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Emprendedoras rurales: sin unión no hay futuro

  • Según el Observatorio del emprendimiento en España, un 22% de las mujeres que viven en entornos rurales intenta emprender
  • Muchas denuncian tener muchas menos oportunidades de empleo que las que están en las ciudades

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Diez minutos bien empleados - Emprendedoras rurales: sin unión no hay futuro - 09/03/22

Ser mujer, tener entre 20 y 65 años y vivir en un pueblo es, en la actualidad, sinónimo de desempleo o de inactividad laboral. Las posibilidades de encontrar un trabajo en el entorno rural son bastante limitadas. Las opciones, en la mayoría de los casos, se reducen a dos: renunciar a tener un empleo o renunciar a vivir en el pueblo. La alternativa, para aquellas que no quieran resignarse, el emprendimiento y la cooperación.

Según el último estudio realizado por el Observatorio del emprendimiento en España, un 17% de españolas en edad de trabajar se encuentra inmersa en alguna etapa del proceso de emprendimiento. Y ese porcentaje se eleva hasta el 22% si miramos al mundo rural. Porque si emprender es ya de por si difícil, lo es mucho más en un entorno en el que los estereotipos siguen pesando y la carrera profesional de las mujeres sigue estando ligado a las grandes ciudades.

Beatriz y Nuria nacieron y crecieron en Fregenal de la Sierra, un pueblo de Badajoz de unos 5.000 habitantes. Tras acabar sus carreras y viajar al otro lado del Atlántico decidieron traer a nuestro país una bebida como la kombucha y hacerlo en su pueblo. Su primera empleada, la madre de Beatriz, que a sus 53 años recibió su primer sueldo, y que ahora le pide que siga adelante con el negocio porque ella no quiere volver a ser ama de casa. Como ella, casi un centenar de mujeres que han tenido en Komvida su primera oportunidad para incorporarse al mercado laboral sin tener que dejar su pueblo y que han creado una piña que las hace sentirse poderosas. Sus dueñas, desde el conocimiento de los obstáculos a los que la mujer se enfrenta, intentan que su fábrica se convierta en un ejemplo de conciliación y empoderamiento.

Beatriz y Nuria crearon Komvida en Frenegal de la Sierra, un pueblo de Badajoz de 5.000 habitantes

Porque las mujeres, unidas, son más fuertes y muchas han comprobado ya, por ellas mismas, que la cooperación es la mejor herramienta. De eso sabe mucho Loreto Fernández, Cofundadora de una Cooperativa rural de servicios de proximidad en Saldaña, un pueblo palentino, a medio camino entre Burgos y León, de unos 3.000 habitantes. Ella y otras 16 mujeres atienden a personas mayores o dependientes de la zona, les llevan comida y los acompañan. A cambio, un trabajo reconocido y remunerado en un sector, el de los cuidados, que muchas veces es en negro.

Loreto Fernández atiende con su Cooperativa rural de servicios de proximidad a personas mayores o dependientes de la zona de Saldaña, Palencia

También unión y fuerza es lo que describe a Muuhlloa, una pequeña marca de cosmética natural, resultado de la unión de 4 mujeres gallegas que apostaron hace casi 2 décadas por su comarca, Ulloa, en el centro de Lugo. Entre ellas, Marta Álvarez Quintero, dueña de la Granja Maruxa, la de sus padres, de la que se puso al frente pese a los que apostaban en cuanto tardaría en abandonarla. Reconoce que solo de la leche no se puede vivir, por eso decidió unir sus fuerzas a otras mujeres, emprendedoras y con estudios universitarios y dar a sus productos un valor añadido.

Marta Álvarez Quintero, cofundadora de Muulhoa, se unió al proyecto porque "solo de la leche no se puede vivir"

Ellas lo han conseguido y son un ejemplo, un referente, para muchas de las que vienen detrás. Nuevos proyectos e ideas que pueden encontrar un respaldo en Ruraltivity, lanzadera de proyectos de mujeres en el mundo rural, vinculada con Fademur, que actualmente acompaña 258 emprendimientos en más de 192 municipios de 10 Comunidades Autónomas.

Más del 40% de esos emprendimientos los lideran mujeres de menos de 40 años y casi el 55% se sitúan en pueblos de menos de 5.000 habitantes. Proyectos fundamentales, aseguran, para luchar contra la despoblación, y para dar oportunidad a esa nueva generación de mujeres que quiere apostar por el empleo en el mundo rural, sorteando obstáculos y discriminaciones.