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Bajo rendimiento escolar y adicción: los riesgos de las casas de apuestas junto a colegios en barrios humildes

  • Los psicólogos alertan de que muchos se inician por las quinielas deportivas y recuerdan: es azar
  • El juego como "ocio" después de clase ahonda las "brechas" sociales y educativas

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Una mujer observa un local de juego en el barrio de Tetuán en Madrid
Una mujer observa un local de juego en el barrio de Tetuán en Madrid

"En bachillerato nos dejaban salir en el recreo y casi todos los tíos de mi clase se iban a las casas de apuestas". Ismael tiene 20 años y estudió en un instituto del barrio de Aluche en Madrid, donde a menos de cien metros todavía existe un salón de juego. Recuerda como sus compañeros, todos menores de edad, no encontraban trabas para entrar y apostar. "Luego quedaban por las tardes para jugar. Algunos tuvieron problemas con el dinero", cuenta a RTVE.es. Hoy forma parte de las movilizaciones del barrio contra esos negocios.

Psicólogos, sociólogos y asociaciones vecinales denuncian que su proliferación está afectando al rendimiento escolar y desarrollo social de los adolescentes. Y advierten: pasar los días yendo de clase al salón de juego puede convertirse en un trayecto solo de ida hacia la adicción.

Vecinos del barrio de Aluche (Madrid) protestan por la presencia de locales de apuestas, en la imagen durante una concentración en enero de 2020

Vecinos del barrio de Aluche (Madrid) protestan por la presencia de locales de apuestas, en la imagen durante una concentración en enero de 2020 EFE/Mariscal

Caen las notas de los colegios con casas de apuestas cerca

La "creencia irracional" de que pueden duplicar sus pagas, como apunta Ainhoa González, psicoterapeuta de Proyecto Hombre Cantabria, acaba cambiando su rutina y repercutiendo en su aprendizaje.

Concretamente, la nota de selectividad de los colegios disminuye 0,25 puntos (de diez) cuando se abre una casa de apuestas a menos de 500 metros del centro, según un nuevo estudio realizado por dos investigadores españoles de European University Institute en Florencia, con datos de la ciudad de Madrid. "Y eso es solo una media", puntualiza el autor Sergi Martínez, en una conversación con RTVE.es, puesto que la caída del rendimiento escolar se duplica en los institutos públicos y, aún más, en los situados en barrios con menos ingresos.

Para Mar Cañizares Espadafor, socióloga y coautora del artículo, los datos confirman que el problema ahonda las "brechas" sociales y la "desigualdad educativa". No son solo un reflejo de la apertura de los locales de juego: en el segundo año, los resultados académicos de los institutos públicos de zonas más humildes cayeron hasta 0,7 puntos.

Las comunidades autónomas han puesto límites a la proximidad de estos salones a los centros educativos (la distancia varía por territorios) y han pausado la concesión de nuevas licencias. No obstante, las regulaciones no son retroactivas y aquellos negocios que ya estuvieran cercanos a colegios podrán permanecer ahí hasta que tengan que renovar el permiso de actividad.

Cuando las apuestas parecen una forma de ocio más

La amenaza de problemas de juego patológico "no es algo nuevo", según la psicóloga Consuelo Tomás, del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones No Tóxicas, un centro pionero en la atención de estas dolencias. "Cuando abrimos hace 30 años ya teníamos menores de edad que estaban jugando a las máquinas tragaperras, pero con la irrupción de las casas de juego y, sobre todo, con las apuestas deportivas, la situación se nos ha complicado bastante".

Así, una afición que solía ser sana, como seguir partidos de fútbol, tenis o baloncesto, ha sido para muchos la puerta de entrada a los juegos de azar. "Casi todo el mundo accede a través de las apuestas deportivas, pero la ruleta está al lado y tiene un componente muy parecido a la tragaperras de toda la vida", explica Pablo Llamas, psicólogo de Proyecto Hombre Madrid. "Esta tiene una capacidad de enganchar muchísimo mayor porque el refuerzo es constante".

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Los expertos consultados recuerdan que solo una minoría de los jugadores desarrollan problemas de adicción, pero en torno al 20 % de los jóvenes españoles de 14 años han apostado dinero alguna vez en un salón de juego pese a que el acceso a estos espacios esté prohibido a los menores de edad.

Sobre el perfil del jugador adolescente, desde Proyecto Hombre afirman que es un problema transversal, aunque "muchos tienen en común que tienen una vida muy estructura, son deportistas o están vinculados al deporte", afirma la psicóloga Ainhoa González. Las casas de apuestas, nos dice, "buscan que te sientas experto, que pienses que hay un componente racional, cuando realmente sabemos que no es así: es azar".

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Adolescencia, marketing y negocio

Además de por la “creencia errónea” de que pueden hacer "dinero fácil", la psicóloga Consuelo Tomás afirma que la atracción de los adolescentes al juego se explica por la "búsqueda de emociones nuevas" y la "impulsividad" que caracteriza a estas edades.

A los "subidones de adrenalina", se le suman las estrategias promoción de las empresas. "Nos hacen creer que realmente vamos a ser millonarios. La nueva ley que impide que los famosos hagan publicidad y establece que se emita solamente de 1 a 5 de la madrugada ha sido un avance después de 30 años. Lo digo con toda la ironía del mundo", critica Tomás y denuncia algunos incumplimientos. "Pese a las leyes, todavía estamos encontrando salones de juego que no están controlando realmente si la persona es mayor de edad o no".

"Una de los reclamos más potentes que tienen es el alcohol barato. Al fin y al cabo, son dos cosas que se retroalimentan la una a la otra", apunta José Cesar Perales, psicólogo experto en adicciones y juego patológico. "Cuando bebemos tendemos a ser más impulsivos".

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¿Por qué el problema afecta más a barrios más pobres?

La investigación sociológica sugiere que el juego está golpeando más a los barrios por debajo de la renta media. En ellos se abren más locales de juego que en las zonas pudientes, como demuestra el mapa de establecimientos de una de las principales cadenas nacionales. No obstante, el sector niega la correlación y asegura que no hay un plan maquiavélico, es el resultado de la ley de la oferta y la demanda.

"Mucha gente se pregunta por qué la gente que tiene menos dinero es la que juega más. La explicación es que hay otros problemas que hacen que se incremente el atractivo de las actividades de juego", aventura Perales. "Quienes tienen dificultades económicas pueden ver el juego como una salida o utilizarlo simplemente como forma de evasión".

El psicólogo cree que la falta de "alternativas" de ocio, cultura, deporte en estos barrios también puede contribuir a agudizar el problema, una opinión en la que coincide la socióloga Mar Cañizares Espadafor. "En los concertados, son menos alumnos por clase, el profesor puede controlar mejor, se conoce más a todos", esboza la coautora del estudio que relaciona la proximidad de las casas de juego con la caída del rendimiento escolar en colegios públicos humildes.

Por su parte, Pablo Llamas de Proyecto Hombre asocia la "vulnerabilidad" de las familias humildes a que pueden tener más dificultades para conciliar, si bien recalca que los problemas patológicos se están viendo también en "chicos que se han criado en familias de un nivel económico alto", porque el acceso está muy generalizado.

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Juego vs. clases

Los psicólogos consultados explican el descenso del rendimiento escolar por una cuestión de tiempo, falta de sueño y adicción. Para el psicólogo Perales, el juego "compite" con las clases, sobre todo, cuando hablamos de una "tentación" cubierta de una pátina de prohibición y promesas de éxito.

"Hay muchas personas que, sin poder considerarse jugadores patológicos, sí que dedican mucho tiempo al juego. Están en la zona gris entre lo que problemático y puramente recreativo", elabora. "Todo lo que consuma tiempo va a competir con el tiempo que le dediques a las tareas escolares".

De este modo, algunos se quedan despiertos por las noches para seguir los resultados de los partidos internacionales a los que han apostado, los consultan durante las clases e, incluso, pierden la motivación para seguir estudiando.

El hobby se convierte en un trastorno con la "pérdida de control", aun siendo conscientes de las consecuencias negativas. Es un "círculo vicioso" que empieza perdiendo algo de dinero y jugando más para tratar de recuperarlo, según la psicóloga del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones No Tóxicas, Consuelo Tomás.

"Nos hemos encontrado con padres que han estado dejando dinerito a sus hijos a lo largo de los años para los estudios y cuando se han hecho mayores se dan cuenta de que ha desaparecido de las cuentas", relata, e insiste: "La ludopatía no es divertida, apostar no es divertido, eso no es deporte".

Por ello, programas como el que dirige Ainhoa González en Proyecto Hombre se encargan de ayudar a los jóvenes con adicción a recuperar su autoestima, sus lazos personales, familiares y a "reeducarse" en la gestión del dinero.

Más prevención ante un "problema de salud pública"

Aunque los profesionales del juego patológico ven positivos los cambios en la ley de la publicidad llevados a cabo por el Ministerio de Consumo, así como las limitaciones impuestas por las comunidades autónomas y ayuntamientos, también creen que hay que ir más lejos. Tomás pide más campañas de prevención y programas para detectar los posibles trastornos a tiempo, mientras el politólogo Sergi Martínez habla de “compensar” las consecuencias en los barrios más vulnerables y de continuar investigando sobre ello.

"Queremos que esto se considere un problema de salud pública", clama el psicólogo Perales.

¿Cómo saber si se tiene un problema de adicción al juego?

La psicóloga Consuelo Tomás, del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones No Tóxicas, nos enumera los principales rasgos:

- Cada vez se juega más dinero y apuesta con mayor frecuencia, como ocurre con las adicciones a drogas.

- Se ha perdido el control sobre la actividad: no se es capaz de parar pese a ver las consecuencias negativas.

- Si se deja de apostar, aparece “un síndrome de abstinencia”. Esto es, “cuando no juegan, se sienten irritables, ansiosos, les falta algo”.

- Se dejan de realizar actividades que antes resultaban satisfactorias, por falta de tiempo, interés o dinero.

“En el caso de que tengan un problema, siempre, siempre es necesaria que haya un tratamiento especializado porque es muy difícil que por ellos mismos lo puedan dejar”, recomienda.