estudio también revela que, en total, casi un 28,1 % de estos menores tendrían sobrepeso y obesidad en España después de la Covid-19. Por tanto, la situación tras la pandemia resulta muy similar a la previa, pero "debemos tomar estos números con cautela, porque los cambios en el Indíce de Masa Corporal, que es la medida más común de la obesidad y el sobrepeso, requieren tiempo", explica Conde.

España, junto a Chipre e Italia, lidera el ranking europeo de obesidad infantil. En la Unión Europea, de media, cerca de uno de cada ocho niños y niñas de entre 7 y 8 años sufre de obesidad. En España es casi uno de cada 5, es decir, el 18 %.

Además, los padres y madres encuestados responden sobre la altura y peso de sus hijos e hijas y esta información podría estar menos actualizada que en circunstancias normales al haberse reducido las visitas pediátricas rutinarias con la Covid-19.

"Se debe tener en cuenta que, con el cierre de colegios, se redujo el ejercicio físico y las actividades de ocio, pero a la vez trajo que los niños, niñas y adolescentes comieran más a menudo en casa, un factor ligado a un buen hábito saludable", afirma Conde.

La crisis derivada de la pandemia también ha afectado a la reducción del consumo de verduras y, en especial, la fruta. Si en 2017 más de la mitad de los niños y niñas de entre 4 y 14 años consumían fruta a diario (56%), en el momento de la realización de la encuesta este valor se redujo hasta el 40 %.

"Uno de los pocos datos positivos es que el consumo de dulces se redujo en casi un 70 % y el de bebidas calóricas casi a la mitad. No obstante, es posible que este efecto sea coyuntural y debido solamente a las restricciones de movilidad y al cierre de comercios y espacios de ocio donde adquirir y consumir este tipo de productos", aclara el director general de Save the Children.

Los comedores son aliados, pero no todas las familias se los pueden permitir

Según se ha puesto de manifiesto durante la presentación del estudio, los comedores escolares de calidad garantizan una comida saludable, pero no todas las familias pueden permitírselos.

Las becas comedor podrían democratizar el acceso a este servicio, pero ni se ofrecen a todos los niños que las necesitan ni, en caso de obtenerlas, cubren siempre el coste completo.

"Dependiendo de la comunidad autónoma y el nivel de renta familiar, estas ayudas cubren un porcentaje del precio del comedor, que puede variar entre el 10 y el 100 por ciento del coste, aunque la ayuda completa es la menos común", detalla Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política en Save the Children.

Con un porcentaje del 27,4 % de niños y niñas en situación de pobreza según el Instituto Nacional de Estadística, solo el 11,2 % del alumnado percibe beca comedor. Entre las comunidades autónomas, la desigualdad es palpable, ya que Euskadi ofrece cobertura completa por encima de su tasa de pobreza; mientras que Murcia, Melilla, Islas Baleares y Cantabria apenas llegan al 5 % de esos niños y niñas.

Save the Children pide más implicación para cambiar las cifras

Save the Children también recoge en su informe una serie de recomendaciones y buenas prácticas para revertir los porcentajes de niños y adolescentes que sufren obesidad y sobrepeso infantil.

Es necesario, afirman, un trabajo en el ámbito fiscal, como, por ejemplo, aplicar una fiscalidad más estricta a alimentos perjudiciales para la salud y una más beneficiosa a la alimentación saludable.

En el plano sanitario han recomendado regular la figura de la persona dietista y promover la creación de equipos multidisciplinares para conseguir unos hábitos alimentarios y estilos de vida saludables que repercutan en más calidad de vida para toda la infancia.