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Máxima seguridad para investigar el Covid y otros patógenos

  • El laboratorio del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria cuenta con la certificación NCB3, la máxima en España

El potencial peligro biológico se minimiza con múltiples medidas redundantes de contención, tanto del personal como de la instalación

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Cuatro grupos de investigación trabajan con Covid y Brucella en este laboratorio

Tres equipos científicos trabajan con el coronavirus en el laboratorio de patógenos del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC), una de las instalaciones de alta seguridad del país en este área. Múltiples sistemas hacen prácticamente imposible que pueda producirse un escape de los gérmenes con los que se investiga en la búsqueda de nuevos avances en la contención de la infección y su tratamiento.

La respuesta a pandemias como la que padecemos y las que puedan venir en el futuro, que los científicos nos previenen que se producirán, se genera desde instalaciones como las del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria. Se trata de un laboratorio con certificación NCB3, lo cual supone alta seguridad para trabajar con patógenos como el covid 19 o la brucella, ambos a buen recaudo en los múltiples congeladores que mantieneN las muestras a 80 grados bajo cero.

Acceso cifrado con doble puerta de seguridad, sistema de presión negativa en el interior, que hace que el aire tienda a entrar, pero no a salir, doble extracción y filtrado del aire... A pesar del potencial peligro biológico, realmente no puede haber un entorno más seguro. Lo avala el investigador del IBBTEC y responsable del laboratorio de patógenos, Felix Javier Sangari García. “El trabajo dentro de un laboratorio de bioseguridad está muy protocolizado. Hay una contención primaria, lo que nosotros hacemos para protegernos, y una contención secundaria, que son las instalaciones existentes para impedir que el patógeno con el que trabajamos salga al exterior”.

Si fuera necesario, podríamos rediseñar en dos semanas las secuencias para responder a nuevas variantes si las vacunas no fuesen efectivas

Una vez dentro del laboratorio, el investigador trabaja con el patógeno en el interior de una cabina, donde se encuentran todos los utensilios que va a manejar, y de la que en ningún momento saca las manos. “El patógeno sólo se puede abrir en una de estas cabinas de bioseguridad, que utilizan aire filtrado, que lo extraen, con lo cual si hay un escape, no puede salir, se queda ahí dentro, y podemos esterilizarlo y eliminarlo”, explica el doctor Sangari. “Estoy más seguro aquí, con todas las medidas implementadas, que en cualquier lugar en la calle, donde alguien puede toser y contaminarme”, asegura.

Cubierto de piés a cabeza

Nos habla enfundado en un buzo que le cubre de pies a cabeza. Lleva dos pares de guantes, mascarilla FP3 y una pantalla protectora de visera. Son las medidas incluidas en la mencionada protección primaria, la que aísla al investigador del entorno. Todos los elementos utilizados y los residuos generados pasan por un autoclave que los esteriliza, y éstos últimos van a un contenedor especial y posteriormente son incinerados. “Siempre hay dos capas redundantes de seguridad, para no correr ningún riesgo”.

Las vacunas contra el coronavirus han sido un gran paso, pero Félix Javier Sangari apunta que es preciso seguir investigando con el coronavirus. “Esto no se ha terminado, vamos a seguir viendo enfermedad, casos y muertes. Y en el futuro vamos a sufrir nuevas pandemias, por lo que hay que estar preparados”, advierte.

Mantiene el investigador del IBBTEC que cuanto mejor preparados estemos, más rápida será la reacción. El covid nos cogió sin preverlo, pero ahora hemos avanzado mucho con el diseño de las vacunas. “Ha habido un punto crítico en el desarrollo de las vacunas de mRNA, lo cual nos va a permitir responder a nuevas enfermedades o nuevas variantes del virus con una gran velocidad. Si fuera necesario, podríamos rediseñar en dos semanas las secuencias para responder a nuevas variantes si las vacunas no fuesen efectivas frente a ellas”.

Prevención y ciencia

Sin ciencia no hay futuro. Esta es una frase con la cual los científicos llaman la atención a través de las redes sociales respecto a la importancia de la ciencia y la investigación. El doctor Sangari plantea que tener la infraestructura precisa, humana y técnica, es vital para responder lo más rápidamente posible ante nuevas pandemias. “Lo que nos ha enseñado esta pandemia es que debemos estar prevenidos. Si tenemos una infraestructura adecuada en funcionamiento, si producimos equipos de protección, si arbitramos la colaboración entre países, todo eso es estar preparado. Es vital disponer de un presupuesto adecuado para mantener los equipos en funcionamiento. Algo que desde la última crisis se ha reducido drásticamente, y de repente en una situación de emergencia no tenemos ni personal ni equipos a punto. Por eso hemos reaccionado más tarde”, asegura el responsable del laboratorio de patógenos del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria.