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Coronavirus

España bate récord con medio millón de vacunados en un día: ¿qué necesita para llegar a 33 millones a final de verano?

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Vacunas COVID-19 en una cadena de fabricación
El ritmo de vacunación avanza en España, alterado por la incertidumbre que sigue en torno a la vacuna de AstraZeneca.

Esta semana se ha hablado mucho de vacunas. En las aventuras y desventuras de la campaña de vacunación en España, el protagonismo se lo ha llevado una vez más AstraZeneca, después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) confirmara el "posible vínculo" de esta vacuna con casos raros de trombos.

Ha bastado esa posibilidad para formar un revuelo político y social. Y los datos más sombríos están ocultando los buenos, que son todos los demás.

Las vacunas funcionan, evitan hospitalizaciones y fallecimientos, y sobre todo, están avanzando con velocidad. Esta semana se alcanzó un nuevo récord de vacunación en un solo día: más de 450.000 dosis. Y la tendencia es creciente. Cada semana se ponen más vacunas, pese a los parones y cambios de criterio con AstraZeneca.

1. Objetivos de vacunación

Pese a los avatares con AstraZeneca, el martes pasado Pedro Sánchez reafirmó el objetivo del Gobierno de alcanzar el 70 % de la población inmunizada durante el verano. ¿Es un objetivo viable? Los datos, que animan cada vez más al optimismo, han ido variando semana a semana.

Sánchez prevé que a finales de agosto habrá 33 millones de personas vacunadas en España

Al ritmo de vacunación de la última semana completa, los 33 millones de personas vacunadas a los que aspira el presidente no llegarían hasta dentro de casi un año: en marzo de 2022. DatosRTVE estima este ritmo cada semana, mediante una progresión lineal a partir de los datos de la última-dosis administradas y pauta completa- que comunica el Ministerio de Sanidad.

Con el mismo criterio, la vacuna no alcanzaría toda la población hasta principios de septiembre de ese mismo año.

Para cumplir el calendario fijado, España tendría que multiplicar por 2,5 ese ritmo de vacunación. Esto supondría pasar a aumentar el número de inmunizados en 1,4 millones cada siete días.

Consciente de ello, el presidente del Gobierno fía el cumplimiento de los objetivos a acontecimientos futuros y asegura que "el ritmo se va a acelerar en abril", con la llegada de más vacunas y la incorporación del suero monodosis de Janssen.

Sin embargo, ya hemos visto que el ritmo de vacunación no solo depende de factores internos. Los vaivenes de los laboratorios o imprevistos como el de esta semana con AstraZeneca pueden frenar el avance.

2. Exceso de mortalidad en España

Al margen de lo que pueda ocurrir en el futuro, los datos del pasado parece que traen buenas noticias. La actualización de esta semana de la estimación del número de defunciones semanales durante el brote de COVID-19 elaborada por el INE revela que las muertes por todo tipo de causa han vuelto a su cauce después de repuntar a comienzos de año.

Desde mediados de febrero de este año, la mortalidad general ha vuelto a niveles de 2019 y lleva cinco semanas por debajo de la media del periodo 2015-2019. Los expertos enumeran como causas posibles de este escenario la probabilidad de un 'efecto cosecha' -el exceso de muertes en algunos grupos de edad de 2020 compensa las defunciones que podrían haberse producido este año- y la ausencia casi total de casos y decesos por gripe esta temporada. Pero hacen hincapié en que la vacunación de los más mayores también deja ya un efecto positivo en la mortalidad.

De acuerdo con los datos publicados por el INE, el colectivo de los mayores de 80 años, el más avanzado en el proceso de vacunación, es el único que no ha experimentado exceso de mortalidad desde mediados de febrero y se mantiene en valores negativos.

Por su parte, el grupo de los que están entre 65 y 74 años, los más rezagados en la vacunación, es el que menos ha conseguido reducir sus tasas de sobremortalidad.

El espejo en el que mirarse es Israel. Allí, los casos, las hospitalizaciones severas y las muertes están bajando gracias a la vacunación (y a un severo confinamiento). El siguiente gráfico de Our World in Data muestra como los casos descienden en todos los grupos de edad desde mediados de enero.

3. Las nuevas restricciones: freno y marcha atrás

El virus que provoca la COVID-19 no hace prisioneros. Si algo hemos aprendido en un año de pandemia es que en cuanto tiene la más mínima oportunidad aprovecha cualquier relajación de las medidas para volver a expandirse. Es lo que ha pasado en algunas comunidades como Navarra, País Vasco, Cataluña y Castilla y León.

En los gráficos elaborados por DatosRTVE se aprecia claramente que la incidencia vuelve a crecer en cuanto se abre la mano. El caso más claro, quizás, es el de Navarra, la comunidad con mayor incidencia de España y en riesgo extremo. Cuando reabrió el interior de la hostelería el 26 de febrero estaba en riesgo medio. Apenas un mes después volvió al nivel alto y, en una semana mana, estaba ya en riesgo extremo. El Gobierno foral tomó la decisión de cerrar el interior de bares y restaurantes del 1 al 9 de abril, coincidiendo con la Semana Santa, pero ha decidido prorrogar la medida hasta al menos el 22 de abril.

Castilla y León también ha cerrado la hostelería en aquellas ciudades con más de 150 casos por 100.000 habitantes. Entre las 26 afectadas hay cinco capitales de provincia: Burgos, Soria, Segovia, Palencia y Valladolid. País Vasco ha optado por limitar su horario en las ciudades con más de 400 casos, que además mantiene cerradas perimetralmente. Están cerradas la provincia de Álava y la propia capital, Vitoria. Cataluña ha vuelto también al confinamiento comarcal que había levantado el 15 de marzo.

4. Posdata: Elecciones en Madrid. Vienen curvas

Esta semana se difundió el sondeo preelectoral del CIS para las elecciones autonómicas de Madrid del próximo 4 de mayo. Como suele pasar, vino con polémica. Y en este caso, además, con una incongruencia de su estimación electoral, que no coincidía con el reparto de escaños proyectado que calcula el organismo.

Escaño arriba o abajo, la foto del Centro de Investigaciones Sociológicas apunta a que, pese a la gran victoria que obtendría el PP de Isabel Díaz Ayuso, hay partido. El bloque de izquierdas (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos) estaría en condiciones de sumar mayoría. Por eso, la precampaña mantiene un tono alto y será clave la movilización -de los propios, porque hay mucha polarización entre bloques-.

Y aquí se ve la fuerza de unos y la debilidad de otros. Por un lado, el PP, el partido que no solo es favorito y tiene al 90% de sus electores convencidos de ir a las urnas, tiene además la mayor fidelidad del voto. Nueve de cada diez que votaron a Ayuso en mayo de 2019 harían lo mismo el 4M. Todo lo contrario que en Ciudadanos: Edmundo Bal solo podría retener a dos de cada diez votantes de Ignacio Aguado; otros cinco se irían al PP. Y cuatro de cada diez votantes de Vox podrían mudar a la papeleta ‘popular’, lo que pone en un brete su permanencia en la Asamblea de Madrid.

Por la izquierda, a la candidatura de Pablo Iglesias le queda trabajo por delante, porque tres de cada diez votos de Podemos en 2019 miran ahora a la lista de Mónica García (Más Madrid). Según la foto del CIS, no se percibe la atracción que persigue el exvicepresidente del Gobierno de los votantes que se quedaron en casa, como sí podría estar logrando el PSOE, sin haber cambiado a su candidato. La semana que viene comienza la campaña electoral, y muchas cosas seguirán moviéndose.